Capítulo 26

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Olivia con nerviosismo dejó que las frías manos de la chica tocaran su piel, ajustando el vestido

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Olivia con nerviosismo dejó que las frías manos de la chica tocaran su piel, ajustando el vestido. Estaba incomoda, sin embargo, no le importaba en lo absoluto cuando estaba prácticamente temblando debido a los deseos de saber los resultados de su vestido, su vestido de novia.

Se imaginaba con él puesto por el largo camino hasta el altar; pensó en Will con el elegante traje de príncipe al final del lugar, esperando a por ella, para unir su vida a la suya, unidos de por vida.

Con la ayuda de la encargada bajó del pedestal del vestidor para ir con las chicas. Al abrirse la puerta y caminar, en su sonrisa se demostró la emoción que le causaba los hechos, atiborrándola de felicidad. Pura felicidad.

— ¡Mira eso! —Exclamó Georgina fascinada, barriéndola con la marrón mirada de pies a cabeza. El conjunto completo, creaba el verdadero auge de una novia; su cuerpo se enmarcó de belleza nupcial con el traje, haciéndola irreal, una princesa en la totalidad de la palabra —. Me encanta, te vez preciosa —farfulló, lloriqueando.

Audrey que se había quedado bastante callada solo la miró emocionada. Su mejor amiga se casaría con el mejor hombre que ella pudiera imaginar. William era el mejor partido que Olivia podría tener.

—Me encanta —susurró, mirándose a la serie de espejos que la rodeaban. Miró su silueta ahora blanca debido al vestido. Su rostro, reflejando la bonita ilusión de una novia y la piel bronceada reluciendo con los tatuajes, simplemente eran una imagen hermosa que nunca creyó para ella, algo que pensó nunca llegaría.

En sus ojos se mostraba toda la felicidad y el amor que estaba fluyendo en ella, detalle que Georgina y Audrey notaron.

Todo era perfecto.

— ¿Gustan champan para celebrar? —Indagó Joane, con las manos juntas en el pecho. Enérgicas asintieron, antes de tirarse a soltar agudos grititos de emoción y a bailar ridículamente por el lugar.

Se despidieron efusivas, repartiendo besos y discreción entorno al diseño del vestido, que se había convertido en uno de los cotorreos reales más importantes a nivel internacional.

Al salir, la lluvia de luces cayó sobre ellas. Los guardias que custodiaban la tienda, ayudaron a las chicas a salir, escuchando las preguntas en gritos, cuestionando sobre la boda próxima y el secreto para la gran fiesta.

Olivia agachó la cabeza, ocultándose de los flashes y micrófonos. Sonrió y saludó afable e incluso lanzó pequeños besos solo para tratar de mostrarse abierta y vivaracha. Abrazó con fuerza el brazo de Audrey y sujetó la de Georgina, mientras caminaban por la acera, llegando por fin a la camioneta que las llevaría al castillo.

— ¿Qué opina al respecto de las fotografías del príncipe William junto a la princesa Dalila en América? —Alguien gritó, tan alto que consiguió escucharlo a la perfección. El trio de chicas se detuvieron, confundidas, encontrando al reportero que había hecho la pregunta —princesa Olivia, ¿conoce la estrecha relación entre el príncipe William y la princesa Dalila? Se les ha visto en los Estados Unidos el día anterior paseando por Nueva York, ¿Qué opina? —Formuló.

Desastre RealWhere stories live. Discover now