capitulo 9

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La fieresilla había vuelto, pero al menos no contra mí.
Llevábamos más de dos horas en la embajada Griega intentando conseguir sus papeles provisorios para que pudiera manejarse aquí el Londres con tranquilidad.

- Es que no me escucha acaso!? Qué parte no entiendes que necesito esos papeles para este momento?
- Señora Álvarez le estoy...
- En primera, hace mucho que no soy  " Señora" así que más cuidado. En segundo lugar no me interesa seguir perdiendo el tiempo con usted, quiero hablar con su encargado!
- Eso no es posible.

Vi como Samantha cerraba con fuerza los puños y estaba a nada de soltarle al muchacho una revalia de insultos, miré a mi entorno descubriendo a varios con su atención fija en la discusión que está mantenía.
Suficiente para mi.

- Joven, disculpe a mi colega...

Dije dándole una mirada rápida a Samantha, ella me miro descolocada. Joder!! Esos ojos destilaban fuego.

- Pero como ya intento explicar necesita esos documentos con urgencia, ha tenido una pésima noche con lo del atraco, pasamos media mañana en la comisaría radicando la denuncia y nadie parece entender la importancia que tienen sus documentos. Si mal no estoy informado cuando se trata de médicos los trámites suelen ser más ágiles, y aquí la " Señorita" Es una importante doctora cirujana en la clínica Rubien. Tiene pacientes que atender y ya bastante tiempo hemos perdido.

El muchacho me dio una mirada sopesando mis palabras y luego miro a mi colega.
Asintió suspirando.

- Le comprendo a la perfección y si está usted bien informado. Si regresan en dos horas podré ya tener los papeles listos para que los firme y entregarle su nueva documentación ya lista. El pasaporte no estará listo antes de dos días, pero el resto quedará todo resuelto. Mientras tanto puedo darles los comprobantes de los trámites para que pueda adelantar los demás trámites por la perdida de tarjetas y demás.

Miré mi reloj y un segundo después a Samantha. Bien, dos horas era mucho mejor que no conseguirlos.
Extendí mi mano para estrechar la del muchacho.

- Dos horas, perfecto. Aquí estaremos entonces. Gracias...

Dije, lleve con cautela la mano a la cintura y guíe a Samantha a la salida. Ella había quedado muda. Completamente muda. Ja ja ja. Eso era divertido.
Ya abriendo la puerta del acompañante para que Manda entrara le hable satisfecho conmigo mismo.

- Bueno, solo podemos aprovechar el tiempo en lo que ellos se ocupan de la burocracia y papeleo. Hora de divertirse en el banco.

Cerré mi puerta y abroche mi cinturón mientras ella me miraba curiosa.

- Divertirse?

Pregunto.

- Claro!! Al menos para mi. Sabes lo gracioso que es ver como le sueltas esa rebeldía tuya a otros en lugar de a mi? JODER, estuve a nada de echarme a reír con la cara de el pobre dependiente.

Dije entre risas.
Manda me igualó riendo y negando a la vez.

- No he sido la más simpática contigo estos meses. Lo admito...
- Bueno, supongo que tendrías tus motivos.

Dije despreocupado y ya con el coche en marcha en camino a la próxima parada. 
Una hora después estábamos saliendo del banco ya con sus tarjetas en la mano. Aunque no podía usarlas hasta después de veinticuatro horas, al menos ya las tenía consigo.

- Algo menos que hacer. Y aún tenemos algo de tiempo antes de que lo demás este listo.
- Supongo que si...
- Bueno, entonces hora de almorzar.

Ella no hablo más en todo el camino. Parecía algo distraída. Pero cuando descubrió a donde llegábamos palideció.

- Samantha?

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora