Capítulo 16.

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Todo parecía ir normal, desde que le había dicho a Justin lo que sucedido no habíamos hablado y tampoco es como si él hubiera salido de su morada.

Cuando me levanté temprano por la mañana estaba sola en la casa, así que como rutina diaria me bañé, tomé el desayuno y después hice los quehaceres de la casa. Justo acababa de terminar de acomodar algunos adornos cuando la puerta se abrió escuchándose así voces y luego risas.

Me puse en cuclillas para recoger algo que se había caído, cuando alguien gritó mi nombre.

—¡Alexha! —chilló Jazmín corriendo hacia mí.

Sonreí y la cargué depositando un beso en su mejilla.

—¡Hola, cariño! ¿cómo estás? —sonreí feliz.

Alcé la vista para ver a Justin entrar con dos bolsos en las manos y con cara de fastidio, al parecer duscutía con alguien.

—¡No! Joder, Jaxon, ¡qué no! ¡Jazmín dile algo!

Jazzy rió al ver a Justin discutir con Jaxon, según entendí el más pequeño lloraba porque quería ir al parque y Justin no lo quería llevar.

Bajé a Jazzy y me acerqué al pequeño rubio que lloraba desconsoladamente.

—Hola —saludé poniéndome en cuclillas al frente suyo.

—Hola —susurró sorbiendo por la nariz.

Juro que este niño no podía ser más hermoso.

—Me llamo Alexha y ¿tú?

Él pareció titubear y miró a Justin como pidiéndole permiso. Al final habló:

—Jaxon.

—Bien y Jaxon, ¿por qué lloras? —pregunté dulce.

Mala idea porque se echó a llorar de nuevo; escuché a Justin gruñir por lo bajo.

—Este… y-o qui-ero ir al par-que y… Jus-tin no quiere —respondió entre hipido.

Miré mal al susodicho.

—Pero no te preocupes, amor, mira que Justin en su jardín tiene un pequeño parque de juegos y ¿qué te parece si vamos y jugamos? —propuse pareciendo emocionada.

Jaxon sonrió y exclamó un alegre sí mientras se limpiaba las lágrimas. Justin bufó.

—¡Llevo diciéndote eso en todo el camino y simplemente no me prestaste atención y seguías llorando! —se quejó infantil.

Jazzy rió cosa que me hizo reír a mí y a Jaxon.

—Madura de una vez por todas, Bieber —dijo ella, pasando por su lado y desapareciendo por la puerta del jardín.

Justin se quedó parado mirando asombrado la puerta por donde se había marchado su hermana pequeña. Solté una carcajada al ver la cara de pasmo de Justin.

¡Ay Dios, estos niños de hoy en día!

Observaba divertida a los niños jugar, era asombroso pensar que alguna vez yo tuve su edad y que fui tan feliz como ellos.

Una mano en mi hombro hizo que diera media vuelta sobresaltada.

—¿Podemos hablar? —preguntó amable.

Vaya, Justin amable, que gran logro, alerta roja, se viene un apocalipsis zombie.

Dando una última mirada a los niños lo seguí, llegamos a su estudio y cerró la puerta para después  sentarse enfrente de mí.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora