Cuando William Crown entromete en su vida a Olivia Cumberbatch, sus ideas van más allá de un simple coqueteo dulce, sino, que necesita de su ayuda para poder obtener aquello que por derecho posee desde nacimiento: la corona.
De esa forma, Olly no so...
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Antes de ingresar a la Gala, Olivia se vio en la necesidad de llamar a Audrey y a Georgina para solucionar el problema de su maquillaje, así como sus ojos, los cuales habían quedado hinchados y rojos, así mismo, para limpiar el vestido, que había terminado cubierto de arena en el borde.
Con William, ayudó a acomodarse la corbata y a alisar el saco. Incluso, también a sacudir sus pantalones, que terminaron igual que su prenda.
—Nos vemos en un rato —susurró Will contra sus labios, besándola despacito. No podía llegar sin ella, sin embargo, también quería dar el anuncio de una buena vez por todas. Tras llamar al desocupado hombre, le indicó cómo hacer el llamado, quien feliz por él aceptó, antes de volverse a su lugar.
Las chicas fueron las primeras en recibir la noticia y terminaron chillando con emoción en el cuarto de baño, felicitándola y abrazándola. Veloces se encargaron de volver a hacer el peinado, de colocar un poco de brillo labial y delinear los ojos, así como cubrir con máscara para pestañas. Aplicaron unas cuantas rociadas de perfume —el cual Gina tomó de su habitación antes de marcharse—, hasta dejarla lista.
Se encontró con William a la entrada del salón del Casino Saint-Dié donde se llevaría a cabo el evento. Sostuvo con orgullo su mano y tras sonreírse, con grandes expresiones de amor en el rostro, con brillo sin igual en los orbes, caminaron hasta donde el evento se llevaba a cabo, encontrándose con los grandes escalones y el baile, donde muchos ya disfrutaban.
—Presentando al Príncipe William Crown de Gales y su prometida, la Princesa Olivia Cumberbatch de Gales —Gritó. Bajaron al evento con calma, parecían flotar, con los pasos finos y correctos, bajando con orgullo hasta los presentes.
El rey Leonardo, se mostró satisfecho y contento con la noticia, así como su esposa la reina Minerva, quien la recibió con los brazos abiertos. Magnus jugueteó un poco con ella y a Will le advirtió portarse bien. Olivia se había ganado todos aquellos corazones sin querer, sin hacer nada en lo absoluto, solo siendo ella misma.
Edward parecía en verdad orgulloso, dichoso. Felicitó a su hermano con entusiasmo y a Olivia le pidió que lo cuidara y que por sobre todas las cosas, que tuviera paciencia, puesto que William no era fácil; ella lo entendía bien, sus personalidades chocaban, creando la más bella explosión que alguien pudiese ver.
— ¿No piensas felicitar a tu sobrino, Rick? —Preguntó Leonardo a su hermano, quien parecía lejano e incluso molesto —creí que querías ver a William feliz...
—Por supuesto que quiero eso. Pero esa muchacha no es buena para él. Llevará a la ruina a esta monarquía —farfulló colérico, mirándola con desprecio.
—Con todo respeto, Richard, ella no es como Charlotte. Eso te lo aseguro —masculló, recordándole a esa vieja amante, a esa vieja novia que había destrozado los sueños de su gemelo. Gruñó en respuesta, alejándose, aunque pronto Leonardo le detenía por el hombro, serio —si te refieres a que ella no es un buen partido debido a que te quita tu oportunidad para tener la corona, Richard, eso la hace mejor —añadió, enfureciéndolo.
