Capítulo 21: día tras día

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Las reglas eran claras: Kevin no podía tocarla.  No sabia cuanto tiempo él iba a resistir,  pero ella quería provocarlo hasta que él no aguantara y la tomara en sus brazos.  Y a ella realmente le encantaba tener el control.

Cada vez que Charlotte pasaba su lengua por el cuerpo de Kevin, el cerraba sus ojos y soltaba un suspiro.  Era obvio que estaba loco por tomarla y besarla, pero al mismo tiempo estaba aguantando las ganas.  Charlotte se sentó sobre él y en un momento,  el colocó sus manos en las caderas de ella. 

-No,  no,  Señor Richardson.  No puedes tocarme.  -dijo sonriente -. Son las reglas. 
-Al diablo las reglas, Charlotte.  No puedes pedirme eso. 
-Si puedo. Es mi juego. 
-Eres mala.  Y me gusta. 

Ella tomo otra fresa,  la cubrió de chocolate y se la dio despacio,  él  la comió sin quitarle la mirada de encima a Charlotte.  Por su parte,  ella tomo un poco de sirope y esta vez colocó un poco en su cuello. Él  sonrió porque sabía lo que venía ahora.

Despacio se acercó a él y paso su lengua delicadamente por allí.  El cuerpo de Kevin se estremeció y tuvo que contenerse para no agarrarla y voltear la situación.  Charlotte deposito unos cuantos besos allí y al alejarse bajo desde su pecho hasta su ombligo.

-Por Dios, Charlotte.  -murmuró con la respiración agitada-. Estas haciéndome sufrir. 
-Esa es la idea. 
-Ya he sufrido suficiente por tí,  ¿no lo crees?
-Bueno...  puedes sufrir un poco más. 

Nuevamente su lengua limpio todo el chocolate,  pero esta vez,  cuando termino en su ombligo y sus manos se posaron sobre el botón del pantalón de Kevin,  él  se levantó rápidamente y la tomo de la cintura,  dejándola ahora a ella debajo.

-No puedo aguantarme más.
-Gracias a Dios.  -murmuró sonriente.

Él también sonrío y entonces la beso.  Ella ya estaba decidida a estar con él,  lo deseaba.  En cuestión de segundos,  la ropa de ella había desaparecido casi por completo,  pues solo cubrían sus partes su ropa interior y esta vez fue Kevin quien comenzó a jugar. 

El chocolate estaba ahora en el cuerpo de Charlotte y al igual que Kevin, cada vez que la lengua de él recorría su cuerpo, ella se estremeciá.  Su piernas temblaban y su respiración se agitaba cada vez más. Pero ella no era tan fuerte,  así que comenzó a tocarlo de inmediato, llevando sus manos nuevamente al botón de su pantalón. 

Él  rápidamente se alejó un poco y se deshizo de aquella prenda que molestaba y ella simplemente lo miro sonriente,  luego entré besos,  ella se sentó en sus piernas y allí,  el quito despacio su sujetador.  Beso su boca,  beso su cuello,  beso su pecho,  beso sus senos y ella mantenía los ojos cerrados,  tratando de guardar cada caricia en su mente.

Él la volvió a acostar en la cama y allí se deshizo de la última prenda que quedaba.  Las mejilla de Charlotte se enrojecieron al ver la mirada de él sobre su cuerpo.  Él la estaba contemplando,  ella era perfecta para su mirada. 

Entonces se acomodó entre sus piernas y despacio penetro.  Charlotte acariciaba su espalda y él podía sentir su respiración en su oreja.  Claramente ambos estaban disfrutando el momento. 

Era único, muy especial para los dos.  Él fijaba su mirada en ella, como si estuviera viendo lo más hermoso del mundo. Ella, por otro lado,  aun se sentía muy nerviosa con esa mirada pero solo por la forma tan especial en que lo hacia.

Estaba segura de que había tomado la mejor decisión de su vida y jamás podría arrepentirse de sentir aquello por él.  Como le había dicho a Brian, se estaba enamorando de él.  Y no importaba que sucediera en un año o en cinco,  nunca se arrepentiría de sus sentimientos. 

Charlotte estaba ahora acostada a su lado,  con su cabeza apoyada en su pecho y él acariciaba despacio la espalda y los brazos de ella.  Ambos estaban en silencio. Charlotte estaba feliz, se sentía tranquila,  se sentía completa con él a su lado. 

Él la había amado durante mucho tiempo,  así que no había mucho que decir al respecto.  Ella sonrió y levanto un loco su cabeza para observarlo.  Kevin deposito un beso en su frente. 

-Feliz Navidad.  -susurro. 
-Feliz Navidad.  -repitio él.
-¿Donde crees que estaremos la próxima Navidad?
-No lo se.  -murmuró  él -. Como me dijiste una vez,  viviré el presente y cada momento que este contigo.  -sonrio y entonces dijo aquellas palabras -. Porque te amo. 

El corazón de Charlotte se aceleró y sintió que su mundo dio un giro de 360 grados. 

-Te amo.  -repitio él-. No espero que tu me digas lo mismo, ni quiero que te sientas presionada.  Solo necesitaba decírtelo,  Charlotte.  Porque es la verdad.  Te amo.  Te he amado desde hace muchos años. 
-Lo sé.  Y no se ni siquiera que decirte.  Yo...
-Charlotte, no tienes que decir nada.  No te lo dije con la intención de que tú me digas algo o respondas por compromiso.  Lo digo porque lo siento. 
-Yo quiero que vivamos cada día, que seamos invencibles e inseparables.  Quiero apoyarte en todos tus sueños, tus metas, en todo lo que te propongas. Lo quiero de esta manera. 
-Y lo haremos,  Charlotte.  Estaremos juntos.
-Viviremos día tras día. 
-Dia tras día.  -repitio él.

Ella sonrió y volvió a apoyar la cabeza en su pecho.  Nuevamente se quedaron en silencio,  ella se aferró más a su cuerpo y cerró sus ojos.  Él  la a amaba, no había dudas de eso. 

Ella lo quería, pero poco a poco él iba entrando en su corazón. Poco a poco él iba convirtiéndose en la persona que deseaba ver al abrir sus ojos.  Y con la persona que quería estar cuando los cerrará. 

Show me the meaning of being lonelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora