capitulo 32

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            Una semana después

Llegué a la clínica donde el padre de Samantha agonizaba pasado el medio día. Había dejado a Samanta aquí porque ella se negaba a dejarle solo algunas horas, la entendía...
Era su padre y ella quería estar ahí con el, el tiempo que le quedará.
Meredit, había aparecido dos días atrás y tengo que admitir que me congelo el saber que era la madre de Samantha.
Se género una discusión tan pero tan grande entre ellas que tuve que llevarme a mi pequeña fuera de la habitación de su agonizante padre, creo que jamás vi a Samantha tan furiosa como con esa mujer que le dio la vida...
Manda después no quiso tocar el tema y a mi me dejó perplejo por completo. No entendía absolutamente nada, pero se notaba el odio de Samantha hacia esa mujer.
En fin, ahora tenía que enfocarme en mi pequeña. 
Entre en la habitación donde sabía que Manda estaba, pero lo que me encontré no me agradó para nada.
Carlo...
Ese maldito estaba junto a Samantha, tenía la mano en el brazo de Samantha y la sujetaba como si fuera suya. Cuando los ojos de mi pequeña me vieron los descubrí llenos de dolor. Un dolor que me aniquiló por completo.

- Samantha, estás bien?

Pregunté intentando contenerme de romper el cuello de este idiota que sonreía.
Ella aparto sus ojos de mi. No me respondía, no hablaba y juro que su silencio me estaba matando.

- Samantha...

Dije intentando acercarme a ella. Pero el imbécil se puso en medio de nosotros...

- ( Carlo) Mi esposa no tiene nada que decirte. Ya te puedes ir por donde viniste doctorcito.

Juro que sentí mi pecho quemarse como si ácido hubieran tirado sobre mi.

- ( Sam) No te estoy hablando a ti. Le hablo a Samantha y te conviene apartarte de mi camino.

Tenía los puños tan apretados que sentía como las uñas se clavaron en mi carne. Mis ojos se mantenían fijos en el rostro inexpresivo de Samantha.
El idiota la miro y soltó algo en griego que yo no entendí, pero que si note como hacia temblar a Samantha.

-( Carlo) Eite Tha fygei tora Eite Tha ton. Skotoso edo.
Boreite mono na milosete mazi tou gia na tou peite na figei Kai na min epistrepsete gia esas. Itan safes se SAS?

" O se va ahora o le mato aquí mismo. Solo puedes hablarle para decirle que se valla y no vuelva a buscarte. Te ha quedado claro? 

- ( Samantha) Carlo... Se parakalo...

" Carlo... Te lo ruego...."

- ( Carlo) SAS edosa adeia na mou peite ton Carlo?

" Te di permiso de decirme Carlo?"

No sabía lo que decía, pero si podía notar la molestia que el idiota este emanaba en cuanto le hablaba.

- ( Samantha) Den ei nai o kirios Mou, me synchoreite.

" No mi amo.  Disculpe usted señor."

- ( Samantha) Den Tha xanasy muei, Kirie.

" No volverá a ocurrir, señor."

- ( Carlo ) Sto spyti Tha SAS deixo ti prokalei tin akatanoisi SAS. Tora prepei na paté Kai na min paté piso.

" En la casa te mostraré lo que causa tu impertinencia. Ahora has que se valla y no vuelva."

Juro que no entendía porque de pronto Samantha actuaba así. Quería romperle el cuello a este idiota que no soltaba a Samantha no un solo segundo. Miré por inercia el cuello de mi pequeña, solo para ver ese maldito collar con ese dije colgando de el nuevamente. Se estaba otra vez sometiendo a este maldito.
No espere que ella dijera nada, porque era muy claro lo que diría.

- No lo hagas Samantha. No vuelvas a dejar que te controle.

Pedí sin apartar mis ojos de los suyos.

- Tienes que irte ahora Samuel.

Pidió con la voz apagada.

- No lo haré Samantha, no dejaré que el vuelva a controlarte!! Tu eres libre, no dejes que te vuelva a dañar.
- No lo soy. Vete por favor...
Vete y no vuelvas a buscarme. No te acerques a mi, olvídate que me has conocido.
- Samantha...
- Déjame!! Sal de aquí y no vuelvas, no mires atrás!! Olvida que existo Samuel. Desaparece de mi vida.

Grito con odio. Pero no dejo que ninguna de las lágrimas que eran retenidas salieran de sus ojos negros.
Sentía que estaba muriendo con sus palabras. No podía entenderla...

- Me iré cuando me digas que no me amas Samantha...

Dije en un último intento de hacer que reaccionara.
Ella tan solo giro sobre sus pies dándome la espalda y negó.

- Nunca. Vete Samuel...
No tienes nada que hacer aquí. Entiende por favor que ya tomé mi decisión...
- Samantha...
- Prometiste que dejarías que siempre eligiera...
Prometiste que todo lo decidiría yo, no rompas esa promesa Samuel, estoy haciendo lo que yo elijo. Ahora vete y no vuelvas...

Miré por última vez a Carlo y vi esa sonrisa de ganador, había ganado. Samantha volvía con el y se sometería. Quería tomar en mis brazos a Samantha y sacarla de ese maldito lugar.
Pero Samantha tenía razón, yo le jure que todo era su decisión. Y ella era la que me pedía que no rompiera mi promesa.
Cargué de aire mis pulmones y le hable por última vez a la mujer que amaba.

- No la romperé Samantha...
Me regreso a donde si pertenezco. Cuídate por favor...
Y...
Y si me necesitas sabes cómo encontrarme...

Ella solo asintió, pero en ningún momento volvió a verme.
Salí de aquel lugar sintiendo que cada paso que daba me alejándome me destruía un poco más el corazón. Estaba dejando a la mujer que amaba en manos que sabia que la dañarían...
Estaba seguro de eso, pero no podía hacer nada por evitarlo. Ella tomo su decisión, no la obligaría a quedarse conmigo si no era lo que quería, después de todo jamás me dijo que me amaba.
Llegué a la casa y hablé con Erick para cancelar el contrato y pagar sus servicios. Me sentía un estupido. Pero ahora no podía hacer nada más que regresar a donde yo pertenecía, a mi trabajo. Mis amigos, a esa vida que deje de lado por ella...
Tendría que haber escuchado a mis amigos cuando me advirtieron que no tenía que meterme en esto. Samantha no era para mi, pero me encapriche en intentar salvarla, tarde entendí que ella no quería ser rescatada.
Llamé a Iván y me puse de acuerdo con él para pasar unos días en Italia antes de volver a Londres.
No podía hacer más por ella, y ella no quería que lo hiciera. Era suficiente...

Tu y yo... todo o nadaWhere stories live. Discover now