Capítulo siete.

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No lograba salir de mi gran estupor. Era poco decir que me encontraba en estado de shock.

Incluso abrí y cerré la boca tratando de pronunciar palabra alguna, mas no salía nada.

Probablemente me veía como una tonta y la sonrisa en su rostro me lo confirmaba. Y para rematar hice lo que peor pude hacer, me incorporé rápidamente, lo que provocó que mi frente aterrizara en su barbilla, llevándonos ambos un gran golpe.

«Joderrrrr», fue en lo único que pude pensar en ese momento.

—Wao, nena, que recibimiento —dijo él sobándose la zona adolorida, pero sin perder su sonrisa.

Rodé los ojos y me levanté mientras me limpiaba la arena de mi trasero.

—Eso fue sin querer —comenté bufando, a mí ni siquiera me dolía la zona del golpe—. ¿Qué haces aquí? —pregunté cuando recordé lo que segundos antes me tenía en shock.

Creo que hasta se me bajó el azúcar con tan solo verlo. 

—Vine a verte, nena.

Stop, como siguiera llamándome nena iba a conseguir que también se me bajara la presión. Él no podía ir por la vida llamándome nena cuando cada vez que lo hacía los rinocerontes que estaban en mi estómago saltaban furiosamente.

¿Dije rinocerontes? El efecto Justin Bieber ya empezaba a hacer estragos en mi mente.

Justin trató de acercarse a mí y sin saber porqué, retrocedí, huyendo de su tacto. La sonrisa de él se resquebrajó un poco al notar mi poco entusiasmo por tenerlo al frente.

Pero, ¿qué quería? ¿Que me lanzara a sus brazos olvidando todo lo que pasamos? Bien, pudieron haber pasado cinco meses pero las heridas aún no habían sanado.

—Te puedes ir por donde viniste. No pienso hablar contigo —mis palabras fueron duras pero mi voz débil y temblorosa.

No podía negar que tenerlo al frente no provocaba nada en mí. Había soñado muchas veces con esto, con un reencuentro y ahora que sucedía yo solo quería huir.

—Alexha, cariño, no seas tan... —lo corté

—¿Tan qué?

Él suspiró audiblemente.

—Deja que te explique porque estoy aquí.

De nuevo trató de acercarse, y de nuevo retrocedí. Si él me tocaba estaba pérdida. Así de débil era cuando se trataba de Justin.

—No tienes nada que explicarme, solo por favor vete. Y además, ¿cómo sabes que estaría aquí? —le pregunté con desconfianza.

Justin se quitó las gafas de sol, provocando que recibiera el impacto de su mirada.

Oh, mierda. Ignorarlo (que era el plan) estaría muy difícil si seguía mirándome de esa forma tan... penetrante, profunda.

—Respecto a eso... —se detuvo, apartó sus ojos de los míos luciendo apenado.

Entrecerré los ojos mientras mi curiosidad iba en aumento. De repente, el bombillo se me encendió. Lo más probable era que ahí corriera sangre. No podía creer que él pudiera hacer eso.

—No digas nada —suspiré con enojo—. Eduardo te ayudó.

Los ojos de Justin volaron a los míos, sorprendidos. Le devolví la mirada como diciéndole “no soy idiota”.

—Él al principio no quería —se apresuró a decir—. Dijo que tú lo matarías si te enterabas que todo este tiempo él estuvo informándome sobre ti.

Jadeé involuntariamente. No podía creer que mi hermano me hubiera traicionado. Estaba muy furiosa.

—Y eso es justo lo que voy a hacer, le cortaré la lengua para que no siga metiéndose en donde no lo llaman.

La sonrisa de Justin volvió. Y eso me enojó más porque no había motivos para que él sonriera.

—Al fin conozco a la Alexha de la cual todos me han hablado —murmuró orgulloso.

Stop, ahí.

—¿Todos? —inquirí atónita—. ¿Qué todos...? Ay, no.

No podía creerlo. Era el colmo. Sin duda, después de esto me divorciaría de mi familia.

—No te molestes con ellos, asumo toda la culpa.

Lo fulminé con la mirada. Lo mejor era que cerrara la boca de una vez por todas porque todo lo que decía solo me enojaba más y más.

—Bueno, perfecto. Como asumes la culpa, te pediré que te vayas, ya has prácticamente, puesto a mi familia de tu lado, no empeores las cosas. Adiós.

Di media vuelta, pero antes de dar el segundo paso ocurrió el contacto que tanto había evitado. Justin me tomó de la mano, entrelazando nuestros dedos y provocando que miles de recuerdos bañarán mi mente.

Y de forma automática, sin poder evitarlo, empecé a llorar.

*****

Hola, aquí en Colombia son las 01: 05a.m. *bosteza* y mañana tengo clase pero tuve un ataque de inspiración y aquí el resultado.

Perdonen lo errores. Prácticamente escribo esto con un ojo cerrado y uno abierto así que esperó que valoren mi trabajo y esfuerzo, y voteno dejen su comentario ahí abajo ↓⬇⬇⬇

Besos y buenas noches.

Una belieber: una bailarina [Sin editar]Where stories live. Discover now