Capítulo 27.

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(Hola, yo de nuevo por aquí. La verdad no pensaba subir este capítulo hasta el sábado, pero no pude evitarlo. Esta mañana revisé los votos y estaban en trescientos y ahora hay 371, muchas personas dirán que es poco —comparados con las grandes historias de wattpad— sin embargo, para es mucho. Quiero agradecerles infinitamente por apoyar mi trabajo y les quiero hacer saber que a todas, en especial a unas que sus users nunca olvido, que las llevo en mi corazón y las aprecio mucho.

También quiero darle la bienvenida a @thyaregraciela que por lo que noté es nueva lectora.

¡Un beso a todas!)

Poco a poco me separé de él, limpié mis lágrimas y dejé que me condujera hasta la camioneta negra. Me senté mirando por la ventana, los guardaespaldas de Justin luchaban con los fotógrafos para poder salir de allí, cerré los ojos y me concentré en la agradable sensación que producían sus dedos al acariciar mi rodilla.

—¿Quién era ese hombre? —preguntó en voz baja, después de algunos minutos de silencio.

Apreté los labios y suspiré profundamente. Aún abarcaba la esperanza de que él no hubiese visto a Michael.

—¿Recuerdas que hoy me dijiste que hay cosas que merecen no ser contadas y que simplemente yo sería la última persona en quien confiarías? —le dije y me sequé las lágrimas. Sus palabras me habían dolido como el infierno y nunca las olvidaría—. Eso te digo yo ahora, Justin. No creo que te merezcas el confesarte sobre mi pasado.

Supe que eso lo había molestado cuando retiró la mano de mi rodilla y habló en tono seco.

—Como quieras.

Me sorprendí cuando llegamos al aeropuerto pero no pensaba preguntar nada al respecto. Uno de sus guardaespaldas sacó mis maletas del maletero y las llevó dentro del avión. Puse los ojos, subí las escaleras y me senté en mi habitual silla junto a la ventana. Saqué mi celular y le envié un mensaje de texto a Eduardo.

“Michael sabe en donde estoy ”

No recibí ninguna respuesta así que guardé el celular y me abroché el cinturón cuando despegamos. Justin no me hablaba, ni yo a él, sin embargo, estaba coqueteando descarademente con la azafata. Ese hecho hizo que una ola de celos me invadiera. Me levanté y me acosté en el asiento tipo sofá que había, y mientras me quedaba profundamente dormida escuché que la azafata le proponía a Justin tener sexo en el baño.

Zorra.

Unos brazos me movieron ligeramente, me quejé y traté de seguir durmiendo pero insistieron, así que estiré la mano y golpeé a quienquiera que fuera.

Abrí los ojos alarmada cuando Justin gruñó.

—¿Qué mierda, Alexha? ¿por qué me golpeaste? —se quejó mientras sostenía su nariz con sus manos—. Te pesa la mano, mujer. Tendré que revisarme para ver si no la rompiste.

Puse los ojos en blanco y me incorporé. Se lo merecía por puto. Gruñí cuando siguió quejándose.

—Vamos, Justin, no seas Neymar.

Solté una carcajada por lo que había dicho, ¿de dónde diablos había salido eso? Él me miró con ojos irritados por lo que decidí dejar dejar de reír.

—Muy graciosa, Alexha —espetó y se bajó del jet.

Miré por la ventana y noté que habíamos aterrizado, revisé mi celular pero no tenía ninguna repuesta por parte de Eduardo. Fruncí el ceño preocupada y bajé las escaleras.

Era media noche y una avalancha de fotógrafos se abalanzaron sobre nosotros cuando salimos. Suspiré con alivio porque, gracias a quien sabe quien, llevaba una remera larga, con la capucha puesta y el cabello suelto por lo que podían confundirme con cualquiera de sus putas. Sus guardaespaldas se pusieron a mi alrededor y me ayudaron a salir de ese embrollo.

Suspiré con alivio cuando puse mi trasero en el vehículo y noté que Justin no venía conmigo.

—¿Y Justin? —pregunté al azar.

Los hombres se miraron entre sí hasta que uno decidió responder.

—Ha salido a hacer una diligencia —su voz era gruesa e intimidante.

Rodé los ojos, ¿quién carajo hace una “diligencia” a las doce y media de la noche? Eso suena a sexo.

El viaje a casa fue extremadamente aburrido y aunque odiaba admitirlo, lo extrañaba.

Cuando llegamos, me bajé del auto, entré en la casa y subí a mi habitación. El cansancio de esos dos días empezaba a instalarse en mi cuerpo y bastó nada más tocar las sábanas para quedar dormida.

Al día siguiente cuando me levanté tomé una ducha, me cambié, hice el aseo y preparé el desayuno. Subí a la habitación de Justin y encontré la cama hecha lo que daba a entender que no había dormido ahí. Empezaba a preocuparme.

Cuando bajé las escaleras, él entró, hablando por teléfono y con un muy buen ánimo: tuvo sexo y uno muy bueno.

Pasó por mi lado sin ni siquiera mirarme y se adentró en la cocina. Cada día la idea de echarle algo que le diera diarrea en la comida era más que tentadora.

Estaba haciendo mi habitación cuando el timbre sonó, esperé por si Justin abría pero siguieron insistiendo así que bajé las escaleras y abrí la puerta.

—¡Hola! —me saludó una chica con un beso en la mejilla.

Le sonreí de forma amable y disimuladamente la miré de arriba abajo. Ella era hermosa y probablemente la nueva conquista de Justin; eso me rompió el corazón.

ATENCIÓN: Siento si hay una Neymarliber (creo que es así) o una hincha de la selección de Brasil, pero eso solo fue humor negro y mi intención no es insultar a nadie. Espero que no me maten. Paz y amor ;)

¡Besos!

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now