capítulo 57

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- ( NAT) Es algo complicado de hacer Samantha, pero para poder darte una respuesta necesito estudiar a fondo el caso, encontrar todos los puntos flacos, ver si puedo hacerlo y que no cause más daño a la niña...
- ( Samantha) Samuel dice que eres el mejor en traumatología y ortopedia. Pero si estoy de acuerdo con que estudies a fondo todo el caso. No quiero que nada comprometa la posibilidad de hacer que Layla tenga la vida que perdió.
- ( NAT) Estoy consciente de eso, debo admitir que lo que han echo es algo muy impresionante.
- ( Samantha) Fue un proceso muy largo, y Layla una gran luchadora, por eso es que hemos trabajado en su caso con tanto esfuerzo.
- ( NAT) Te entiendo... Bien, estudiaré el archivo y te daré una respuesta lo más pronto posible.

Me mantuve en silencio mientras mi mujer y mi amigo mantenían esa charla y los tres compartíamos una taza de café.
Cuando vi la sonrisa que NAT le dio a mi pequeña y en los ojillos de la misma supe que Samantha Álvarez le había puesto a NAT el interés de participar en dicho caso, el podía estar retirado hacía ya casi cuatro años, podía haber echo solo una pausa de su retiro exclusivamente por su mujer Lía, y yo sabía que era casi imposible que el pretendiera regresar a ejercer, pero esta era una oportunidad única para cualquier cirujano de su categoría, además mi pequeña había apretado los botones correctos en mi amigo, los niños a NAT eran algo que si sabía le podían hacer bajar todas las barreras, y es que a quien no?
NAT sonrió y se retiró casi de inmediato y yo de pronto me quedé petrificado pensando en algo que nuevamente había pasado por alto.
No logré evitar sentir esa opresion en el pecho al recordar a mis pequeños, y otra vez había fallado en proteger adecuadamente a mi pequeña.

- Sam me estás escuchando?

La voz de mi mujer fue la que me saco de las cavilaciones donde sin darme cuenta me había perdido.
Tenía que poner remedio a mi fallo, tenía que resolverlo. Pero como?
Trate de poner una sonrisa en mi rostro antes de fijar mis ojos en mi pequeña. No podía tocar este tema con ella.

- Lo siento princesa me distraje.

Me disculpé, vi que sus ojos negros tenían cierta duda de mis palabras, por lo mismo le di un beso suave en los labios intentando hacer que olvidara cualquier sospecha que tuviese.

- Seguro estás bien Sam?

Pregunto dudosa, no quería mentirle. Pero era lo mejor... Ella no podía pasar por mi culpa por otro dolor.

- Solo estoy algo cansado, no te preocupes.

Ella pareció aceptar mis palabras y solo sonrió y beso fugazmente mis labios.

- Vamos a dormir entonces? Yo también estoy agotada, aún no logro tener la energía, me agotó demasiado rápido...

La tristeza que dejó arrastrar en esas palabras me hizo sentir que lo mejor es que eso no podía ser...
Mi pequeña no podía afrontar algo así. No estaba recuperada por completo, y para colmo todo en este momento era muy peligroso, el maldito de Carlo aún seguía libre, el juicio, todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor era muy peligroso como para poder permitir que volviese a ocurrir. Aunque me doliera tenía que hacerse que eso no podía dejar que pasara. No expondría a mi mujer a sufrir de nuevo.
Tome la mano de mi mujer y nos encamine a la alcoba, ella tenía que descansar, recuperar fuerzas y yo tenía que cuidar de ella, nada era más importante para mí que eso. No permitiría que mi mujer pagara por mis errores.
Cuando luego de tan sólo diez minutos de estar metidos en la cama mi pequeña callo dormida profundamente no pude evitar observarla detenidamente por largos minutos, la culpa se apoderó de todo mi ser...
Ella no podía pagar por mi estupidez, tenía que poner remedio a mi error y sabía que eso me volvería un monstruo, pero no me importaba por mantener a mi mujer a salvo.
No pude mantenerme en la cama junto a ella, tenía que salir de ahí, porque la amaba más que nada en este mundo y sabía que la perdería con lo que pensaba hacer...
Salí cerrando con cuidado de no despertarla y baje al estudio nesecitando con urgencia un trago para tratar de mantenerme cuerdo. No quería hacerlo, pero era preciso...

Cuando lleve a mis labios el trago y bebí sentí toda la rabia atravesar mi cuerpo, furia, puro odio, rencos y asco sobre mi propia imagen es lo que sentía y sabía que sería por el resto de mis días. No soportaba ya, arroje la copa contra una de las paredes gritando de rabia y dolor por lo que tenía que hacer, gritando, tratando que un poco del veneno que ya corría por mi interior saliera y me permitiera respirar...
Me odiaba, me odiaba por completo y sabía que mi pequeña también me odiaría...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora