capitulo 33

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- Porque sigues tomando?

La voz de Cristhian sonó a mis espaldas para dejarme saber que me había vuelto a encontrar...
No le miré, solo tome nuevamente el vaso de vodka y lo bebí de un solo trago.

- Sam, es suficiente.

Dijo poniendo su mano en mi hombro.

- Vete Cristhian, ve con tu mujer y tus hijos. Tu que si los tienes...

Dije suspirando y volviendo a servirme otro trago de la botella.
Me sentía mareado, pero aún podía articular palabras, por lo mismo seguía bebiendo.

- Samuel, esto no es sano. Ya casi no te reconozco.

Solté una risa irónica y negué con la cabeza mientras me levantaba. Creo que tropecé con alguna cosa porque de inmediato los brazos de Cristhian me sujetaron.

- Te llevaré a casa Samuel, no puedes conducir en este estado.

Intenté apartarme, no quería ir ahí, no quería sentir en cada rincón su presencia, su aroma...
No quería ver esa enorme cama donde la había echo mi mujer...
Donde se había entregado a mi...

- No puedo entrar a ese lugar Cristhian...
- Que dices Sam? Claro que puedes...

Volví a negar apartandole.

- Todo me la recuerda...
Siento su risa en cada maldito rincón...
Sus ojos viéndome a cada paso que doy...
- Samuel...
- No!! No soporto escucharla gemir, no soporto ver esa cama donde se entregó a mi, donde Yo!!! Yo la hice mujer...
Era mía... Solo mía!! No lo entiendes!? Ella solo era mía!!

Grité tirando la maldita botella contra el suelo del bar donde estaba.
No se con precisión que fue lo que pasó después, solo sé que cuando reaccione Cristhian hablaba por teléfono con alguien y me intentaba subir a su coche...

- Cristhian...

Intentaba hablar, pero me sentía por demás agotado. Y todo comenzaba a darme vueltas. 

- Iremos a la estancia hermano. Ahí podrás descansar un poco...
- Tu mujer... Mis ahijados, ellos...
- No los verás, Vero salió de viaje a París por unos días con los niños.  Solo estaremos nosotros y si quieres emborracharte hasta caer inconsciente al menos hazlo en un maldito lugar donde no puedas herirte o causar un accidente conduciendo después.
Te dejaré en la cabaña del lago con todo el alcohol que desees tomar. Pero no dejaré que te mates.

No pude decir nada, solo me deje llevar por mi amigo...

La monotonía me fue atrapando, los días pasaban sin poder evitarlo y se tornaron en lo mismo, trabajo y llegar a la cabaña a tomar y caer inconsciente de alcohol. Cristhian no hacía más que vigilar que no condujera tomado, no opinaba, no me la nombraba y su mujer se encargaba de que comiera todos los malditos días. No me intentaban hablar de ella y lo agradecía, porque si escuchaba su nombre seguro no podría resistirme a ir a buscarla y romper mi promesa.
No era que trataba de ahogar su recuerdo en alcohol, no. Lo que intentaba desesperadamente todos los malditos días era no ir a buscarla, no ir a matar al maldito ese que había logrado que mi pequeña transgresora volviera a someterse a el. Y estaba seguro que está vez el podría hacer con ella lo que quisiera. Incluso tener su cuerpo.
Lo odiaba, lo odiaba con cada fibra de mi ser...
No podía evitar pensarla entregándose a el, durmiendo con el.
Negué con la cabeza cargando mis pulmones de aire, estaba en la casa principal de la estancia porque había ido a pasar un rato con mis ahijados, bese sus frentes y me encamine a las escaleras. Iba por la mitad cuando escuché la voz de Cristhian hablando...

- ( Cristhian) No está en condiciones, si le dices eso ángel...
- ( Vero) Yo solo te digo porque llamo Alexander, cariño. Yo creo que tendríamos que decirle...
- ( Cristhian) Lo está pasando mal.
- ( Vero) Por eso mismo hay que hacer que entienda...
- ( Sam) Entender que?

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora