Capitulo 64

47 5 0
                                    

Quien en su sano juicio llamaría por teléfono a las....
Mire el reloj en la mesilla de noche aun con mis ojos casi cerrados.
Cuatro quince de la mañana. Joder!!
Tenía que ser algún tipo de emergencia, porque eso no podía ser otra cosa. Tomé el móvil y sin fijarme en el llamante destrabe la línea y solté con vos áspera y cansada...

" - Diga....
- Samuel, habla Miguel siento llamar tan temprano.
- Miguel. Tranquilo, que ocurre?

Pregunté ya incorporandome en la cama y dando una rápida mirada sobre mi hombro...
Samantha dormía profundamente y la entendía, estaba débil y agotada. Hacía solo unos cuarenta minutos habíamos cerrado los ojos y caído en el sueño profundo. Su cuerpo desnudo se re coloco instintivamente más cerca de donde yo me había apartado, como intentando mantener mi calor en ella.
La voz de Miguel me atrajo nuevamente.

- Los bebés de Alex y Phebe han nacido, por lo mismo tendremos que posponer la visita que teníamos planeado hacerles para mañana...
- Lo entiendo, los pequeños y Phebe están bien?

Pregunte frotando mis ojos para calmarme, esas no eran malas noticias. Pero con todo lo que ocurría a nuestro alrededor no podía dejar de tensarme cuando algo pasaba.

- Lo están, por fortuna todo salió de maravillas y tanto Phebs como los niños están en perfecto estado. Solo que Alex no quiere viajar y dejar a Phebs en estos momentos.
- Es de suponer, no te preocupes, ya nos veremos en cuanto todo se establezca un poco. Aunque debo de avisarte que en dos semanas más estaremos viajando a España. Samantha tiene una paciente que operar y no puede seguirlo postergando...
- Nathaniel ya nos puso al corriente de eso, dijo que el también participaría en ese caso. En fin de nuevo siento haber molestado tan temprano, pero Alex no estaba muy tranquilo y prometí avisarte de inmediato la situación.
- Pueden estar tranquilos, bueno, envía saludos y mis felicitaciones a los dos.
- Seguro.... Alex igualmente se comunicara en cuanto tenga un minuto.
- De acuerdo, hasta entonces y gracias por avisar. "

Colgué la llamada y sin darme cuenta solté un pequeño suspiro. Estaba claro feliz por la noticia, Alex y Phebe se merecían ser felices y me alegraba por ellos que lo fueran. Ya quisiera yo poder sentir esa dicha que estaba seguro ellos sentían en este momento.

- Samuel...

Su voz era un dulce susurro, gire mi rostro para encontrar a mi pequeña con sus ojillos negros somnolientos y mi mano fue inerte a acariciar su rostro con dulce melancolía. DIOS!! La amaba tanto que con sólo escucharla mi corazón se sentía lleno de dicha y amor.

- Siento haberte despertado pequeña...

Dije besando su hombro desnudo y volví a acomodar mi cuerpo en la cama a su lado, rodie su cuerpo con mis brazos y la acomode bien cerquita de mi. Llenando mis pulmones de su dulce aroma.

- Quien llamaba fue el que me despertó, ocurre algo malo?

Preguntó preocupada, fijando sus ojos preocupados en los míos. Suspire y bese su frente para serenar la furia que corría por mis venas al sentir su temor, y le hable con voz serena.

- Nada malo princesa. Solo que los hijos de mi amigo Alexander han nacido y tuvo que postergar la visita que tenía pensado hacernos mañana.
- Entonces seguiremos aquí solos?
- Unos días más, si... Te molesta?

Ella negó y deposito un suave beso sobre mi pecho suspirando.

- Si por mi fuera pasaría toda la vida solamente junto a ti Sam...
No pienses que me molesta que estemos solos tu y yo.

Esas palabras, junto a ese beso y sus manos paseándose sobre mi torso fueron las correctas para encenderme por completo....
De un rápido movimiento la acomode sobre mi cuerpo por completo y mientras mi boca ya devoraba la suya mi ereccion entró en su cálido interior, el gemido que escapó de sus labios sobre mi boca, sus uñas que se enterraron en mis hombros y el calor que emanaba su dulce piel, me pusieron aun peor...
Joder!! Con que poco esta mujer me encendía...

- Me enciendes de una manera que...

