Capítulo diez.

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Algo estaba claro: Justin podía ser malditamente persistente cuando se lo proponía.

Era imposible ignorarlo cuando me llamaba constantemente, y cuando aparecía hasta en la sopa.

Y con sus imprevistas visitas había conseguido tener a mis cuatros hermanos en el bolsillo. Ana, cuando tocaron la puerta y abrió obviamente nunca se imaginó que fuera Justin Bieber quien llamara, estuvo gritando y corriendo por la casa durante cinco minutos y si no fue porque le dije que o se callaba o Justin se largaba estuviera gritando hasta el son de ahora.

A los gemelos fue otra cosa, a ese par le cae bien cualquiera que sepa jugar a fútbol y resulta que Bieber era bueno en eso.

Eduardo era Eduardo y no entendía desde cuando ese par se habían hecho amigos.

El caso es que la situación era insoportable, como por ejemplo, no podía evitar sentirme más cerca de perdonarlo cuando me enviaba mensajes con las razones por las que debía hacerlo.

Era una idiota, sabía que debía ponerlo tan siquiera a sufrir un poco o simplemente no perdonarlo, pero no es fácil, cuando una persona se te mete en el corazón, es muy difícil sacarla de allí por más que lo intentes.

Tal vez, y cuando estén enamorados me entiendan.

Rodé los ojos por cuarta vez en dos minutos. Justin y Eduardo estaban comentando sobre tal partido de básquetbol, mientras que yo estaba sentada en medio de los dos cruzada de brazos. No crean, traté de escaparme pero Eduardo siempre lo impedía.

—¿Te pasa algo? —preguntó Justin y me puso una mano en la rodilla.

Le quité la mano de mala gana y bufé para que ellos notaran mi aburrimiento.

—No para nada ¿como crees?  Realmente disfruto mucho de su conversación.

Eduardo se rió por lo bajo. A él la situación parecía divertirle, que bien. Le lancé una mirada que daba a entender lo enojada que estaba, en dos días no le había dirigido la palabra para nada.

—Alex anda muy susceptible en estos días —le guiñó un ojo a Justin y ambos rieron.

—Buenas noches a ambos.

Me levanté del sofá, escapando así de los dos. Quería un momento a solas ¿era mucho pedir?

—¿Irás a dormir? —inquirió Bieber con una ceja alzada—. Apenas son las cinco de la tarde.

Miré el reloj que estaba en la pared. Efectivamente eran las cinco.

—Me vale —me encogí de hombros—. Dormir es más productivo que escucharlos a ustedes hablar.

—¡Justiinnn!

Hice una mueca de fastidio al escuchar el tremendo grito de Ana, y como si lo conociera de toda la vida, lo abrazó y le dio dos besos, en la mejilla.

—Hola preciosa.

Otra mueca, eso se llamaba manipulación ¿cierto? El muy pendejo le dijo a Ana que si hacía que yo lo perdonara la llevaría a un concierto y la haría la OLLG.

—¿Alex ya te perdonó?

Ambos me miraron, Justin con cara de cachorro a punto de ser sacrificado y Ana como si estuviera a punto de abrirme la cabeza a punto de patadas.

—No —respondí—. ¿Tú no era la que estaba muy ocupada viendo no sé qué?

—Muy bien dicho, estaba, ahora quiero hablar con Justin.

Quise arrancarle la cabeza y no literalmente. Tal vez era cierto que andaba muy susceptible, pero sentía que estaba bajo mucha presión, por un lado estaba la gente que quería que perdonara a Justin incluyendo a él mismo, y por otro lado estaba lo que yo quería. No sabía qué hacer.

—Como sea. Adiós.

Huí lo más rápido de pude. Llegué a mi habitación temporal y cerré con pestillo para que nadie molestara. La verdad es que si tenía mucho sueño, llevaba dos noches sin dormir nada, el motivo lo conocen de sobra, una pista, tiene nombre y apellido y probablemente es el tipo más papasito del planeta.

Me puse algo cómodo y me acosté. Miré el techo durante lo que parecieron minutos hasta que por fin logré dormirme.

—Te quiero.

Abrí los ojos al oír a alguien hablarme. Justin estaba sentado en mi cama, apoyado en el espaldar, revisando su celular como si espiar a alguien mientras duerme no fuese raro.

—¿Qué haces aquí? ¿Acaso no tienes más nada que hacer? —gruñí y me incorporé.

—Nop. Mira te ves tierna babeando —me mostró la foto que tenía de fondo en el celular. Literalmente lo fulminé con la mirada.

—Más idiota y no naces.

—¿Qué?

—¿Qué de qué?

—¿Qué de qué de qué?

—Dejate de pendejadas, Justin —me levanté y estiré mis huesos un poco. Miré la hora en mi celular. Eran las 22:43, no podía creer que hubiera dormido tanto—. ¿Desde hace cuánto estás aquí?

Me molestaba su actitud despreocupada, sobre todo cuando a mí me incomodaba tenerlo tan cerca.

—Mm... no sé —se encogió de hombros  y siguió en su labor con el celular—. ¿Crees que las beliebers se enojen si les digo que tengo novia.

Me atraganté con mi propia saliva.

—¿Tienes novia? —pregunté en plan despreocupado mientras miraba por lo ventana.

—Sí.

Maldito.

—Ah, que bien.

*******
Aburrido, lo .

Ahre, se me olvidó cómo se hace un capítulo largo. ¿Eso que huelo ahí son celos? Bieber es un idiota, ¿tienes novia y viene y molesta a Alex? :O

¡La foto que subí a multimedia! Joder, no saben cómo me emocioné cuando vi eso, es muy hermoso saber que a muchas les gusta lo que escribo.

I love you, girls.

Besos.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now