Capítulo 22

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Entre risas, con energía de más en ambos, corrieron hasta la cabaña, carcajeando, ardiendo en llamas, con violentos palpitares en el pecho

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Entre risas, con energía de más en ambos, corrieron hasta la cabaña, carcajeando, ardiendo en llamas, con violentos palpitares en el pecho.

Apenas cerró la puerta de entrada, Will tomó su cintura, apegándola a él, restregando la erección contra su vientre. Olivia gimió, desesperada, sintiendo los cálidos besos, las manos descubriendo su cuerpo, la piel de William tocándose contra la suya, torturándola con el gesto y como pronto se unían en algo más que piel.

Tomó sus muslos, besándola. Cargó con ella hasta la habitación con sus piernas rodeando sus caderas para después dejarla recostar en el acolchado. Separó sus piernas, internándose allí, besándola, jugando con el empapado cabello y los labios tersos, causándole nervios, pero que poco a poco se acompasaban con cada toque magnifico y cuidadoso.

Se deslizó por el mentón, la yugular y la clavícula, en el caminito que tanto le gustaba recorrer y que a ella le gustaba. Era como una especie de pin, un patrón que habían creado con anterioridad y que juntos compartían. Se internó en la curvatura de sus senos, escuchándola susurrar su nombre, sintiendo la piel ardiendo.

Malicioso sonrió, bajándole los tirantes del traje que le había encantado. Mordisqueó y chupó la punta de su hombro, embistiéndola aun con la ropa en medio, haciéndola sentir el miembro duro, alertándola en el proceso, aunque los pensamientos quedaron nublados a los pocos segundos. Un gritito escapó de su boca, sin soportarlo; estaba ansiosa, quería sentirlo dentro, quería sentirlo todo, que juntos compartiesen algo más que cuerpo.

Estiró sus manos, deseosa de tocar, más su mano la detuvo y tomó sus muñecas, colocando los brazos sobre su cabeza. Movió el escote hasta descubrir uno de sus pechos, para besar, para mordisquear, para jugar con el redondo seno y el erizado pezón, el cual chupó con decisión, sacándole un gruñido de por medio.

—William... —susurró ida, con el placer encegueciéndola. Gimoteó, necesitada, restregando su vientre contra él, en gestos que nunca imaginó que haría. Will se deshizo del agarre, para dedicarse a descubrir la parte superior de su anatomía.

Masajeó con fervor aquellos bultos bellos; pasó el pulgar por la punta de su pezón, antes de morder, tirando de ellos cuidadoso de no dañar, de solo hacerla pasar un buen momento, que lo recordara como algo grato y bueno, bastante bueno.

Continuó deshaciéndose de la prenda, bajando, descubriendo poco a poco el vientre y el monte de venus. Jadeó extasiado cuando prosiguió, desnudándola por completo. Disfruto de la vista, del paisaje femenino, de los atributos dotados, de toda ella.

Se levantó de la cama, con la curiosa y confundida mirada de ella. Se pasó la mano por el húmedo cabello, desordenándolo más, dándole una imagen aún más sexy de la que ya tenía con las mejillas sonrojadas y los ojos oscuros, rogando por aire. Se quitó el short y el bóxer de un tirón, para atrapar el duro miembro en su mano, masajeando, masturbándose con ella de paisaje, noqueándola a niveles que no creyó posibles.

Desastre RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora