Cuando William Crown entromete en su vida a Olivia Cumberbatch, sus ideas van más allá de un simple coqueteo dulce, sino, que necesita de su ayuda para poder obtener aquello que por derecho posee desde nacimiento: la corona.
De esa forma, Olly no so...
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Siguió a Will hasta la zona a visitar. Sonrió y con cuidado pisó los terrenos, dificultosa y casi a punto de caerse. Rio y carcajeó risueña, llamándole la atención al ojiazul. Él contuvo una risita, tendiéndole la mano para ayudarle a avanzar. Con suerte lo consiguió, hasta que por fin se consiguieron unir junto al equipo.
Como cada día, recibieron una serie de información al respecto de los proyectos encaminados a la mejoría del pueblo en que se encontraban y así mismo, ideas que podrían fortalecerlos. Olivia escuchó atenta, mientras uno de los hombres le pasaban una pala.
Tras contarles el plan encaminado para la construcción, continuaron por decir las indicaciones que debían elaborar para conseguir hacer una buena mezcla y colocar cada uno de los elementos necesarios de la manera correcta.
Will junto a Olly juguetearon, pero al mismo tiempo, trabajaron en equipo para poder conseguir hacer una buena construcción.
Con la ayuda de una carretilla, cargó con un gran conjunto de pilas de ladrillos hasta donde se hallaban escavando. Fue difícil considerando que el piso no era en su totalidad plano y que la carretilla hacia un feo sonido y se tambaleaba conforme lo iba empujando. Apenas llegó, se lanzó a su esposo, abrazándolo con fuerza antes de encaminarse a continuar con la varilla y el cemento.
— ¿Cansada, cielo? —Indagó, pasándole el brazo por encima de los hombros. Frunció el ceño mientras bebía de la botella de agua, antes de reír.
—No tanto y ¿desde cuándo me llamas <<cielo>>? —Curioseó juguetona, dándole un pequeño codazo en el abdomen. Rio, plantándole un beso en la sien, totalmente contento, sobre todo al pensar en que los gestos que hacían entre ellos eran auténticos, sin tener que fingir de por medio.
— ¿Cómo prefiere que la llame, señora Crown? —Bromeó, abrazándola por la cintura. Pronto, el juego se convirtió en un bonito coqueteo cuando ella le rodeó el cuello, sonriéndole con picardía.
—Bueno, en realidad eso no suena nada mal —susurró, cercana a su boca, deseosa de besar, más no lo hizo —pero es demasiado formal, así que ¿Qué te parece... <<la loca de mis sueños>>? —Propuso. Enarcó una ceja con diversión.
— ¿En serio?
— ¿No crees que estoy loca? —Indagó, fingiendo estar ofendida. Will se tiró a reír, besando la punta de su nariz, causando solo más risas en ella.
—Estás loca, definitivamente, pero no creo que sea el término apropiado para ti —agregó. Un ruidito pensativo salió de su boca, mientras se concentraba en el cielo azul, buscando el apodo más cursi que le empalagara, todo con el fin de hacerla reír y carcajear — ¿Qué te parece <<princesa>>?
— ¿De verdad? ¿<<Princesa>>? —Berrinchó con la nariz arrugada, aunque en realidad, solo jugueteaba.
— ¡Vamos, Olly! Debe haber algún apodo romántico que te guste... no sé, algo como amor, preciosa, lindura, cielito, mi niña o...
