Capítulo 26.

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(Dedicado a @CamilaBieber13)

A los pocos minutos, en los cuales pasé de estar desconcertada a estar furiosa, por más que lo intentaba no podía dejar de darle vueltas al asunto, si bien él no había sido amable conmigo desde el principio lo fue desde que “empezamos de cero” y por algún extraño motivo sabía que algo había pasado para que su humor de mierda saliera a flote. Miré el reloj y casi se me sale el corazón al observar la hora, a la velocidad de la luz me levanté y recogí mi bolso para después salir pitando de la habitación. Al estar a las afueras del hotel, paré un taxi y le indiqué al conductor la dirección del lugar.

Gracias a Dios que el tráfico estaba de mi parte y diez minutos después ya estaba cruzando las puertas. Con un asentimiento saludé a la mayoría de los chicos que estaban en el pasillo y nada más bastó poner un pie en el estudio para verme atestada por las maquilladoras y el resto de las chicas que se encargaban de mi aspecto. Agradecí que una de las chicas estableciera una conversación casual mientras que me arreglaban, sin embargo, mi vista estaba fija en Holly quien estaba de espaldas. No quería acercarme a ella, tal vez estaba siendo inmadura, pero nunca le perdonaría tan fácilmente la mirada de lástima que me dirigió. Aparté la vista de la rubia y volví a enfocarme en Pamela quien pintaba ahora mis ojos.

Le sonreí cuando me dio un poco de agua, acepté la botella y di un gran sorbo, que casi expulso cuando la que se encargaba de mi cabello hizo la pregunta prohibida.

—¿Eres la novia de Justin? —preguntó en tono casual, pero pude identificar un cierto interés.

«Si lo fuera no te lo diría»

Dejé la botella a un lado y la miré a través del espejo.

—Para nada.

No quise ser grosera pero mi tono tenía un toque de sequedad.

—¿Pero son amigos? —esta vez preguntó Pamela.

«Que lástima, me caía bien»

Solté un largo suspiro y me acomodé de forma que pudiera ver a las dos.

—No, no somos amigos. Solo hemos hablado unas cuantas veces, pero eso es normal porque trabajamos juntos, ¿no? —les dije y levanté una ceja.

Ese tema en sí me incomodaba un poco.

—Pero ayer él dio a entender que eran algo más que “conocidos”.

No pasé desapercibido el tono agrio en la voz de Coral. Sin duda, o ella sentía algo por Justin o yo no le caía bien.

La miré con el ceño fruncido, ¿a qué se refería con «algo mas que conocidos»?

—No te entiendo.

Ella se encogió de hombros y siguió con el peinado. Le lancé a Pamela una mirada y ella dio el último retoque antes de hablar.

—Cuando tu saliste corriendo ayer y el carro casi que te envía para la morgue, él estaba algo, uhm… ¿cómo decirlo? ¿loco? Y eso empeoró al ver que perdías el conocimiento.

«Pues, claro. Estaba preocupado porque perdería a la sirvienta».

Coral terminó con el peinado y me levanté agarrando los trapos de cuero. Dudaba que después de eso volviera a ponerme cuero de nuevo. Aun con la bata blanca puesta me puse el short y los zapatos con tacón de aproximadamente diez centímetros.

—Pero eso es normal, o por lo menos para mí lo es —empecé y entré en el pequeño vestier que no era más que un par de cortinas. Abrí la bata y dejé que esta cayera a mis pies para después ponerme la mini-blusa o más bien el sujetador. Salí de allí y dejé la bata en el perchero—. Si veo que casi un carro mata a alguien también me preocuparía mucho, sin darle cabida a sí lo conozco o no.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now