capitulo 25

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- Señor Riviera?

Levanté la mirada del periódico que leía para encontrarme con el hombre de mayor confianza que recomendó Estéfano a mi amigo Iván. Un tipo de complexión alta, al menos metro noventa, de unos cuarenta años y con una evidente experiencia militar.
Asentí con la cabeza al tiempo que ya me levantaba y tendía para saludarle mi mano.

- Solo Samuel, gracias por concederme esta reunión.
- Erick. Es un placer. Estéfano dijo que tenía un asunto delicado y necesitaba gente de confianza.

Dijo respondiendo al saludo.

- Si, pero tome asiento por favor. Gusta de un café, o alguna otra cosa?

Ofrecí llamando con un ademán al mesero.

- En que les sirvo caballeros?

Dijo el muchacho en cuanto se acercó.

- Un café negro para mi. Y para el señor...
- Un te de manzanilla, gracias.

En cuanto el chico se retiró fijé toda mi atención en el asunto que me hacía tener esta reunión.

- Usted dirá para que soy bueno Samuel.

Dijo Erick.

- Como Estéfano bien le informo, tengo un asunto delicado, y necesito personal de confianza y capacitado para proteger a alguien.
- Bueno, eso es algo relativo Samuel. Necesito saber de qué va con exactitud el asunto y el motivo por el requiere de dicha protección.

Tome aire y me dispuse a explicar lo que ocurría. Para cuando termine de hablar tenía a un hombre sumamente tenso frente a mi.

- Cuantos hombres quiere que trabajen en esto?
- Si le soy sincero, no tengo la menor idea de cuántos podrían ser necesarios, nunca recurrí a protección o seguridad. Por eso es que le pedí ayuda a Iván Cuevas. Estéfano trabaja para el hace mucho y mi amigo confía en el.
- Estéfano y yo fuimos colegas en la Naval, antes de retirarnos. Pero volviendo al tema, yo recomendaría poner no menos de quince efectivos a trabajar de forma inmediata. Al menos cinco acompañándoles en cada salida que realicen. Chófer y un escolta en el coche que ustedes se trasladen y tres hombres más en otro vehículo. Diez hombres para custodiar la propiedad donde se quedarán.
- No quiero a Samantha preocupada o que se sienta perseguida o controlada incluso. Ya lidio bastante tiempo con gente decidiendo por ella...
- Le entiendo y prometo que hablaré con todos para que no hagan nada sin la autorización expresa de ella o suya. Pero su propiedad es grande, y cuando estén en la calle no puedo asegurar la protección si no tengo gente acompañándoles donde vallan. Podemos pasar bastante desapercibidos si lo prefiere.
- Eso sería bueno, de todas maneras Samantha tiene que saber de esto. Quiero que se sienta segura.
- Dadas las circunstancias estoy de acuerdo con ello. Decirle es lo más recomendable. Sobre todo para que sepa que ellos nada podrán hacer contra ella.
- Toda decisión depende de ella y así quiero que continúe siendo. Espero pueda explicar a su personal que eso no está en discusión, únicamente si está en un peligro inminente pueden intervenir en lo que pase. Aunque yo no pienso separarme de ella, pero si por algún motivo no estoy...
- Tranquilo, le daremos total libertad de decisión.
- Podrá tener todo listo para viajar mañana por la noche?
- Prefiero si me lo permite, viajar esta misma noche a Grecia para poder realizar una inspección apropiada de su propiedad y poder organizar la distribución del personal.
Eh de advertirle que los costos son...
- El dinero no es ningún problema, no se detenga por costos. Puedo perfectamente cubrir todo lo que sea necesario. Solo quiero que mi mujer este protegida en todo momento.
- Perfecto. Agradezco su confianza.
- Iván confía en Estéfano, y él le dio excelentes referencias de usted. No dudo que hará bien todo su trabajo. Solo le pido que tenga la deferencia de informarme si algo pasa, por irrelevante que pueda parecerle.
- No se preocupe, le daré personalmente informes cada noche.
- Estamos de acuerdo entonces. Antes de que parta esta noche a Grecia quisiera presentarle a Samantha, principalmente porque no quiero que ella se asuste y que usted tenga la perspectiva de la mujer que tiene que proteger.
- Está bien, pasaré si está de acuerdo a las 18 pm por su domicilio.
- Le espero entonces, y gracias.

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora