Capítulo 54

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Trabajar mañana, tarde y noche podía mantener su mente ocupada, lejana y ajena a cualquier clase de dolor que le pudiera brindar el mundo del exterior, ese que siempre se cuestionaba porque ella estaba allí cuando su lugar era en el castillo, con ...

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Trabajar mañana, tarde y noche podía mantener su mente ocupada, lejana y ajena a cualquier clase de dolor que le pudiera brindar el mundo del exterior, ese que siempre se cuestionaba porque ella estaba allí cuando su lugar era en el castillo, con la familia Crown.

Aunque todos siempre se lo preguntaron, nadie nunca cuestionó en voz alta a Olivia, nadie tenía el valor para hacerlo.

Por las mañanas trabajaba hasta las tres de la tarde en un café en la zona donde la dueña poseía su departamento. Era un lugar bastante pequeño y agradable, donde podía disfrutar de la clientela amigable y el rato pacifico con música ambiental relajante. A la salida, llegaba a casa, un viejo lugar que apenas conseguía pagar, para ir con la dueña al campo de tiro hasta la noche, donde de nuevo iba a ducharse, cambiar por su elegante ropa y cantar en las madrugadas en un club musical.

Todo en su vida comenzaba a ser práctico y rutinario, mecanizado y simple. Olivia Cumberbatch —aunque desde hace meses era Crown— había tenido que aprender a vivir con el dolor de la partida de aquella familia, así como con la pérdida del gran amor de su vida, sin contar la de su mejor amiga y la de sus padres.

Estaba tan sola como herida y seguramente, sin motivos para vivir.

Atendió a los comensales con respeto y fingidas sonrisas tiernas que todos se tragaron como reales. Caminó en el medio de las mesas con la charola plástica repleta de tazas con diferentes Trabajar mañana, tarde y noche podía mantener su mente ocupada, lejana y ajena a cualquier clase de dolor que le pudiera brindar el mundo del exterior, ese que siempre se cuestionaba porque ella estaba allí cuando su lugar era en el castillo, con la familia Crown.

Aunque todos siempre se lo preguntaron, nadie nunca cuestionó en voz alta a Olivia, nadie tenía el valor para hacerlo.

Por las mañanas trabajaba hasta las tres de la tarde en un café en la zona donde la dueña poseía su departamento. Era un lugar bastante pequeño y agradable, donde podía disfrutar de la clientela amigable y el rato pacifico con música ambiental relajante. A la salida, llegaba a casa, un viejo lugar que apenas conseguía pagar, para ir con la dueña al campo de tiro hasta la noche, donde de nuevo iba a ducharse, cambiar por su elegante ropa y cantar en las madrugadas en un club musical.

Todo en su vida comenzaba a ser práctico y rutinario, mecanizado y simple. Olivia Cumberbatch —aunque desde hace meses era Crown— había tenido que aprender a vivir con el dolor de la partida de aquella familia, así como con la pérdida del gran amor de su vida, sin contar la de su mejor amiga y la de sus padres.

Estaba tan sola como herida y seguramente, sin motivos para vivir.

Atendió a los comensales con respeto y fingidas sonrisas tiernas que todos se tragaron como reales. Caminó en el medio de las mesas con la charola plástica repleta de tazas con diferentes tipos de cafés y platos con postres de chocolate o vainilla.

Desastre RealWhere stories live. Discover now