Capítulo 19

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Con la pesadez en los parpados y la calidez del cuerpo de William a su lado, despertó con una sonrisa en los labios, recordando la fecha y los planes preparados para ese día

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Con la pesadez en los parpados y la calidez del cuerpo de William a su lado, despertó con una sonrisa en los labios, recordando la fecha y los planes preparados para ese día.

Se alzó de su posición silenciosa y con cuidado, tomó el pequeño pastelillo de chocolate que había escondido en el armario por la noche. Encendió la velita que había dejado a un lado y tras colocarla encima, en el medio de la cubierta de crema batida, se dirigió de nuevo a donde él se encontraba aun dormido.

Mordió su labio con fuerza, colocando el postre en la mesita de noche. Se montó sobre sus caderas, haciéndole gimotear, aunque pronto despertó al sentir los cálidos labios plantarse en su pectoral izquierdo, subiendo por su clavícula y cuello, llegando hasta su mentón, mordisqueando y besando con ternura.

—Ya estoy despierto —murmuró con una sonrisa, encontrándose con la brillante y angelical sonrisita de Olivia.

—Feliz cumpleaños, príncipe William —susurró. Gruñó divertido, aunque agotado. La noche anterior no había dormido nada recordando la tonta festividad. Olly tomó el pastelillo y tras mostrárselo, vio el gesto de protesta que tenía. Ladeó la cabeza, confundida, dejando caer por su hombro la larga cabellera castaña — ¿sucede algo? No me digas que eres alérgico al chocolate porque sé que no es así —farfulló.

—No es eso, Olivia... es solo que detesto mi cumpleaños —confesó, escurriendo sus manos hasta la estrecha figura, apegándola más a él. Cerró los ojos al sentir el calor del centro de Olivia y como aquel le enloquecía, sobre todo ante la cercanía con su virilidad; quería hacerla decir su nombre entre gemidos, robarle suspiros, que sus piel se sensibilizara ante sus caricias impúdicas e incluso que chillara enceguecida, deseosa de más...

<<Control, Crown. Control>> se dijo a sí mismo, conservando la compostura.

— ¿Por qué? Siempre lo festejan y crean un gran show televisivo —vociferó, recordándose desde la adolescencia, observándolo desde la pantalla celebrar entusiasmado junto a su familia. Todo era tan bello y junto a las personas de la televisión solía cantarle (de forma baja para que sus padres o Audrey no se burlaran de ella), contenta de un año más de vida para su platónico.

—Es precisamente por eso. No es un cumpleaños, es circo maroma y teatro —se quejó, frustrado. La castaña apretó la boca, avergonzada. Lo que menos quería era hacerle sentir mal. Con el tenso silencio, asintió y cuando pretendía levantarse de su posición, él la detenía, aferrando sus dedos a su cintura por debajo de la blusa con una sonrisa en los labios, quemando con su toque aquella zona —; bueno, en parte no puedo quejarme de esto —agregó. El vago pensamiento de que era un bipolar la invadió, más no dijo nada y siguió escuchando —es mí primer cumpleaños contigo —dijo, un tanto apenado y sonrojado.

Se echó a reír con dulzura, antes de besarlo, cuidadosa de que no cayera en la cama el pastelillo. Se acomodó aun con ella a horcadas en sus piernas, recibiendo sus deditos en sus mejillas, acariciando con suma dulzura la corta barba castaña. Sonrió animado, con los pensamientos entorno a ella y lo feliz que lo hacía. No necesitaba un gran evento, solo a esa chica, con ese pastelito en sus manitas, sonriéndole llena de dicha.

Desastre RealWhere stories live. Discover now