Capitulo 87

40 4 0
                                    

Al cruzar la puerta del penhause ya sabíamos los dos que ese maldito estaba aquí, pero teníamos que fingir el no notar su precencia hasta que el decidiera. Sentía mi corazón latir desvocado, como si quisiera salirse de su lugar, sentía la tensión, la adrenalina por todo lo que pasaría, pero aún así teníamos que hacer que creyera sorprendernos.
Mis manos no se apartaron de Samantha, las risas entre nosotros aunque para nosotros no eran más que una actuación sonaban completamente auténticas, verdaderas....
Mostrando una algabaria de risas y diversión entre nosotros, complicidad pura....
Entre tropezones, besos, risas y palabras cargadas explícitamente para hacerle caer en la trampa nos adentramos a mi piso. Mis manos en la cintura de Samantha y carcajadas
" alegres"

- Muero por arrancar ese vestido de tu cuerpo pequeña....

Dije sobre su boca y entre risas de ambos. Samantha coqueta y
" achispada" enrredo sus manos a mi cuello riéndose mientras se quitaba los tacones y respondía al tiempo que yo besaba su perfecto escote.

- mmm Dios!! Si... Creo que esos tragos estaban muy cargados Samuel... Me siento algo ebria y deseosa de ti...

Respondió pícaramente. Sonreí por inercia y volví a besarla.

- Por suerte ya estamos solos y aquí nadie nos molestará preciosa...
Porque planeo tenerte toda la noche despierta y gritando por lo que planeo hacerte en cuánto te arranque todo lo que traes...

Dije en tono juguetón, no nos habíamos detenido, nuestros pasos " torpes"  nos iban llevando entre tropezones y risas a la dirección dónde necesitaba que estuviéramos, en el salón... A escasa distancia de mi estudio, dónde si algo salía mal mi pequeña podría ponerse por completo a salvo.
Ya en medio de nuestro gran escenario me separé un par de pasos y la vi divertido, fingiendo casi una lujuria que no sentía presisamente en este momento pero que ella era capaz de despertar en mi con solo una mirada...

- Que haces? No querías arrancarme el vestido?

Preguntó Samantha viéndome y fingiendo intentar seducirme.
Sonreí orgulloso y asentí...

- Y lo haré pequeña... Pero antes me debes un baile...

Presione el botón y una romántica canción clásica empezó a escucharse mientras yo acechaba divertido a mi presa.
Entre risas la sostuve en mis brazos besándola con deseo, las tenues luces de la ciudad eran las que iluminaban en el salón  y aunque el no había echo ni un solo sonido que delatara su precencia, bien sabía yo que nos observaba de cerca.

- Me tienes loco de deseos pequeña....

Dije girandola para que me diera la espalda y yo fingir empezar a desnudarla mientras besaba su delicado cuello.
Fue ahí que el imbecil este decidió oportuno hacer su planeada aparición....

- ( Carlo) Yo que tu doctorcito me alejaría de lo que no te pertenece...

Las luces principales del lugar se encendieron y saliendo de atrás de un librero en una esquina Carlo se dejaba por fin ver con una mirada asesina, una apariencia totalmente descuidada  y apuntando un par de armas hacia nosotros.
Por inercia, instinto, por toda la tensión que verle le generaba y aunque ella sabía que el estaba aquí de antemano Samantha soltó un grito aterrado girando sus asustados ojos hacia esa voz que tanto terror le ocasionó durante años. Mis manos la llevaron rápido a colocarse detrás de mi propio cuerpo para protegerle de ese desgraciado sin apartar mi mirada de él.

- (Samuel) Que diablos haces tu aquí!!

Dije fingiendome sorprendido. Carlo soltó una estruendosa carcajada pero no apartó sus ojos de nosotros dos ni dejó de apuntar sus armas ahora solo a mi, ya que a Samantha mi cuerpo le cubría, pero sabía que los ojos de ella estaban fijos en este desgraciado.

- ( Carlo) Te dije doctorcito que no ganarías nunca, la hice alejarse de ti una vez, me elijio por sobre ti y tus estupideces de ser una mujer libre, volvera a hacerlo...
- ( Samuel) Tu la amenazaste, amenazaste con mi vida, tu no eres más que un maldito cobarde que amenazó a una mujer con matar a quien más amaba para que se sometiera a tus asquerosos caprichos...

Dije con los puños apretados.

- Y volverá a someterse a mi, porque eso es lo que es, es mi esclava, mi propiedad...

- Es la segunda vez que te deja, ya no tienes ni el lazo de matrimonio para decir que es tuya. Nunca lo fué...
Nunca tuviste lo que querías. Y nunca la tendrás.
- ( Carlo) Desde que conocí a Joaquín y  su hija...

Empezó a hablar mientras se acercaba  sin dejar de apuntar sus armas a nosotros y se sentaba en uno de los sillones individuales.

- ( Carlo) Supe de inmediato que esa niña de trece años a penas, sería completamente para mi. Sabía... Que podría controlarla, dominarla, someterla para ser mi esclava perfecta, la primera de todas. Pagué mucho dinero por ella, demasiado ahora que lo pienso.... 
El único problema, es que su padre me hizo firmar un contrato, un acuerdo en el que el me permitía hacer todo lo que quisiera con su hija adorada para someterla y esclavizarla a mi gusto y antojo. Lo único que yo no podía hacer jamás, bajo ningún motivo era tener su cuerpo por la fuerza. No podía violarla... Ella tenía que entregarse a mi por su decisión.
- ( Samuel) Y eso no pasó, ella no se entregó a ti...

Me burle.

- ( Carlo) El problema fué que  creí estúpidamente que ella tarde o temprano se entregaría, nadie puede soportar tanto tiempo golpes, maltratos, castigos...
Creí, que se rendiría con tal de que no la castigara más y ella...

Dijo señalando a Samantha detrás de mi...

- ( Carlo) Ella no lo hizo, no importó cuánto la golpeara, no importó cada cruel castigo que le impuse, no se entregó por no recibir más maltratos, no le importó cuántos golpes le diera, cuántas veces sus huesos se rompieran, solo tenía que decir un simple " si" pero ella siempre dijo no...
Tristemente, en mi comunidad un contrato firmado se tiene que cumplir aún si una de las partes está muerta. Los altos mandos de la comunidad saben de ese contrato, y no permitirán jamás que lo incumpla.
- ( Samuel) Tu y tu estúpida comunidad tienen sus limitaciones Carlo, toda la policía del mundo te busca, todo el mundo sabe que no eres más que un cobarde asesino de enfermos terminales...
- ( Carlo) Y de niños...

Se burló. Sentía mi sangre hervir

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora