capitulo 62

43 5 0
                                    

Sentía casi al cien porciento la paz inundar mi corazón, tener a mi pequeña hija dormida profundamente entre mis brazos, su respiración acompasada, serena...
Mis ojos se paseaban sin cansarse por su delicado y angelical rostro, no resistí el apartar un par de mechones de su cabello que caían desordenados por sus ojos cerrados. No podía evitar pensar en todo el daño que le había causado por mis temores, pero enmendaría cada uno de los errores cometidos, la haría sentirse la mujer más afortunada y feliz de este planeta. Nos, nos haría a ambos felices, porque ambos  lo merecíamos. Todo lo que ella había sufrido durante años, todo el mal que le causó primero su padre, y luego poniéndola en manos de el desgraciado aquel que la termino casi que de destruir. Escapar durante seis años le dio casi que un pequeño respiro, le permitió volverse una excelente doctora, una cirujana de las mejores, pero el volvió a alcanzarla cuando su padre enfermo y logró volver a someter la voluntad de mi pequeña, amenazando algo que para ella era mas importante que su propia vida...                               El maldito me había amenazado directamente para retener a mi pequeña, y lo pegó le había propiciado el mayor dolor que tanto ella como yo podríamos llegar a sentir.
Pero mi pequeña era una luchadora que no se dejaría volver a vencer. Yo me encargaría de cuidarla, de protegerla y de hacer de ella la mujer más feliz de este mundo. Dejaría de lado todo lo que podría pasar respecto al futuro, porque si mi pequeña en algo tenía razon, no podíamos detenernos en el pasado y en lo que habíamos pasado, eso no tenía porque volver a ocurrir, no volvería a ocurrir.
Por el momento teníamos que enfocarnos en el presente, en todo lo que nos ocupaba en estos momentos. La noche casi había caído cuando decidí salir de la cama y bajar a preparar algo de cena para mi pequeña y para mí. Tenía que volver a hacer que comiera adecuadamente y asegurarme  de que no habría mayores daños. Maldije en mi interior el haberme cerrado tanto que no lo hubiera notado antes, todo por volver a causarle un daño a mi pequeña. Un daño que no tendría que haber cometido, pero que haría todo, absolutamente todo por remediar.
Cubrí a mi mujer con las mantas y baje rápidamente a la cocina. No me sorprendió que al entrar en la cocina me encontrara con NAT y Cristhian ya cenando algo ligero.

- ( NAT) Por fin bajas...

Soltó mi amigo viéndome con una sonrisa de lado, Cristhian por su parte solo sonrió y siguió su atención en su cena.

- ( Sam) Solo. Vengo a preparar algo de cenar para mi mujer.

Expliqué caminando al refrigerador.

- ( NAT) Al menos podemos verte antes de partir a París.

Eso captó mi atención de manera inmediata, como que partir a París? Eso qué significaba?
Les miré de forma inmediata enarcando una ceja y pidiendo sin hablar las explicaciones pertinentes.
Qué para mi fortuna Cristhian se encargó de darme.

- ( Cristhian) Álex y Miguel vendrán en un par de días, dicen que hay algunos asuntos que tienen que ver contigo para decidir cómo manejarlos, y yo tengo que presentar en la corte toda la declaración de Samantha.
- ( Sam) En dos días?
- ( NAT) Dos días, podrías aprovechar para hacerte una perfecta encerrona con tu mujer...

Bromeó, aunque la idea en si no era nada mala. Dos días casi que a solas con mi pequeña, porque la seguridad siempre estaba alerta y cerca. Pero no interferiran en nada si no era necesario. Una brillante idea empezó a formarse en mi cabeza y como una luz recién encendida se me ocurrió que era una buena oportunidad para organizar y planificar un futuro, un futuro con mi mujer.

- ( Cristian) Parece que tienes algo en mente Sam, en que piensas?

No oculte la sonrisa en mi rostro, pero no diría nada de eso, no aún. Ya cuando tuviera todo listo y organizado lo haría. No antes...

- ( Sam) Ya lo sabrán a su tiempo....

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora