Capítulo 13

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Frustrada gruñó y tras rendirse, dejó caer las manos a los costados de su cuerpo, denotando el enojo que aún estaba sintiendo

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Frustrada gruñó y tras rendirse, dejó caer las manos a los costados de su cuerpo, denotando el enojo que aún estaba sintiendo. Miró al gran balcón que la alcoba poseía, notando que pronto el sol del amanecer comenzaba a hacerse presente, en un nuevo día.

—Audrey, estás demasiado lejos —murmuró irritada, antes de levantarse de la cama.

En sus habituales días pasados, ir al dormitorio de su mejor amiga le ayudaba a tener un poco de tranquilidad, sin embargo, también solía descargar su ira en el campo de tiro o en el gimnasio, con arduo ejercicio que le despejaba la mente.

Pero ahora, la castaña se encontraba a kilómetros de distancia, lejana, sin ninguna forma cercana a su vida normal.

Maldijo entre dientes, lavando su cuerpo con rapidez en la ducha para después, vestirse con un conjunto deportivo negro. En su cabeza, repasó todo lo ocurrido el día anterior relacionado con Dalila y William. ¿Acaso significaba algo importante todo lo que ocurrió? ¿Sobreactuó? ¿Se estaba equivocando?

—Disculpe —llamó a uno de los empleados, que llevaba un juego de té en una charola de plata. Por dentro, blanqueaba los ojos —de casualidad, ¿tienen algún gimnasio? —Indagó, esperanzada.

Tras recibir y seguir las indicaciones, sonrió más aliviada al ver el equipo, los guantes y el ring. En parte, lo consideró ostentoso, debido a que según sabía, la villa estaba prácticamente deshabitada la mayor parte del tiempo y ellos solo se quedaban por un par de días.

Colocó los auriculares a todo volumen conectados al móvil. Necesitaba despejarse, abrir su mente, a pesar de que la fuese a bloquear con el ejercicio que iría a hacer y la música que escuchaba con estruendo.

Calentó como era debido; estiró cada musculo de su cuerpo lo mejor que pudo y una vez preparada, con el talco en las manos, se acercó a una de las pesas, donde respiró tranquila un par de veces, antes de tomarla.

William miró de vez en cuando los papeles en sus manos de soslayo, sin poder concentrarse un solo poco. Debía de discutir con Olivia lo ocurrido con Dalila; él no tenía intención alguna de mancharla o avergonzarla frente a los demás, así mismo, quería dejar claro que no conocía bien lo que estaba sintiendo con ella. Aún estaba confundido, pero estaba seguro de querer estar a su lado.

—Adelante —permitió, releyendo un par de veces sin entender nada en lo absoluto.

—Buenos días, príncipe Will —saludó el hombre, sosteniendo con cuidado la charola. Acto seguido, se dedicó a preparar el té como al castaño le gustaba — ¿Cómo ha despertado el día de hoy?

—Si te soy sincero, Jackson, mal —confesó, con una forzada sonrisa. El joven empleado no dijo nada, solo le tendió el brebaje, el cual agradeció —; cuando te marches, ¿podrías pasar a la alcoba de la señorita Cumberbatch y ver si ha despertado? Si es así, dile que venga por favor —pidió.

Desastre RealWhere stories live. Discover now