CUATRO

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Changbin llegó a casa después de la escuela. Estaba nublado. El clima había variado bastante el último mes, haciendo que tuviera pequeños resfriados entre semana.

Se aproximó a abrir la puerta y entrar.

—¡Y qué carajos quieres que haga, maldita sea!—se estremeció al escuchar la voz alterada.

—¡No lo sé, pero algo útil! ¡No tenemos como pagar las deudas y no lo haremos nunca si pasas todo el día tirado en el sillón lamentándote de tu vida!—respondió su madre en el mismo tono.

—¡No es mi culpa que no me den empleo!

—¡ES TU CULPA POR SER UN INÚTIL!

Silencio.

Quién sabe desde que hora estaban peleando.

Sintió un nudo en su garganta. Estaba acostumbrado a que sus padres discutieran de vez en cuando por el estrés. Era normal con los problemas financieros que tenían, pero se les salían de las manos. Llegaban a tener fuertes discusiones por horas, las cuales escuchaba así no quisiera.
Sintió pasos acercarse de prisa.

—Changbin—soltó un suspiro el hombre que lo encontró en la entrada. Había olvidado que estaba por llegar—...Iré... con tu tío a buscar unas cosas, tal vez llegue tarde a casa hoy, dile a tu madre que no me prepare la cena.

Asintió con la cabeza baja sin mirarlo a los ojos. Se le hacía difícil verlo directamente.

El adulto pasó a su lado y cerró la puerta tras él.

Changbin sabía que no regresaría esa noche. Se iba a casa de su tío después de cada discusión y regresaba a los pocos días cuando el ambiente estuviera menos tenso. Siempre era lo mismo.

Encontró a su madre barriendo cerca de los muebles. Estaba cansada, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, pero su cara estaba totalmente seria. Changbin carraspeó llamando su atención.

—Papá dice que no le guardes cena esta noche—dijo con timidez.
Ella asintió sin levantar su vista, y siguió barriendo en silencio.

—...Mamá.

No dijo nada.

—¿Estás bien?—se atrevió a preguntar.

La mujer levantó la vista hacia él. Changbin no sabía exactamente por qué había hecho eso. Siempre que sus padres discutían, no hablaba con ninguno de los dos. Les daba su espacio. Pero dentro de él algo siempre se rompía al ver a su mamá en ese estado y no poder hacer nada. No tenían la mejor relación ahora, pero antes la habían tenido.

—Vete—respondió.

—Pero...

—Vete a tu cuarto, Changbin. Anda a estudiar, es lo que debes hacer. Estos no son tus asuntos.

Sintió su corazón oprimiéndose en su pecho y de nuevo el nudo en su garganta. ¿Por qué no podía aceptarlo? ¿Por qué no podía aceptar su preocupación? Changbin asintió disculpándose brevemente con su madre para luego darse la vuelta y subir a su cuarto. No quería meterse en sus problemas, mucho menos dar opiniones donde no se la pedían, sólo estaba preocupado por su bienestar, quería consolarla, decirle que las cosas podían arreglarse, que él también estaba asustado. Pero no lo dejaba. A ella no le importaba su preocupación, no la quería.
Se recostó en su cama presionando sus manos en sus ojos. Odiaba llorar. No debía llorar. Los hombres no lloran, le había dicho su padre desde pequeño, y él había aguantado siempre sus ganas lo más que podía.
Pero cada vez resultaba más difícil.

Sacó su celular y paseó por el menú hasta llegar a Twitter. Dejar sus sentimientos plasmados en algún lugar lo hacía sentir un poco más liviano, era como arrancar una pequeña parte de sus problemas y liberarla, a pesar de que seguían ahí.

Stay With Me ↬【Changlix】Where stories live. Discover now