Gruñi sobre la piel de su dulce cuello ya giando el cuerpo de mi pequeña a moverse sobre mi...
Su boca instintivamente busco la mía ansiosa y desesperada por que la besara y lo hice...
La bese de forma intensa hasta que nuestros pulmones exigieron el oxígeno robado, las embestidas eran cada vez más fuertes e intensas, mis manos se paseaban por todo su cuerpo desnudo haciendo que todo en mi mujer se encendiera aun más, mi lengua lamía frenética sus perfectos y deliciosos senos. Todo de ella me volvía por completo un desquiciado, su sabor, su calor...
Esos gemidos que no lograba contener. En un ágil movimiento gire nuestros cuerpos y la deje recostada sobre la cama, salí rápido de su interior y mi boca fue rápido a probar su perfecto sabor, ese al que me había vuelto por completo adicto y que me encantaba saborear...
Yo no solía ser así, para mi eso nunca fue antes importante, pero su sabor era mi alimento, me fascinaba obtenerlo, sentir como lograba que gritara perdida de deceso, presa de la provocación de mi lengua en su intimidad, hacerla explotar en un orgasmo solo con mi lengua, llenarme de ella y de todo lo que tenia era vital...
Una perversa y deliciosa idea se cruzo por mi sobre calentada cabeza en ese preciso segundo. Y porque no llevarla a cabo? Si ella estaba tan exitosa como lo estaba yo, si de sus labios solo se podían escuchar esos jadeos ansiosos y esos ruegos que me pedían no parar de darle tanto plaser...
Samantha se entregaba a mi como ninguna, me dejaba ser el que le enseñará todo en lo que al sexo se refería, ella dejaba en mi todo tipo de decision en el plano sexual y eso era porque sabía que yo jamás la lastimaria, que nunca haría algo que la incomodara y que si hacía algo nuevo siempre era para darle más placer aún que el que antes hubiera sentido.

- Dios... NO PARES!!

Suplico retorciendose y sonreí malditamente más exitado. Me separe dejándola ahí tendida sobre las sábanas, con la respiración entrecortada y totalmente perdida en esa marea de deseo...
Sus ojos suplicaban que no la dejara así, a medias...
No pude contenerme y le sonreí travieso.

- No te muevas paqueña...

Dije con voz ronca. Corrí al vestidor sabiendome observado y rebusque hasta que encontré lo que necesitaba para mi nuevo juego...
Regrece a la cama y me encontré a una mujer que aunque aún muy exitada también muy curiosa por lo que yo me proponía. Subí a la cama y me puse a horcajadas sobre ella con las chalinas de seda en mis manos y mi mejor sonrisa traviesa.
Mi pequeña no dijo nada pero si la note intrigada. Tome una de sus manos y bese su muñeca antes de pasar la tela y sujetarla firme en su piel pero sin dañarla...
Cuando guíe su brazo a estirarse y a atar el otro extremo de la prenda en un extremo de la cabecera de la cama note la duda de mi pequeña y sus voz nerviosa y algo confundida...

- Que haces?

Sonreí y bese sus labios ya tomando su otra mano y repitiendo la misma acción mientras le respondía sereno pero muy exitado.

- Confía en mí pequeña...

Dije y ate su otra mano en la otra punta de la cama...

- Sam...

Dijo algo dudosa al verse atada y casi inmóvil. Aunque la sujeción no le causaba ningún daño si le ponía nerviosa, pude sentir que lo estaba muy cómoda y lo sabía, pero yo quería mostrarle el lado contrario de ese tipo de cosas, no siempre estar atado tenía que ser malo, por el contrario podía ser algo muy placentero y eso era lo que yo pretendía mostrarle. Que conmigo todo solo sería para darle solo placer.
Tome el tercer pañuelo de seda y cubrí sus ojos con cuidado, acegurandome que no viese nada de lo que susedia, que solo sintiera.
Su respiración empezó a entrecortarse ansiosa y se removió buscando liverarse. No quería que tuviera un ataque de asma, por lo mismo me acerque a su oído mientras mi mano acariciaba suavemente sus labios y susurre para calmarla...

- No tienes que temer preciosa...
Veras que solo placer te daré...

Mi boca fue a la suya y mi lengua rozó lentamente sus labios de forma provocadora. Tome con rapidez un par de almohadas que estaban esparcidas por la cama y las acomode de tal manera su cuerpo quedara exactamente como yo pretendía. Me permití pasear mi mirada por toda ella, y el deseo me atravesó al verla de esta manera, solo para mi...
Me acerque con calma besando de forma casi imperceptible sus labios, luego bajando por su cuello logrando un suspiro ansioso de sus labios, mi lengua rozó de forma casi imperceptible sus endurecidos peones y mis dientes se concentraron en provocarla aún más...
Mis manos se recrearon en toda su piel llegando a su intimidad, acariciandola con extrema lentitud, logrando que se removiera ansiosa y jadeara pesadamente...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora