capitulo 38

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" - ( Álex) Tienes todo lo que necesitas?
- ( Sam) Si, el avión parte a las cinco am.
- ( Álex) Y donde se quedarán?
- ( Iván) Ya me ocupe yo de eso. La propiedad está completamente  equipada y lista para su llegada.
- ( Nathaniel) Estás seguro Sam que Samantha esta estable como para viajar?
- ( Sam) Lo está, de momento tengo que mantenerla lo más tranquila posible, pero al menos he logrado que me deje hacerme cargo de cuidarla.
- ( Álex) Lo siento Sam... Debí de sacarla ni bien la encontré de ese maldito lugar. Quizás no habría llegado a este extremo.
- ( Sam) No es tu culpa Álex, tu bastante has echo por ayudarnos. Además una semana no es suficiente para llegar al estado en que ella está.
- ( Iván ) A qué hora saldrá la historia en la prensa Álex?
- ( Álex) Saldrá simultáneamente con diferentes periódicos para la primera prensa de la mañana. Cadena nacional seguirá el proceso de detenciones y liberaciones de el resto de las chicas. Según mis fuentes los arrestos irán simultáneos a las 7 a.m, hay más de trecientos órdenes de arresto y con las pruebas que hemos aportado las condenas serán muy altas.
- ( Nathaniel) El nombre de Samantha aparecerá entre las chicas?
- ( Álex ) No. No la expondría a todo lo que vendrá.
- ( Sam) Por eso mismo no esperaré para llevarme a Samantha de París. La llevaré lo más lejos posible antes de que todo salga a la luz.
- ( Nathaniel) Mantendremos el ojo puesto en todo lo que valla sucediendo y te pasaremos informes de todo cada dos días.
- ( Sam) Es la mejor manera, no quiero que Samantha pueda ver ningún tipo de noticia sobre todo lo que ocurrirá. Especialmente no quiero que sepa nada de lo que pasará con el maldito de su ex.
- ( Iván) Linda sorpresa se va a llevar el idiota cuando descubra que Samantha ya no está en sus manos. Me encantaría verle la cara...
- ( Álex) Tu tranquilo Iván, de que todo el mundo lo vea me encargaré yo en persona. Ese despojo de humano va a aprender a tratar a una mujer.
- ( Sam) Bueno chicos, los dejo. Samantha tiene que despertar para comer en menos de diez minutos y ya luego nos vamos al aeropuerto.
- ( Iván) En el avión ya está todo el equipaje que Cristhian y su esposa habéis recogido de tu piso en Londres, lo demás ya está todo en la propiedad. El clima es muy diferente que en Europa, pero ya me ocupe de que tuviesen todo lo necesario.
- ( Nathaniel) Aún no termino de entender porque llevarla justamente a ese lugar.
- ( Sam) Es más un tema médico que por otra cosa, tiene evidente carencia de vitamina D y varias otras cosas. El lugar es perfecto para que se recupere pronto, y la calma le vendrá bien.
Los, dejo chicos. Estamos en contacto.   Y gracias por la ayuda...
- ( NAT) Cuídala, es de la familia.
- ( Iván) informanos de como va su recuperación, sabes que estamos a un llamada.
- ( Álex) Tu cuida de tu mujer Samuel, de lo demás nos encargamos nosotros. Es hora de que el castillo de naipes se desplome. "

Con eso corte la comunicación con mis amigos, pase mis manos con cansancio por mi rostro y me dispuse a preparar los alimentos de Samantha. Pasaban las tres quince de la madrugada y a las cuatro  teniamos que salir de aquí camino al aeropuerto.
Me di una ducha rápida mientras el café estaba listo y cuando salí me apoye en el marco de la puerta que daba a la alcoba, mis ojos se fijaron en su pequeño cuerpo que parecía perderse en la enorme cama, su rostro seguía muy pálido, estaba seguro que el proceso para que se recuperará sería algo extenso. Pero no me importaba el tiempo que me tomara, mi pequeña se iba a recuperar y superaría todo esto, porque yo me encargaría de que fuera así.
Sabía que estaba exhausta, le hacía falta mucho descanso, y el haberla casi que obligado a comer casi todo el plato de comida, después de haber pasado tanto tiempo sin comer nada cayó prácticamente dormida profundamente en cuanto la hice acomodarse en la cama.
Me había recostado a su lado, por petición de ella y había logrado dormir casi tres horas, pero no podía quedarme durmiendo. Tenía que ultimar los últimos detalles para poder salir de París con Samantha.
Lo único que podía agradecer era que sus documentos estaban en el pequeño bolso que ella traía consigo. Porque de no tenerlos ella hubiera sido imposible sacarla del país antes de que todo saliera a la luz. Y ella podría haber quedado en medio de todo lo que yo intentaba evitarle.
Volví a la pequeña cocina que tenía aquí en la suite y servi el café, las tostadas, el yogur y algo de fruta para mi pequeña.
Necesitaba recuperar calcio y muchos más nutrientes pero sabía que leche no toleraría tomar. Por eso se me ocurrió suplirla por un yogur natural que tuviera el calcio que sabia le faltaba.
Cuando regrese a la alcoba aunque odiaba interrumpir su descanso me dispuse a despertarla con sumo cuidado, Cristhian me había advertido que tratara de no alterarla demasiado.

- Pequeña...

Susurre tomando su mano en la mía y acariciando despacio su mejilla.

- Pequeña... Tienes que despertar...

Cuando empezó a removerse adormilada aún y llevo sus manos a frotar sus ojitos negros no pude evitar desear besarla. Pero tenía que hacer todo con sumo cuidado.
Mi pequeña se reacomodo en la cama y fijo la mirada en mi, suspiro cansada y me dio una dulce sonrisa...

- No eres un sueño...

Murmuró aún sin dejar de verme. Me dolía tanto imaginar cómo pudo soportarlo todo, como se sacrificó por mi...

- No lo soy pequeña...
Estoy aquí, tú estás aquí. Ya no te dejare sola pequeña, te lo juro.

Sus ojos se tornaron brillantes y no soporte la idea de que continuara llorando. Bese con calma su frente y le sonreí intentando parecer tranquilo. Aunque por dentro todo mi ser hervía de furia al verla en este estado tan deteriorado...

- Ocurre algo malo?

Pregunto ya sentándose nerviosa. Podía notar la piel de sus brazos erizada, como si sintiera demasiado frío. Aunque la calefacción estaba encendida.
Mis dedos acariciaron su mejilla  y trate de darle una sonrisa tranquila antes de responderle.

- No pequeña. Nada malo ocurre, solo tienes que comer un poco de desayuno y tenemos que alistarnos para salir al aeropuerto en casi cuarenta minutos.

Tome la bata que había dejado a los pies de la cama y se la coloque sobre su cuerpo para que no sintiera más ese dichoso frío.

- Sientes frío...

Ella asintió apartando sus ojos de mi.

- Algo... Nunca logro que se valla del todo.

Suspiré asintiendo. Odiaba saber la causa de todos estos síntomas...

- En unos cuantos días ya no te sentirás así... Es solo que tu cuerpo lucha por la deficiencia que tiene en estos momentos.
- Fui doctora Sam...

Dijo con una triste sonrisa.
Miré en detalle su rostro, dejando vagar mi mirada por su silueta. Detuve mis ojos en su cuello. Y tuve que apretar los dientes...
Otra vez, otra vez tenía que luchar contra sus malditas cadenas, pero ésta sería la última y definitiva. Porque no pensaba permitirle volver a retroceder.
Mis manos de inmediato fueron a su cuello y desprendí el maldito broche, cuando las retire, rose su fría piel y sentí como eso la estremeció logrando que contuviera el aliento.
Quite el collar de su cuello y la tomé de la mano con cuidado haciendo que saliera de la cama y viniera conmigo al balcón de la suite. La deje parada frente a la imponente vista de la madrugada Parisina, me coloque justo detrás de ella, rodeando su cintura y dejando en sus manos esa cadena que la mantenía prisionera...

- Eres tú la que tiene que hacerlo pequeña...
Solo tu...

Susurre acariciando su espalda y manteniendo mi cercanía.
Mi pequeña soltó un sollozo y no tardo un solo segundo en arrojar al vacío las cadenas de las que era prisionera...

- Se agapo Sammouil...

Dijo recargando su cuerpo en mi pecho. La abrace con cuidado envolviéndola en mis brazos y bese su mejilla.

- También te amo Samantha...

Nos mantuvimos en silencio por unos minutos admirando la belleza de la noche que nos rodeaba.
Su cuerpo empezó a temblar y decidí que lo mejor era hacer que entrara y se abrigara, lo que menos necesitaba en este momento era coger algún resfriado. Tenía sus defensas muy bajas y no era prudente que enfermara. No quería que terminara internada...

- Ven pequeña. No te hace bien estar aquí fuera con este frió.

Ella asintió y se dejó guiar por mi al interior de la alcoba.

- Crees... Crees que podría ducharme de nuevo?

Pregunto algo nerviosa.
Bese con calma su frente y asentí para ella.

- Claro que sí princesa. Tu aprovecha para ir comiendo mientras yo te prepararé la bañera...

Dije ya haciéndola entrar de nuevo en la cama y volviendo a arroparla.
Adoraba a esta mujer, la amaba más que a nada en este mundo...

Tu y yo... todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora