capitulo 11

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- Esto es serio Samuel. Deberías revisar la carpeta...

Nathaniel se paseaba por mi oficina intentando que en teoría yo razonada lo que estaba haciendo.
Hacía dos horas que estaba hablando con el y cuatro horas desde que había llegado a la clínica para mi turno.
Había dejado a Samanta en la entrada del hospital porque ella tenía ya una cirugía esperando por ella, realmente mi pequeña transgresora me agradaba bastante ahora que habíamos superado esa etapa de despreció que mostraba a mi persona. Por eso no quería ver lo que en esa carpeta había.

- Ya no me interesa saberlo NAT.

Dije guardando la carpeta que el me había traído en el cajón de mi oficina.

- Samuel. Solo lee lo que ahí dice, ella estaba...
- Casada lo sé.

NAT me miro sorprendido.

- Como lo sabes?
- De momento solo puedo decir que lo sé. Y no me interesa ahora saber sobre ella a través de una carpeta.
- Sam...
- No lo necesito saber. No de esta manera, y no debí pedirte que averiguaras sobre ella.
- Ya no te interesa? Sam no vallas a involucrarte, tú no necesitas nada de eso en tu vida.
- Lo mejor que ella está haciendo es tratarte mal, cuanto más lejos estés de ella será mejor para ti.

Eso sí me molestó.

- Mira NAT, somos amigos. Y agradezco que te intereses en que yo esté bien y todo eso. Pero tú no puedes decirme que no me involucre en algo solo porque no te agrada la situación. Yo no me opuse a que ayudarás a Lía, ni a qué fingieras un compromiso, para que  luego te casarás con ella.
Solo deja que yo decida lo que está bien para mi.

Nathaniel me dio una mirada y suspiro con cansancio.

- Está bien, solo promete que tendrás cuidado.

Pidió sentándose frente a mi.

- Lo haré.

Prometí. Honestamente no quería pensar en que podía ser tan serio para que todos se preocuparan. Pero mi decisión estaba tomada, lo que supiera de Samantha lo sabría por ella, no por una carpeta.
Especialmente ahora que ella había bajado la guardia conmigo. 
Cuando mi amigo se fue yo me concentré en mi trabajo el resto de la noche.
Eran cerca de las dos de la madrugada cuando por fin pude tomar un descanso.
Camine con las manos metidas en los bolsillos de mi bata blanca hasta la sala de médicos y me adentre para prepararme una taza de café.
Para mi sorpresa había una taza ya servida con una pequeña tarjeta con mi nombre.
Tome la taza y la tarjeta, el café tenía un exquisito aroma y estaba caliente. Mientras daba un pequeño sorbo a la revitalizante bebida leí lo que la tarjeta decía...

" Gracias por todo lo que has echo por mi. Y de verdad espero me disculpes los maltratos que te dedique en este tiempo."
Atte Dra Álvarez.

No pude evitar la sonrisa que se instalo en mi rostro de forma inmediata.
Salí de la sala con la fija idea de ir a buscar a Samantha y agradecer el gesto que tuvo para mi.
Me crucé con la jefa de enfermeras y decidí avisarle dónde encontrarme si hacía falta.

- Carol, estaré en planta quirúrgica. Necesito hablar con la doctora Álvarez.
- Ella no está ahí doctor.

Eso me detuvo en mi andar. Giré sobre mis pies y fijé mis ojos en la mujer frente a mi.
Ella comprendió lo que quería.

- Subió a la azotea del edificio, a veces necesita alejarse cuando pierde un paciente y sube para estar sola.
- Perdió a alguien?

Pregunté ahora preocupado.
La enfermera asintió para mi.

- Si, una niña de cinco años, accidente vehicular. No tenía oportunidad cuando llego.

Joder!!

- Voy a buscarla, cualquier emergencia para ella o para mi la remites a mi móvil.

Indique ya volviendo a caminar. Entre en el ascensor y marque el piso de la azotea.
Nueve pisos más arriba de donde estaba.
Cuando las puertas se abrieron el viento azoto en mi rostro, salí y recorrí con la mirada toda la azotea, encontrando a Samantha en una esquina recargada sobre la protección.
Tenía la cabeza apoyada sobre sus brazos y podía notar a medida que me acercaba que sollozaba de forma intensa. 
Me partió el corazón, literalmente sentí que podía tocar ese dolor que ella estaba sintiendo.
No dije nada cuando llegue hasta ella, solo me quede ahí, parado...
Esperando que ella soltara todo lo que necesitaba llorar.
Nunca me gustó el ver a una mujer llorar, era algo que me hacía sentir inútil. Pero no podía controlar eso y con Samantha se sentía aún peor el saberla llorando.
Cuando los minutos pasaron y ella pareció empezar a serenar su llanto cargué mis pulmones de oxigeno y saqué de mi bolsillo el pañuelo y su inhalador. Se los deje a su vista, sobre el muro protector, no quería que se sintiera invadida pero si que podía contar con alguien...
Que yo estaba ahí si por si necesitaba de mi.
Sus manos temblorosas tomaron ambas cosas y soltó un cansado suspiro antes de suministrar en sus pulmones el medicamento.
Bien, eso era importante. Y se sentía bien saber que por poquito que fuese le había sido útil para algo.
Se abraso a si misma dejando vagar la mirada por el paisaje de la ciudad nocturna, y dejo sus lágrimas correr en silencio.

- Porque lo haces?

Pregunto en voz tenue, lleve las manos a los bolsillos y di los tres pasos que necesitaba para quedar en su campo de visión y dejé que mi mirada se pasará sobre la imponente imagen.

- Quizás porque siempre es bueno apoyar a un colega que lo necesita.

Respondí, pero estaba mintiendo.
Samantha giro para quedar frente a mi y fijo sus turbios ojos en los míos, como buscando algo en ellos.

- No es eso lo que pregunté Samuel.

Bueno... La respuesta dependía de lo que ella quisiera saber en realidad.

- Cual es la pregunta que no me estás haciendo entonces Samantha?

No aparte mis ojos de los suyos. Y no tenía intención de hacerlo. Si ella quería una respuesta directa, tenía que hacer la pregunta directa.

- Porque te preocupa lo que necesito, porque pese a que he sido una completa bruja contigo sigues ayudándome? Cómo...
- Como si quisiera cuidarte?

Le interrumpí.
Asintió con un suave movimiento de cabeza.

- Porque es lo que quiero Samantha, quiero cuidar de ti.
- Porque? Que puede importarte lo que suceda conmigo? No he sido buena contigo.
- Tampoco pedí que fueras así. Y no has sido mala... Solo eres tú. Te defiendes, solo eso.
- Pero...
- Samantha, lo sé. Se que tienes tus razones, cuando dejas que esa fieresilla tome el control y sacas las garras, no es más que para evitar que te vuelvan a dañar. Te proteges de que te lastimen, solo eso.

Se mantuvo en silencio con sus ojos anclados en los míos...
Paso a mi lado dando pasos lentos y solo murmuró con tristeza...

- No pierdas tu tiempo Samuel...
Yo no soy buena para ti, y no soy lo que buscas...


Tu y yo... todo o nadaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang