capitulo 22

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Conocen esa sensación de sentir que han dormido como angelito?
Te despiertas totalmente descansado, con la energía recargada a tope. Cómo si hubieras dormido sobre una cómoda nube. El cuerpo descansado, la mente descansada....
Así fue mi despertar, sentía un suave aroma a rosas, no quería abrir mis ojos. Hacía una eternidad que no me sentía tan descansado...
Ni cuenta me había dado de que no estaba solo hasta que intente moverme aún sin abrir mis ojos. Pero sentí ese gemido al hacerlo, ese que me llevo a abrir los ojos de forma inmediata para descubrir de quién provenía. Vi mis brazos envolviendo su pequeño cuerpo vestido con esa bata de seda negra. Su pelo esparcido sobre las almohadas y su rostro sereno. Mi corazón golpeó tan de prisa que temí por un momento despertarla. Sus pies estaban enredados en los míos. Miré a mi alrededor intentando darme cuenta de la hora. Cuando localicé el reloj en la mesa de noche me di cuenta que pasaban de las seis de la mañana
Había dormido más de doce horas de corrido. Algo de verdad sorprendente era sentirme tan descansado. Recordé el desastre del tren, el llegar a casa con ella. El cansancio de los dos y la ducha... No logré dilucidar el momento en que salimos de la bañera y como llegamos a meternos en la cama, con las mantas sobre nosotros cubriéndonos. Lo que si note es que Samantha estaba dormida profundamente del lado derecho de la cama. Cosa que me relajo. Porque recordaba muy bien cuando dijo que odiaba como dormía por causa de ese idiota. Que ella estuviese dormida, entre mis brazos, en una postura cómoda era más que importante.
Me moví con suma lentitud para evitar despertarla, cuando me puse por fin de pie me permití pasear la mirada sobre ella. Mi cabeza estaba repleta de esa linda imagen...
Samantha dormida en medio de mi cama, bajo las mantas y con el rostro sereno y relajado. Con el pelo cayendo sobre la cama.
Se veía como si ese siempre hubiera sido su lugar. Cómo si ella perteneciera aquí a mi lado...
A mi cama....
Cargué mis pulmones de aire entendiendo que sentía más por ella de lo que aún ni yo comprendía. Pase al baño antes de salir a la cocina, necesitaba un café y comer algo, estaba famélico.
Preparé un buen desayuno. Nada de huevos cereales o leche con miel. Nada de lo que Samantha odiaba. Corte varias frutas frescas, preparé jugó recién exprimido y café recién echo para los dos. Coloque todo cuidadosamente en una bandeja y volví a la alcoba para despertar a Manda...
En el momento en que cruce la puerta y fijé mis ojos en la cama descubrí de lo que hablaba Samantha. La había dejado tal cual estaba, acostada en medio de la cama, dormida profundamente y abarcando tanta cantidad de espacio como su cuerpo podía. Y que me encontré ?
Apreté los dientes en silencio, camine hasta la mesa de noche y dejé la bandeja. Moví con sumo cuidado el cuerpo rígido de manda y me acosté junto a ella arrastrándola a el medio del colchón envolviendo en mis brazos su pequeño cuerpo. Podía sentir la tensión en ella aún estando dormida. La rigidez, no pude evitar sentirme furioso en un par de segundos...
Cargué de aire mis pulmones reteniéndolo unos cuantos segundos. Acerque mis labios a su frente y la bese despacio, una y otra vez hasta que sentí su suspiro y luego su cuerpo se comenzó a relajar. 

- Siempre te cuidare princesa...

Susurre en su oído.
Sentí su leve movimiento, acomodándose más cerca de mi, como buscando el calor que mi cuerpo le podía dar, de nuevo su suspiro y luego su voz somnolienta

- Gracias Samuel...

No respondí de inmediato, solo bese su cuello y dejé que su aroma a rosas me envolviera, al tiempo que ejercía una leve presión en mi agarre a su cintura. Una de sus manos fue la que aparto de su rostro el pelo que caía sobre sus ojos y luego giro su cuerpo sin apartarse de mis brazos. Su rostro y el mío quedaron a escasos centímetros entre sí, sabía que ya la estaba viendo idiotizado por cada suave gesto en sus facciones y cuándo sus negros ojos se abrieron anclandoce a los míos, supe que estaba perdiendo una batalla que no pensaba librar. Porque mi decisión estaba tomada hacía tiempo...
Era ella, estaba seguro, solo ella llenaba ese vacío y abarcaba mucho más incluso.

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora