CATORCE

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Corría desesperadamente entre la oscuridad. Tenía que hacer sumo silencio para no ser descubierto o sino todo terminaría. El corazón le golpeaba en el pecho, sus manos sudaban mientras sostenía aquella arma pesada. Nunca uso una de ellas antes, era torpe, el gatillo podría ser hasta más grande que su dedo. Pero no se detendría a pensar en ello. Dio vuelta en la esquina con altas paredes rodeándolo de todas las direcciones, solo podía escuchar su respiración agitada y alarmas provenientes de habitaciones muy lejanas. Siguió avanzando. No sabe cuánto tiempo llevaba recorriendo ese lugar, pero sentía que solo daba vueltas. Finalmente llegó a una pared sin salida, sin embargo no podía quedarse allí, tenía que seguir. Pero no pudo. Cuando dio vuelta sintió el impacto directo en su pecho.

Un disparo.

Quedó paralizado viendo la mancha que empezaba a correr por su torso.

Definitivamente no servía jugando paintball.

Las luces se encendieron iluminando todo el lugar. Felix se quitó sus gafas de visión nocturna para ver la gran mancha de tinta rosa en su pecho.

—¡No es justo, estaba distraído!—dijo apuntando la pared blanca. El chico frente a él se quitó las gafas y bufó.

—Es la quinta ronda y dices lo mismo. Acepta que eres malo con estrategias y un desastre con la puntería—respondió Changbin despeinando su cabello.

Como lo odiaba.

Pero últimamente no podía estar sin él.

Felix tenía un mes y dos semanas invitando a Changbin a salir. Desde aquella vez que fueron al parque de diversiones y que todo salió bien—Más para Changbin que para Felix, que terminó enfermo por sus mareos durante toda la salida—siguió citándose con el pelinegro en distintos sitios; algunas veces solo iban a la plaza y se sentaban por horas a conversar.

Ese día, habían ido a paintball.

—Vámonos, ya terminó nuestro turno. A menos de que quieras otra ronda—Propuso el más bajo saliendo de la sala.

—No, mucha pintura de colores en mi cuerpo por un día, estoy bien, gracias—respondió sentándose en unos bancos para despojarse del equipo de juego. Changbin rió y lo imitó.

Felix guardó algunas cosas en su mochila y la cerró bien, asegurando tener la billetera y el celular en sus bolsillos delanteros. Barrió la mirada y la posó en su acompañante. Changbin, que se encontraba de espaldas, sacaba un suéter azul oscuro para colocárselo. Mientras, Felix visualizaba lo marcado de sus brazos cada vez que se movía. Tenía puesta una camisa sin mangas que dejaba expuestas sus extremidades y parte de su espalda, no era algo que pudiese apreciar antes, el pelinegro siempre cubría la parte superior de su cuerpo con camisas mangas largas o suéteres, pero ese día no fue así y Felix quiso detallarlo.

No lo diría en voz alta.—Hasta el hecho pensarlo se le hacía algo enfermizo—pero sentía que Changbin se hacía más y más lindo cada vez que lo miraba.

Era enfermizo porque no era el tipo de belleza que sentiría por Jisung, Jeongin o por alguno de sus amigos. No. Era el tipo de belleza que no podía dejar de ver—O tal vez que no quería—Era enfermizo porque Changbin y él solo eran amigos.

—¿Haces ejercicio?—decidió preguntar de la nada. Changbin se dio la vuelta con el suéter puesto y con el bolso colgando en su hombro.

—Algunas veces a la semana. Cuando no estoy estudiando contigo, haciendo las guías o escribiendo...escribiendo en Twitter—se corrigió rápido. Felix ni se inmutó de lo último—¿Por qué?

—Curiosidad. Te ves hasta en más en forma que yo, y yo bailo—Acotó de forma casual.—Oye, hablando de Twitter, ya casi no publicas nada ¿Te aburriste de hacerte el poeta oscuro o cómo?—Changbin volcó los ojos.

Stay With Me ↬【Changlix】Where stories live. Discover now