Epílogo

75 4 2
                                    

- Ya le he dicho que no vuelva a meterse en lo que no le importa!!!
Quién se cree que es usted para decidir pedir el cambio!!?

Grito la doctorcita Riviera. Estábamos los dos parados en medio de el loby del hospital dónde los dos trabajábamos algunas horas, manteniendo una muy acalorada discusión sobre un paciente que según ella yo no tenía derecho de quitarle.
Podía ver a nuestro alrededor a varios médicos más, enfermeras, personal administrativo e incluso pacientes atentos a nuestra pelea dialéctica.
Me mantuve en mi postura relajada, aunque estaba molesto, pero sabía que con ella solo funcionaba para sacarla de las casilla el demostrarle que no me afectaban sus berrinches y que poco me importaba lo que dijera. Yo haría lo que a mí me parecía, y no pensaba tenerla a ella en un quirófano por más de diez horas.

- Bajele al tonito Doctora...

Advertí.
Vi como se cruzaba de brazos y tomaba una postura de completa altanería

- Y un cuerno le voy a bajar al
" tonito" Usted no es más que un arrogante, estúpido, engreído, patán, pagado de sí mismo....

Mire mi reloj con aburrimiento, tenía una cita para almorzar y no pensaba llegar tarde por esta ridícula discusión. Algo que ya era muy común en los dos. Teníamos opiniones muy fuertes ambos y cuándo había un paciente en común para los dos la cosa solía descontrolarse porque ambos eramos muy autoritarios.
La Doctora frente a mi seguía con su retalia de insultos hacia mí, pero yo ya casi que ni la escuchaba. Sonreí orgulloso cuándo en mi reloj vi que mi jornada de trabajo llegaba justo a su fin...
Levanté mi mano para hacerle callar y cuándo vi sus encendidos ojos negros sabía que estaba a punto de estallar la tercera guerra mundial.

- Lo siento, pero tengo un compromiso que no puedo ni quiero postergar, y mi horario llego a su fin. Podemos continuar con esta estupidez de discusión mañana si le apetece doctora...

Dije encaminandome a la salida. Tenía una sonrisa plazmada en mi rostro, me encantaba cuándo esto pasaba...
Lo que no pensé que podría llegar a pasar es lo siguiente que escuché.

- Es mejor que te detengas ahí mismo Samuel...

Su voz se escuchaba algo distinta, pero tenía ese marcado tono alterado por la discusión. Volqué los ojos en fastidio entendiendo que quizás esta vez la discusión se saldría del parámetro médico, porque si me llamaba por mi nombre...
No me giré al responderle, por el contrario seguí a paso lento y tranquilo mi camino...

- Te veo en la casa Samantha... Y bien sabes que no hablaré de este asunto ahí... El trabajo se queda dentro de este hospital, lo sabes....

Le recordé. Pero sus siguientes palabras si que me clavaron al lugar y me hicieron volver a mirarla...

- No me verás... Se... Se rompió mi fuente...

Dijo en tono muy suave. Casi como un angustiado susurro.
Su fuente.... SU FUENTE!!! MIERDA!!! SU FUENTE!!!
Giré y miré lo que ella estaba viendo aún de pie y noté el gran charco bajo sus mojados pies. Mierda!!!!
Corrí los dos metros que me separaban de ella y la alcance justo en el segundo en que una contracción atenazaba su cuerpo haciendo que trastavillara por el dolor.

- DIOS!!!! ESO DUELE!!!

Grito ya aferrándose a mis brazos. JODER!!

- Tranquila preciosa, te tengo. Estoy aquí pequeña...

Dije ya ayudándole a sentarse en una silla de ruedas que una enfermera rápidamente nos acercó.
La llevé con rapidez al piso de maternidad importandome una mierda el maldito protocolo.
MI MUJER ESTABA POR DAR A LUZ A NUESTROS HIJOS, SE SUPONIA QUE ESO NO PASARÍA HASTA DENTRO DE DOS SEMANAS MÁS!!

Tu y yo... todo o nadaWhere stories live. Discover now