Capítulo 20.

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(Chicas de verás que lo siento. El capítulo está súper aburrido y corto. No qué diablos me pasa, pero llevo dos semanas sin escribir absolutamente nada. Gracias a pleacechangeme por la excelente portada que me hizo. x.x) (No si se han dado cuenta pero he editado los primeros capítulos y algunas cosas cambiaron como la sinopsis)

Su mirada insolente me retó poniendo todo mi sistema en alerta. Me tensé. No pensaba dejar que me metiera mano así sea para hacerme cosquillas.

—Relaja la pelvis, Bieber. Ni se te ocurra pensar siquiera en torturarme con cosquillas —espeté, señalándolo con el índice.

Sus manos se levantaron a la altura de sus hombros y tuvo que morderse el labio inferior para esconder la sonrisa burlona que amenazaba con dividirle el jodido rostro perfecto que tenía.

—No pensaba hacer nada —se defendió.

Era algo ridículo porque nosotros dos era los que estábamos en disputa mientras que los niños estaban de lo más calmados.

Puse los ojos en blanco y dejé la bolsa vacía en la mesilla que se encontraba delante de mí. Estaba claro como el agua que la tensión entre nosotros se había esfumado, y sin embargo mentiría si dijera que la nueva situación me gustaba; en absoluto. Y sabía qué yo misma me contradecía pero las cosas con él solían ser tan impredecibles que temía cual sería su siguiente paso.

Si hay algo que sí sé, es que Justin Bieber era un capullo tan predecible como lo era el destino.

—De eso nada. Hagamos un trato —empecé y miré a Jazmín. Ella me miró con una ceja levantada. Vaya y  ¿que coño decía?—. Nosotras jugamos al fútbol si…

Jazzy se abalanzó sobre mí gritando.

—¡Ni loca! —exclamó negando con la cabeza para dar énfasis a sus palabras—. No jugaré a fútbol.

De nuevo rodé los ojos, tratar con los hermanos Bieber era como tratar con unos bebés. Los engranajes de mi cabeza se movieron a toda pastilla tratando de encontrar algo que hiciera feliz tanto a Jazzy como a Jaxon.

—Joder, Jazmín déjame terminar. Eres igual que tu hermano.

Justin lanzó un gruñido.

—¡Cuida la puta boca, Alexha! —ladró, enfadado.

Lo miré con cara inocente.

—¡Lo siento! Pero ustedes vuelven loca hasta a la persona más pacífica del Universo —tomé una larga bocanada de aire—. Lo que iba a decir es que nosotros accedemos a jugar fútbol si al terminar ustedes aceptan jugar a lo que Jazmín diga.

Alcé ambas cejas y ahora fui yo quien lo retó.

—De acuerdo.

**********

—¡Juro que cuando te encuentre te mataré, Jazmín Bieber —gruñó enojado—. Esto es tu maldita culpa —su mirada furiosa se posó en mí. Puse mi mejor cara inocente y apreté los labios para no reír. La verdad era que se veía muy gracioso. Por otro lado Jaxon estaba que me partía el culo de la risa—. ¡Y tú, Jaxon Bieber, eres un traidor, pensé que estábamos en el mismo equipo!

Lo miré. En realidad estaba enojado. Y admitía que tal vez Jazzy se había propasado un poco pero no había nada que el agua no pudiese resolver.

Me levanté bajo la mirada de Justin y caminé hacia mi habitación. Luego de unos segundos regresé con lo que necesitaba en la mano.

—Jaxon cariño baja a ver la tele —le pedí amablemente. Lo último que quería era que Bieber pagara su rabia con los niños—. Y tú, por favor tranquilizate.

Con precaución, me acerqué a él y le pedí que se sentara en el lavabo del baño. Tampoco quería que pagase su rabia conmigo pero eso lo hacía por Jazmín.

—¿Donde está? —gruñó e hizo lo que le pedí.

Me encogí de hombros, estaba loco él si pensaba que le diría en donde se encontraba escondida su hermana.

—No lo sé. Ahora por favor, deja que te quite eso de encima.

Sin rechistar, guardó silencio mientras le quitaba el maquillaje que Jazmín había aplicado a su rostro. Podía sentir su mirada penetrante puesta en mi rostro lo que hizo que las manos me temblasen levemente.

—¿Podrías dejar de hacer eso? —pregunté nerviosa, después de unos minutos.

Joder, en esos momentos odiaba a Jazmín por haberle puesto tanto maquillaje. Eché en el tacho de la basura las toallas faciales utilizadas y agarré otra a la cual le apliqué gel desmaquillador. Todo lo hacía evitando sus ojos.

—¿Dejar de hacer qué?

Suspiré.

—Mirarme así.

—¿Así cómo?

—Como lo estas haciendo.

Le dije que cerrara los ojos un momento y él obedeció. Con cuidado pasé la toalla por sus párpados quitando el colorete. Cuando terminé, sus manos se cerraron alrededor de mis muñecas y las puso a cada lado de mi cuerpo.

Lo miré a los ojos.

—¿Acaso te pongo nerviosa, Alexha? —preguntó sonriendo.

Abrumada, liberé mis muñecas de su agarre y salí a toda prisa del baño. Nunca lo admitiría delante de él, pero sí me había puesto nerviosa y mucho.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now