Capitulo 85

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Tarde algún par de segundos más en poder reaccionar, porque en verdad mi pequeña transgresora me había dejado muy imprecionado. Pero en cuanto pude salir de mi congelamiento mental tomé con cuidado la cintura de mi mujer una vez más y la atraje hasta mi.

- Pequeña, creo que lo mejor es que nos retiremos y no sigamos aumentando el espectáculo que pretende dar esta... Insensata.

Dije en su oído. Mi mujer respiro profundo y giro para ver directo a mis ojos al responderme.

- Tienes razón Samuel, lo siento por el bochorno que te he causado. Es solo que...

Pero no la dejé terminar la frase, tomé su boca en la mía con hambre voraz, importandome nada el que el lugar dónde estábamos fuera público y toda la atención estuviera en nosotros y lo que pasaba. Saboree con nesecidad absoluta esos perfectos y suaves labios que me enloquecian haciendo que olvidara absolutamente todo, pero a mis espaldas podía escuchar no solo el murmullo de todos los presentes, si no que también las risas mal contenidas de mis amigos y sus mujeres.
Cuándo los pulmones de mi pequeña exigieron que les dejara ingresar el vital oxígeno que les había robado, no separé demasiado mi boca de la suya para hablar, no aparté mis ojos de sus negros ojillos brillantes de ansiedad y deseo contenido. Podía leerla cual perfecto mapa, nada podía ocultar ella de mi y tampoco lo intentaba.

- Hora de irnos de aquí entonces...

Besé fugazmente sus labios y tomé su mano en la mía, ancle la otra a su cintura sin dejar de sonreír orgulloso y nos dirigí a la salida.
Vi en mi periferia a Erick que no perdía detalle de nosotros y cuándo asintió para mi, ya sabía que quedaba muy poco camino para cazar al maldito de Carlo.
Los flashes de las cámaras estallaron ante nosotros en cuanto cruzamos las puertas, pero ya los hombres de Erick tenían todo el camino libre hasta la limusina para que nada se interpusiera a nosotros en nuestra partida.
Una vez dentro, di una inclinación al chopher para que nos fuéramos sabiendo que Erick ya estaba junto a él y que cuatro coches más repletos del personal de seguridad que protegía a mi mujer nos escoltaban.  presione el botón que subiría el cristal negro divisor, dándonos a Samantha y a mi la privacidad que yo pretendía y volví a lo que era en verdad importante. Besar la dulce y perfecta boca de mi mujer.
Tenerla entre mis brazos, sentir el delicioso aroma de su aterciopelada y suave piel en las llemas de mis dedos era algo sublime, perfecto...
Tener su boca sobre la mía, sus manos sujetando mi nuca y tirando de mi cabello llena de ansiedad, sabiéndo lo deseosa que se sentía por mis atenciones, no lograba más que exitarme mucho más si fuera posible.
Pero no podía perder el control, no esta noche, no aún...
No, no podía aún hacer lo que mi cuerpo me pedía, eso que deseaba con cada fibra de mi cuerpo, de mi ser...
Tenía que aguardar, porque lo que estaba a escasos minutos de ocurrir no solo enfriaria nuestra pasión, sino que también pondría a mi mujer en un punto demasiado vulnerable, pero que era necesario para que su alma quedara por completo libre de todo ese pasado que la había marcado tanto, ese maldito pasado que tanto daño le había causado. Pero no sólo eso, yo Tendría la oportunidad de cobrarme no sólo el dolor que vivió por su causa mi mujer, sino por la muerte de nuestro hijo Elías....
Si, así habíamos decidido junto a mi mujer bautizar a nuestro pequeño que no habíamos tenido oportunidad de conocer... Un estudio genético nos dijo que de haber nacido sería un niño y tanto Samantha, como yo necesitábamos ponerle un nombre, darle el lugar que le correspondía en nuestra vida aunque ya no estuviera, igual que hice con mi hijo mayor Damien...
Era algo que nos hacía falta desde el fondo de nuestras almas, algo que nos daba la certeza de que  el existió y fue parte de nosotros, fruto de este descabellado amor que nació sin sospechar que llegaría, pero aceptandolo, porque era nuestra fuerza, lo que nos mantenía en pie después de cualquier tipo de dolor.
Gruñi cuando los dientes de mi mujer rasparon contra mi mandíbula y mis dedos se enterraron apresando la carne de sus muslos. Joder!! Es que en verdad mi pequeña me encendía más que una hoguera en la noche de San Juan.

