Cuando William Crown entromete en su vida a Olivia Cumberbatch, sus ideas van más allá de un simple coqueteo dulce, sino, que necesita de su ayuda para poder obtener aquello que por derecho posee desde nacimiento: la corona.
De esa forma, Olly no so...
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Como William esperaba, una reconexión surgió entre ambos con cada uno de los detalles que había preparado para ella, sobre todo esas que de la nada aparecían, como la ocasión en que solamente los inscribió a ambos a clases de surf o cuando se le ocurrió la idea de ir a turistear, a pesar de que sabía que por allí habría periodistas buscando fotos exclusivas de ambos.
La mejor parte de todo, fue publicar fotografías en sus redes sociales, las cuales recibían apoyo y afecto de todos sus seguidores y de otras celebridades, alegrándolos casi en su totalidad, ya que Olivia aún se sentía incomoda con la relación real-falsa que llevaba con Will.
Aquel día simplemente habían decidido quedarse en el patio trasero, donde una gran piscina se extendía junto a un par de mesas de jardín y un asador. Quizá sería bastante agradable tener una pequeña cena allí algún día con la familia de Crown.
Llevaba una toalla a la mano y las gafas de sol puestas cuando salió. Él nadaba de un extremo al otro, sin percatarse de su presencia, de la forma sensual y natural en que se acomodaba junto al borde, dejando extendida la toalla; acto seguido, se colocó el protector solar, dando suaves masajes en sus brazos y piernas.
Asechador la miró desde el agua. Parecía un tiburón, con la nariz y los ojos siendo lo único que se encontraba fuera, admirándola con placer. Nadó cuidadoso, tratando ser sumamente silencioso, pero pronto ella se giraba, viéndolo con una sonrisa en los labios, curiosa y enamorada.
— ¿Qué pasa? —Indagó, controlando el nudo en la garganta que allí residía. Él negó y se encogió de hombros, antes de sonreír, aun admirándola. La tenía en un alto pedestal y ella no lo sabía —Audrey y Edward me contaron que se mudarían... no entiendo bien lo de las casas reales —dijo, recostándose dirigida a él.
—Es un poco complicada la situación en cuanto a los bienes en nuestra familia, Olly —masculló, estirando su mano para alcanzar su mejilla. Ella no comentó nada, solo asintió y prestó atención —hemos vivido en el Castillo de Windsor porque nosotros no teníamos parejas y no planeábamos casarnos —farfulló —por eso mis padres decidieron vivir allí en lugar del Palacio de Buckingham.
>>En el castillo vivimos los parientes y en el palacio los reyes. Cuando sea la coronación, mis padres tomaran posesión del castillo y nosotros del palacio, mientras que mis hermanos, al decidir casarse podrán elegir alguna de las otras residencias que poseemos —explicó, confundiéndola.
>>Podrían vivir todos en el mismo castillo, pero se requiere privacidad para formar una familia o... al menos es lo que mi padre me ha dicho —agregó, apenado, como si eso fuese un concejo para un niño, aunque a ella le enterneció y le pareció apropiado el concepto. Si sus hermanos se quedaban allí en Windsor, nunca podrían separarse de sus padres.
Se quedó callada, admirando los ojos azules que le detallaban, con orgullo, con amor. Ya habían pasado tres semanas juntos en soledad, con lo necesario para resolver la problemática anterior, pero aún estaba insegura y asustada. Prácticamente, estaba volviendo a conocerlo.
