Capitulo 65

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Seis días...
Seis perfectos días con mi pequeña transgresora, los días han pasado como agua. Samantha es el ser mas dulce que exista en la faz del planeta...
Todo se ha mantenido tan en calma entre nosotros que uno casi que podría llegar a creer que ningún peligro nos acechaba...
No pude evitar sonreír al recordar la perfecta sorpresa de mi mujer antes de amanecer. Era un día particularmente tranquilo, Samantha había descansado, llevaba dos noches sin ninguna pesadilla, por lo mismo eso la relaja a considerablemente y reía de forma serena. La grata sorpresa fue despertarme sólo en la cama, mirando de un lado a otro en busca de mi pequeña. No estaba en la alcoba. No estaba en la ducha... Ya estaba empezando a preocuparme cuando baje las escaleras camino al estudio a ver si la encontraba ahí cuando escuche el trastero en la cosina. Fui en completo silencio hasta ahí, para llevarme una imagen que me dejó anonadado y de verdad sorprendido...
Estaba ahí... Vestida solo con una de mis camisas, arremangada hasta los codos, descalza y tarareando alguna rara melodia mientras manipulaba algunas cosas. El exquisito aroma de café recién echo, un aroma delicioso también se podía distinguir en el aire, dándome cuenta de que provenía del horno, solo cuando mi pequeña lo abrió y sacó una fuente de algo.
Olfateo como queriendo descubrir un dulce y perfecto tesoro y sonrió dando bronquios cuál si fuera una niña pequeña que acaba de sacar la mejor calificación de la clase. 

- Valla... Buenos días.

Dije ya por fin cuando logre salir de mi congelamiento al verla tan alegre y animada.  Manda tardo solo un par de segundos en reaccionar y volver a sonreír radiante. Dejo en la isla central la fuente que saco del horno y vino a paso ligero hasta atrapar mi cuello en sus manos, haciendo que por inercia yo descendiera y besara su boca, rodeando mis manos a su cintura.
Un beso cargado de dulzura, de promesas... Un beso aniquilado en todos lo sentidos.  Mis dedos se enterraron en su aun delgada cintura, sintiendo como mi pequeña con su exquisito sabor mezclado al aroma a rosas y vainilla que se colaba en mis fosas nazales me hicieran perder cualquier pensamiento, no pude contener el gruñido de plaser que salió de mi boca y en solo un segundo más mis manos elevaron el cuerpo de mi pequeña transgresora lo suficiente para que sus piernas se enrroscaran a mis caderas y arrastrarnos hasta la isla de la cocina, sin liberar sus labios la senté sobre la pulcra superficie para darle a mis manos la libertad de pasearse por el cuerpo de mi mujer como quería. Pegando todo lo que podía su cuerpo a mi ya muy despierta exitacion.
Mi boca fue descendiendo por el suave cuello de mi mujer que se arqueada ansiosa, sentía el calor que emanaba toda su piel y lo mucho que la encendían mis caricias y besos...
No tarde en saberla lista para mi, su cuerpo vibraba de ansiedad y deseo y eso me prendía mucho más que cualquier cosa, Samantha paseo con lenta y tortuosa calma sus uñas sobre la piel de mi pecho en un descenso tortuoso hasta llegar al elástico de mi pantalón shantal y se adentro casi descarada a mi dura e hinchada hereccion, arrastrando sus uñas con delicado cuidado, logrando así que mis manos se entierren en sus firmes senos ya expuestos para mi plaser y gruña sobre su boca hinchada por mis hambrientos besos.

- Joder Samantha...

Murmure perdiendo por completo mi control, un movimiento brusco de mis manos terminaron de arrancar mi camisa de su cuerpo y las suyas se ocuparon de mi pantalón. No lo tenia que razonar demasiado, con habilidad pasmosa acomode una de sus piernas sobre mi hombro y en una sola y firme estocada me enterre por completo en su cálida y húmeda intimidad...
El gemido que escapó de sus labios mientras se dejaba caer sobre el mármol y sus ojos se cerraban por culpa de la sensación de plaser que causaba en todo su cuerpo.

- Dios...

Gimio abandonada a el deseo que la tenía echa su presa, mis manos se recrearon en todo el mapa de su cuerpo mientras embestia de forma intensa y constante en su intimidad. No podía parar sentía toda la humedad de su cálido interior apretar e tanto que instintivamente mi mandíbula se tenso en un intento de contenerme, en una lucha por extender el plaser de mi mujer al máximo...
Sus manos se aferraba con fuerza al mármol negro de la isla y no pudo contener el grito que escapó de sus labios cuando el orgasmo se apoderó de todo su cuerpo, sentir como su cuerpo se tenzaba y su interior palpitaba apretando a tal extremo mi carne que no pude contenerme por más tiempo y me derrame en ella gruñendo como un poseso, sintiendo como todas mis fuerzas se perdían y me casi que derrumbaba sobre su sensibilizado cuerpo. Jesús!! Estaba intentando lograr que mi respiración se normalizara, pero me era casi imposible.

- Me vas a matar pequeña...

Murmure agotado sobre la húmeda piel de pecho de mi mujer. Sentí más que escuché su suspiro satisfecho y como su respiración se relentizaba hasta ser casi normal, pero el latir acelerado de su corazón, la calidez de su piel, la humedad que se marcaba en todo su cuerpo y en su cabello, el sonrojamiento en su rostro y sus labios muy rojos e hinchados eran pruebas imposibles de negar... 
Su cálida y suave mano se paseaba serena por mi cabello y permanecía aún tumbada de forma laxa y relajada sobre la isla de la cocina, disfrutando de esos minutos posteriores de el clímax, conmigo aún enterrado en su interior. Era el paraíso, Samantha era el paraíso...
No tuve tiempo de reacción, solo un par de segundos vastaron para ponernos en alerta...
Las voces ya se estaban acercando hasta la cocina cuando me di cuenta de que alguien había llegado y por la voz sabia quien era...

- Carajo!!! 

Medio gruñi y susurre al tiempo que salía con rapidez del cuerpo de mi sorprendida y descolocada mujer, con una velocidad pasmosa me subí los pantalones de shantal...

- Q... Que pasa...? 

La voz de Samantha se escucho de pronto preocupada, cuando mis ojos se posaron de nuevo en ella pude leer el temor en su mirada, ya estaba sentada, temblando y tratando de cubrir su cuerpo desnudo con sus manos. Mire a mi alrededor en busca de mi camisa, esa que ella estaba usando, encontrandola en el suelo casi a un par de pasos de nosotros.
Bese de forma fugaz sus labios para serenarla un poco y fui a por la prenda para que pudiera cubrirse un poco mejor mientras explicaba...

- Tranquila pequeña, es Nathaniel.

Dije ya tendiendo le la camisa y ayudándole a ponersela con rapidez para evitar que otros ojos que no fueran los míos vieran su cuerpo. 

" - Estoy que me como un caballo y..." 

Mierda!! Muy tarde para que no se dieran cuenta...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora