Epílogo Segunda Parte

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Me sentía flotar mientras observaba aquella perfecta imagen ante mi.
Mi reloj marcaba las tres de la tarde y hacía solo diez minutos que todos los especialistas habían salido  de la habitación para dejar a mi pequeña descansar unos minutos antes de dejar pasar las visitas a conocer a nuestros hermosos pequeños y su madre.
No podía no sentirme el hombre más afortunado de todo el planeta, mi esposa me había dado el mejor regalo de mi vida, la amaba mucho más de lo que ya lo hacía, verla me tenía extasiado, enamorado hasta la médula....
Y mis hijos... Mis hermosos hijos, los cuatro estaban fuertes y sanos. Eran absolutamente perfectos, los bebés más perfectos que nunca hubiera podido siquiera imaginar.
La puerta se abrió dando paso a una sonriente y cansada Daniela, quién no se había despegado de nuestros hijos desde que mi esposa había dado a luz al primero. Notó de inmediato que Samantha dormía por fin, estaba agotada realmente y no era para menos, mi pequeña transgresora había tenido un trabajo de parto muy fuerte y el dar a luz a cuatro niños, de manera natural no era tarea simple, pero lo consiguió... Ella consiguió tener a nuestros hijos sin ningún problema.

- (Daniela) Permiso... Venía a traerle el registro de los bebes para que lo firmen. No hay prisa, pero es importante que en cuanto lo hagan los presente en el registro de nacimientos.

Dijo dándome una sonrisa y tendiendo la carpeta con la mencionada documentación.  La tome de inmediato y agradecí a la muchacha.

- De verdad gracias, no querría dejarla sola tan pronto, puede necesitar algo y...
- (Daniela) Lo sé doctor Riviera, tranquilo. De verdad le felicito, tiene una familia hermosa y su mujer es una leona... Es la primera que conozco que logra el parto natural de cuatrillizos...

Dijo sonriendo. Miró en dirección dónde estaban las cuatro pequeñas cunas dónde mis bebés descansaban plácidamente y suspiro satisfecha.
Noté de inmediato que estaba algo ojerosa y pálida, eso captó mi atención y la observe a más detalle cuando paso una de las manos por su cuello como intentando aflojar tensión y noté un extraño hematoma en su muñeca que de inmediato me alertó.

- Daniela...

Hable mirándola fijamente para intentar descubrir mi sospecha. Cuándo sus ojos verdes me miraron no había mucha jovialidad en ellos.

- Estás bien?

Pregunté señalando con mi dedo su muñeca. Ella de inmediato bajó la manga de la camiseta que tenía puesta bajo su uniforme de enfermera y asintió apartando sus ojos de los míos.

- ( Daniela) Si doctor, no se preocupe. Suelo ser algo torpe...
- Segura? Si necesitas ayuda con algún problema yo...
- ( Nat) Permiso, venimos todos a conocer a nuestros sobrinos y a ver a la flamante mamá...

Me interrumpió Nathaniel entrando en la habitación, de tras de él iban entrando uno a uno todos los miembros adultos de la familia...
Lía, Verónica, Cristhian, Lina y Miguel, Alex y Phebe, Iván e Isabella, e incluso el hermano de Isabella Nahuel...
Hacía poco tiempo que la esposa de Iván había salido de un coma de cuatro meses, por lo mismo aún usaba una silla de ruedas, porque su cuerpo no le respondía por completo. Pero todos sabíamos que estaba mejorando y eso era lo importante.
Fui saludando uno a uno alegre de verlos, de saber que podía compartir con ellos mi felicidad y que mis niños tendrían a los mejores tíos del mundo.
Incluido Nahuel, que le conocimos cuándo su hermana e Iván se casaron en Suiza. Noté de inmediato como Daniela que se había puesto nerviosa con mi pregunta apartaba los ojos de la mirada sería de Nahuel y más pálida se había puesto, eso me llenó de curiosidad...

- (Daniela) Bueno, yo me retiro. Volveré más tarde con los biberones de sus hijos doctor, con su permiso...

Dijo la chica nerviosa desapareciendo de forma rápida. Mi atención se fijo en la actitud ahora casi molesta de Nahuel, le conocía poco, pero sabía que era un hombre noble. Por eso no entendía porque se notaba con esa actitud mientras veía salir a Daniela por la puerta y sus manos se cerraban en puños.
Eso era muy extraño.

- ( Nahuel) Permiso, enseguida regreso.

Dijo este saliendo también por la puerta a paso firme.
Las palabras y las risas de todos los precente me devolvieron la atención a lo que acontecía. Y fijé mis ojos en los recién abiertos ojillos negros de mi mujer que ahora intentaba acomodarse en la cama un poco. Me acerque a ella sonriendo enamorado y  besé fugazmente sus labios mientras ya le hablaba.

- ( Samuel) Despacio Cariño, deja que  te ayude...

No podía sentirme mejor...
Más feliz que nunca antes en toda mi vida... Y era ahora que sabía que viviría plenamente amando a mis cinco personas favoritas en todo el universo...
Samantha y nuestros hijos eran lo más sagrado de toda mi vida....

Tu y yo... todo o nadaWhere stories live. Discover now