Capitulo 69

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- ( Samantha) Yo, yo... Disculpen...

Dijo en un susurro mi mujer y salió prácticamente corriendo, tanto que no pude hacer nada a tiempo para evitarlo. Me puse de pie de inmediato y salí tan de prisa como pude, tomando la dirección que suponía había tomado mi pequeña.
Nat pareció darse cuenta de él error garrafal que cometió porque de inmediato se intentó disculpar.

- (Nat) Sam lo lamento no pensé que...

Pero le interrumpí con la mirada, ahora no me importaba nada más que hacer que Samantha se calmara.

- ( Sam) Disculpen...

Dije ya saliendo del estudio y subiendo los escalones de dos en dos, no podía permitir que mi pequeña retrocediera. Al entrar en nuestra alcoba me la encontré escondida en una esquina de la alcoba, llorando de forma intensa y golpeando con desespero su cabeza... Murmurando algo con los ojos cerrados con fuerza, maldigo de inmediato ya acercándome  muy lento hasta que pude escuchar ese constante susurro.
Mi corazón dolía cada vez que la veía en este estado, pero sabía que hacer casi siempre para calmarle.

- Estúpida!! Eres una estúpida!! Tonta!! Tonta!! Tonta!!! Mil veces tonta!!!
- Samantha no sigas...

Pedí sentandome como si fuera un indio frente a ella y observándola con suma atención. Sus ojos llorosos se fijaron furiosos en mi solo un segundo y Espetó molesta entre lágrimas...

- No me digas que hacer!! NO ERES MI MALDITO DUEÑO!!! NO ME PONDRÁS NINGUNA MALDITA SOGA AL CUELLO!! NO SOY TU PUTA PROPIEDAD!!!

Rugió, no me inmute ante sus gritos, ante la furia que dejaba ver en sus palabras, que no eran nada más que un simple medio para sacar parte del veneno que intoxicaba su alma.
Siempre supe que mi pequeña tenía un carácter de cuidado, aún recordaba la primera vez que nos vimos como si fuera ayer...

- No soy tu maldito dueño... No te pondré ninguna jodida soga al cuello y no... No eres mi puta propiedad...

Repetí sus palabras en tono serio y firme, si apartar los ojos de todo su rostro colérico y continúe...

- Eres tu mi maldita dueña, eres tu la que me ha puesto la jodida soga al cuello a mi pequeña... Y yo...
Yo soy tu puta propiedad Samantha Álvarez...
Aquí en esta alcoba, en esta casa, en este país y en todo el jodido mundo...
Tu!! Solo tu!! ERES LA MALDITA MUJER QUE YO AMO, POR LA QUE VIVO Y RESPIRO CADA JODIDO MOMENTO DEL DÍA Y TU!! ERES MI JODIDA DUEÑA...
Eso es la realidad... Aquí entre tu y yo... Eres tu la dueña y señora de todo lo que soy...

Sus ojos repletos de lágrimas me miraban confundidos, como tratando de prosesar toda la maldita información que acababa de soltar por mi boca...

- Tu puedes hacer de mi lo que quieras Samantha Álvarez, porque te pertenezco solo a ti...
Tu y solo tu eres mi dueña...
Eres mi dueña, mi señora, mi maldito corazón es tuyo, te pertenece con cada fibra de mi ser, con cada aliento, con...

No tuve tiempo de continuar, porque mi dueña se arrojó a mis brazos y devoró mi boca con hambre, con nesesidad absoluta. Respondí igual de ansioso y escuché entre sus besos las dulces palabras de mi pequeña...

- Soy tuya porque yo lo elijo Samuel...
Y tu... Tu eres solo mio...

Dijo abrazandose fuerte a mi...
Mis brazos la rodearon con firmeza y mi boca acompaño a la suya en ese hambriento y nesecito momento, donde deje que mi pequeña transgresora tomará todo lo que necesitaba y quería de mi, sus manos eran como lava ardiente en mi piel que quemaban cada rincón que alcanzaban, nos hizo caer acostados sobre la alfombra y se dedico a tomar tanto como podía obtener de mi...
Hasta que su llanto volvió a arremeter en su ser haciéndola detenerse...
No dije nada, solo la deje que su rostro se enterrar a en mi pecho desnuda y llorara todo lo que necesitará, abrazandola, acariciando su cabello y susurrando en su oído que la amaba...

- Tu eres mi mundo pequeña...
Tu eres mi razón, mi existencia depende solo de ti...

Continuamos así por varios minutos hasta que su llanto la venció haciéndole quedar dormida sobre mi...
No quise moverme, permanecí con ella sobre mi tirados sobre la alfombra hasta que unos suaves golpes en la puerta se escucharon. Aún así no me moví..

- Pase...

Indique en tono bajo...
Gire mi rostro en dirección a la puerta para encontrar los rostros preocupados de Nathaniel y Alexander fijando su atención en nosotros. Les hice un gesto para que guardaran silencio y luego le señale a Nat una fina cobija de algodón para que me la pasara, en cuanto la puso sobre nosotros recoloque con sumo cuidado a mi pequeña para poder incorporarme y tomarla de forma adecuada entre mis brazos para llevarla a la cama. Nat hizo un ademán de querer levantar a Samantha para poder acostar la y yo pudiera levantarme pero le negué con la cabeza, no quería que nadie más que yo tuviera a mi mujer en brazos y menos aún que despertara y se asustar a sí otro hombre la tenía...
Logré ponerme en pie con algo de dificultad pero sin soltar mi preciada carga y la lleve a nuestra cama, la recostó junto conmigo evitando de esa manera que despertara y permanecí abrazando la e ignorando a Alex y Nat, por unos cuantos minutos hasta que estuve seguro que mi pequeña transgresora no despertaría de inmediato. Salí con cuidado de su lado y la arrope cual muñeca de cristal, besando sus labios de forma fugaz y acariciando su cabello antes de apartarme unos pasos de la cama y observar le en silencio.
Salí junto con Nat y Alex cerrando la puerta tras de mi y encargandole a Erick que no se apartara de la puerta de mi alcoba hasta que Samantha despertara o yo subiera con el almuerzo para ella. Guíe a mis amigos al living y fui directo al bar a servirme una copa que bebi de un solo trago. Me rompía el corazón ver a mi mujer llorar o saberla tan vulnerable aun, sabía que estaba mejorando y mucho, pero eso no quitaba que en esta clase de situaciones no me agradara verla así. Amaba demacrado a esa mujer como para que no me afectara saberla mal o sufriendo por culpa de la vida que le había tocado

Tu y yo... todo o nadaWhere stories live. Discover now