Capítulo 24

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Olivia admiró con detalle la vajilla colocada en la mesa del comedor

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Olivia admiró con detalle la vajilla colocada en la mesa del comedor. Siguió las indicaciones que Minerva le dio, así como las opiniones de Audrey y Georgina, quienes pensaban que era mejor una blanca con detalles dorados. Tenía que admitir que le gustaba, pero se sostenía por otro donde eran de un color rosado casi blanco, con estampados diminutos florales y plateados. Deseaba con ansias poder tener a Will allí.

En la mañana había salido de viaje a quién sabe dónde, pidiéndole a Magnus que se quedase con ella y le asistiera como a él; este otro se hallaba molesto, mirando con pena a la castaña creándole confusión, sin embargo, no comentó nada al respecto, no quería resultar invasiva y ella también estaría ocupada por el resto de la tarde.

— ¿Ya vieron a dónde irán de Luna de Miel? —Indagó la reina, mirándola con una sonrisa afable entre los labios. Continuó caminando por el rededor de la mesa, analizando los conjuntos de platos y copas.

—Will ha pensado que lo mejor sería hacer diferentes paradas por allí, pero quiere que nos quedemos más tiempo en Sao Paulo y Rio —contó timorata; no era algo que quisiese contarles; era íntimo. Aparte, quería conocer los lugares que más le gustasen a él, quizá así le conocería pequeños detalles y gustos diferentes.

—Olivia, ¿y tú que quieres? —Indagó. Se encogió de hombros, restándole importancia, porque a final de cuentas lo que ella deseaba era estar con él, pasar el tiempo a su lado y olvidarse de todo y todos, sin contar que ya tenían preparadas unas cuantas paradas en ciudades que ella quería ver —Olly, una de las cosas que deben de fortalecer antes del matrimonio es el escucharse mutuamente; no puedes ceder ante cualquier cosa que te pida, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —afirmó, a pesar de que eso no tuviera nada que ver con sus decisiones.

— ¿Qué vamos a hacer? —Indagó aun confundida, sosteniéndose de su brazo mientras avanzaban por el pasillo hasta el despacho de su padre

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— ¿Qué vamos a hacer? —Indagó aun confundida, sosteniéndose de su brazo mientras avanzaban por el pasillo hasta el despacho de su padre.

—Bueno, como futuro matrimonio real, debemos de responder a algunas entrevistas que quieran hacernos los medios —contó, poniéndola de nervios; detestaba cuando la prensa le hacía preguntas o cuando las cámaras le enfocaban de tan cerca —; tranquila, mi padre y yo hemos seleccionado y agendado algunas cuantas, las que creemos serán las mejores para mostrarnos al mundo.

Desastre RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora