NUEVE

9.3K 1.2K 747
                                    

La plaza de la ciudad era extremadamente hermosa.

Todo el lugar parecía ser parte de una casa de muñecas por la estética y el orden tan limpio que transmitía. Los caminos de asfalto liso que serpenteaban la plaza estaban bordeados por rejas negras bajas que separaban la caminería de la parte rural; los arboles aún con la gran mayoría de sus hojas en el piso por el clima seguían siendo deslumbrantes. Era un ambiente hermoso.

No había mucha gente al rededor. Solo un par de madres con sus hijos, una pareja, y una señora que paseaba dos perros.
Felix recorrió varios metros de la plaza preguntándose si de verdad Changbin estaría ahí; si quiera le preguntó en qué parte estaría así que miraba en todas las direcciones en busca del pelinegro.


¿Realmente Changbin le había pedido venir? Es decir, era obvio que la publicación era para él, pero le sorprendió que con tantas reservas propias le haya llamado.

¿Y tú, Changbin?—preguntó. Changbin lo miró sin comprender—¿Quién es tu mejor amigo?

La mirada tan perdida y desolada que se instaló en su rostro mostró un pasado del cual nunca había podido escapar. Felix solo le observó decir

—No tengo—apartó la mirada.

Afffs, chico emo. ¿Qué esconderas tras esos lindos ojos y esa mirada amargada? Pensó mientras daba vuelta a una fuente

Y entonces lo vio.

Sentado en una de las bancas negras con la mirada en cualquier lugar frente a él estaba Seo Changbin. Vestido con unos jeans rotos, una camiseta larga color gris y una gorra negra. Parecía pensativo. Descansaba los brazos en su regazo mientras encorvándose en el asiento movía su pie derecho con intranquilidad. Felix había notado eso de él, un particular tic que parecía tener de no poder dejar de moverse, como si estuviera tarareando siempre una canción en su cabeza. Felix decidió sorprenderlo. Se escabulló con suma discreción por detrás de la banca sin hacer ruido quedando con Changbin de espaldas frente a él. Tapó sus ojos.

—¿Quién so...—

—Felix—soltó inmediatamente.

—¿Qué, cómo supiste?—protestó dando la vuelta para sentarse junto al pelinegro que le mirada con obviedad.

—Uno—enumeró con sus dedos frente a él.— Tienes la voz más gruesa que he oído en mi vida. Dos—siguió.—Tengo media hora viéndote dar vueltas por la plaza como un niño perdido en un supermercado,—Felix iba a replicar con molestia por qué no lo había llamado si le había visto, pero Changbin prosiguió—Y tres, tus manos son inolvidablemente pequeñas.

El rubio instintivamente posó la mirada en sus delgadas y delicadas manos para después ver las de él, eran más grandes, la piel igual de pálida, pero aun así se veían suaves. Changbin seguía mirando hacia la nada como si ignorara la total presencia de Felix a su lado. De pronto Felix recordó porque estaba allí.

—¿Te ocurrió algo?—Preguntó llamando su atención.

—¿A mí? No ¿Por qué me ocurriría algo?— dijo tan naturalmente que Felix apenas percibió el sarcasmo en sus palabras.

—¿Entonces por qué me pediste por twitter que viniera?

—Yo no te pedí que vinieras—se encogió de hombros y acomodó su gorra.

Estaba jugando con él.

—¡Claro que sí, me pediste que viniera a la plaza!

—Nah, yo no escribí tu nombre en ningún lado.

Felix entrecerró los ojos y se cruzó de brazos como un niño.

—Bien, señor me hago el que no sé nada, supongamos que vine solo porque sí. ¿Tienes algo que compartir con la audiencia?

Stay With Me ↬【Changlix】Where stories live. Discover now