capitulo 5

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Siete puñeteras horas fueron las que estuvimos la doctora Samantha Álvarez y yo metidos en el quirófano con aquella mujer.
He de decir que la doctorcita nueva era una excelente cirujana, metódica, centrada y muy detallista. A tal punto de que parecía tener una especie de obsesión compulsiva a la hora de suturar...
Daba puntadas minúsculas, con apenas un milímetro de separación entre sí. De verdad que no le quedaría más que una línea.
Cuándo por fin terminamos e informamos al marido de la paciente y pude respirar me dispuse a dar la disculpa que se merecía la doctora frente a mi.
Seguí su camino hasta la sala de médicos y note que revisaba su teléfono móvil para luego guardarlo y soltar una especie de suspiro molesto.

- Esta bien doctora?

Pregunté intentando parecer cordial. Apenas me miro y siguió avanzando.

- No es de su incumbencia doctor Riviera, si me disculpa tengo más pacientes que atender.

Respondió molesta. Entro en la sala y se metió directo al baño.
Que coños pasaba con esa mujer?
No entendía porque su actitud tan agria. Me servi un café y otro para ella mientras la esperaba.
Me estaba cansando de esta situación y no pensaba seguir en esta guerra no declarada con ella.
Por lo mismo, tome la decisión de enfrentarla y no dejar que me ignorara. Si algo le molestaba me lo iba a decir de una puñetera vez.
Cerré la puerta con seguro para que no nos interrumpieran no sin antes pegar un cartel en el lado exterior que dijera " Médicos discutiendo, no interrumpir."
Eso lo hacíamos cada vez que teníamos algún inconveniente con algún colega y no queríamos discutir frente a otros o que nos interrumpieran.
Me senté en la silla frente a la mesa y esperé paciente hasta que Samantha saliera de la ducha.
Porque sabía que estaba tomando una? Pues porque podía escuchar el agua correr.
Leía algunos mensajes en mi teléfono cuando la puerta del baño por fin se abrió.
Deslice vagamente la mirada sobre la mujer que salía de la ducha acomodando una camiseta ajustada en color negro. Cuando noto mi presencia se detuvo en seco y tardo algún par de segundos en reaccionar y encaminarse a su taquilla para sacar su bolso y rebuscar en el alguna cosa.

- Tenemos que hablar Doctora.

Dije sin apartar la mirada de ella.
No me respondió la mirada al hablar pero su tono me decía que le molestaba mi presencia.

- No lo creo Doctor Riviera.
- Pues tendrá que escucharme quiera o no.

Solté cruzándome de brazos.

- No tengo tiempo para esto.
- Pues tendrás que hacerte el tiempo.

Veía como revisaba su bolso cada vez más apurada pero no le preste mucha atención a eso y simplemente empezé a hablar.

- Mire doctora Álvarez, se que comenzamos con el pie equivocado ayer, pero intenté disculparme por mi comportamiento.
- Y yo le respondí que no necesitaba de sus disculpas.
- Entiendo que estés molesta, pero intento disculparme contigo, así que...
- Así que nada, no me interesa lo que tenga para decir un hombre como usted.
- Siempre eres así de caprichosa y consentida?
- Y usted siempre es tan egocéntrico?
- Podría explicarme qué es lo que tanto le molesta de mi? Que tan malo he sido con usted para que crea que tiene el derecho de tratarme de esta manera?

La chica no me miraba, solo seguía revolviendo y sacando cosas de ese dichoso bolso suyo.
Ni me respondía.

- Le estoy hablando doctora!! Podría por lo menos tener la educación suficiente para responder.

Exigí en tono severo.
Pero note como sus manos temblaban mientras volcaba todo lo que su bolso guardaba sobre la mesa...
Que diablos...

- Doctora...

Tu y yo... todo o nadaWhere stories live. Discover now