- Nena...

Dije entrecortadamente, haciendo un esfuerzo sobre humano por contenerme y no arrancarle ese espectacular vestido y poseer todo de ella.

- Mmmm

Esa fue su respuesta mientras su provocadora lengua se paseaba con tortuosa calma por mi cuello incendiandome con su húmedo toque... 

- Carajo!!

Gruñi ya sabiendo que no podía contenerme. Mi boca atrapó la suya con hambre voraz ya perdido de deseo y exitacion, mis manos ya poseídas recorren el delicioso cuerpo de mi pequeña transgresora buscando desesperadas alcanzar la cálida piel de mi mujer... perdiéndome por completo en su calor, en su adictivo aroma a rosas, ese que me hace perder todo tipo de control en mi mismo, mi boca se pierde en ese perfecto escote que proteje sus bellos senos mientras mis manos alcanzan el objetivo de sus finas bragas, que me importa un cuerno del color que sean, lo que si tengo claro es que me impiden alcanzar lo que quiero, su deliciosa intimidad...  Las arranco en el mismo segundo en que sus manos luchan por liberar mi erección ya firme y deseosa de fundirse en su interior, solo tres segundos son los que tardo en subir su vestido lo suficiente y entrar en su caliente y húmeda intimidad, absorbiendo en mi boca el gemido cargado de deseo de mi mujer, mis manos la instan ansiosas a moverse, gruñendo poseído por las sensaciones que me causa estar dentro de ella, las embestidas firmes y certeras, sus manos luchando por arrancar mi camisa y perderse en mi piel, mi boca mordiendo la piel expuesta de sus senos a medida que todo va en un inminente aumento de plaser. Sintiendo como su cuerpo encaja en mi cual guante, sintiendo toda su humedad absorviendome y encendiendone aún más, su respiración entrecortada, sus dientes mordiendo mi hombro para contener el grito de plaser al sentir que mis dedos también la tocan en su intimidad para llevarla al gose máximo, más de prisa, más fuerte...
Su piel caliente húmeda de transpiración, su cabello ya suelto cayendo en cascada por su espalda desnuda y sus hombros...

- DIOS... SI SAM.... NO PARES!! SIGUE TE LO RUEGO...

Gimió sobre mi boca desesperada...
Encendiendone aún más al escuchar su agónica súplica...
Mis manos atrapan su precioso cuello y muerdo con cuidado sus ya desnudos senos embistiendo aún más fuerte y rápido. Sabiendo que esta llegando, que caerá en segundos en el extasis...  Agarro con medida fuerza su cabello y devoró su boca mientras embistió fuerte un par de veces más arrojandola a ese incontrolable orgasmo dejándome arrastrar junto a ella a ese perfecto paraíso de plaser. Gruñendo, respirando agitadamente, enterrando mis dedos en su piel hirviendo. Y sintiendo el latido frenético de nuestros corazones.... 
Su cuerpo se desmadejo sobre mi perdiendo todas sus fuerzas y mis manos la envolvieron protectoras más a mi mientras intentabamos los dos recuperar el aliento y yo besaba su cien con adoración...
Porque eso me hacía sentir mi pequeña transgresora, adoración por toda su esencia. Por su cuerpo, por su corazón puro...

- Tu logras que no me contenga....
Un día de estos acabarás conmigo preciosa.

Dije cuando sus ojillos negras se fijaron en los míos y yo apartaba de su húmeda frente los cabellos adheridos a su piel.
Sus labios hinchados, sus mejillas sonrojada por el esfuerzo, toda ella era la viva imagen del plaser, de la lujuria...
Mi mujer sonrió y suspiró cansada intentando que su cuerpo le respondiera como debía hacer, pero le resultaba algo difícil...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora