Caítulo 4

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Le dolía la espalda desde que despertó en esa cápsula, y ahora, después de intercambiar sinapsis con la moribunda Voluntad de Júpiter, Iason finalmente supo por qué, aunque aparentemente no era motivo de alarma. Tampoco lo era el hecho de que hubiera hecho añicos la larga ventana de la Torre mientras rápidamente escapaba de vuelta a la zona residencial de mayor clase de Eos, de vuelta a casa, Riki, un semidiós adormecido mientras volaba hacia el nido.

Anónimamente, habían llegado a su habitación más alta de la misma manera que habían llegado a la habitación del dios, Iason selló el nivel completamente por si acaso. Todo funcionó a la voluntad de Iason mientras cargaba a Riki hacia arriba y finalmente lo acostó en la misma cama donde probó por primera vez los frutos maduros de su cuerpo,donde primero trató de someter al mestizo, donde finalmente se casaron por primera vez. La casa de Mink estaba extrañamente limpia y sin cambios.

De repente, sintió la necesidad de enjuagarse, pero inexplicablemente se asustó con la idea de separarse de Riki después de tanto tiempo. ¿No había prometido, después de todo, no dejarlo ir nunca más? Sin esfuerzo, llevó consigo su invaluable pero inconsciente tesoro a la bañera. Sin un mueble en servicio para preparar el baño y atenderlos. Tuvo que hacerlo todo él solo. Pero gracias,a la capacidad que obtuvo de manipular la automatización del espacio a su voluntad, le resultó bastante fácil.

En la bañera, mientras las aguas brotaban y gorgoteaban de un riachuelo en miniatura que caía por encima de su cabeza, durante una hora, Iason dedicó sus mejores esfuerzos a lavar los cuerpos de ambos, a hacer correr amorosamente sus manos y a ser inusualmente cuidadoso como lo había sido hace tiempo, sobre la forma flácida de Riki, habiéndolo sentado al frente, entre sus piernas para que pudiera sostenerlo, acunando su cabeza cuidadosamente sobre su pecho para que la mascota no se ahogara.

Enjabonó los cabellos y se preguntó si era posible cortarcelo a su mascota tan corto como lo recordaba, pero decidió no hacerlo. Quizás Riki querría tener el pelo largo. Era un largo encantador. Adecuado para una élite.

"Estamos en casa, mí amor", susurró Iason mientras lavaba el resto de la espuma de la siempre radiante piel de su mascota. "¿Cuándo abrirás esos hermosos ojos para volver a despreciarme?".

Iason sintió una profunda sensación de sobreprotección y una tristeza igualmente lacerante. Con mucho cuidado como antes, una vez más llevó a su preciada mascota a la cama, pero no sin antes secarlo, asegurándose de frotar las toallas suaves incluso en las grietas más íntimas de ese cuerpo. ¿Qué parte del otro no ha visto? ¿No ha sido alcanzado? ¿No lo ha tocado? Deseaba a medias que Riki suspirara, arqueara, se agachara... que volviera a moverse con esa finura felina que le es familiar a sus sentidos.

En la cama, Iason sostuvo a Riki bajo las sábanas de seda. Inhaló el aroma de su amado, saboreando el pensamiento de que ambos continuaban, que era capaz de retener de nuevo a la persona más importante de su vida. Iason lo anhelaba tanto, que le dolía tanto el corazón como el cuerpo.

Sintiendo la urgencia de mirar a su mascota, los enrolló a los dos en la cama, llevando suavemente a Riki debajo de él. Quitó la sábana que los cubria, revelando a su vista todo lo que su amado tenía que ofrecer. El cuerpo era tan hermoso como lo recordaba, tan perfecto como cuando lo exploró por primera vez. Iason se mordió el labio cuando alcanzó el eje enjoyado. Recordar ese momento lo hizo duro entre sus piernas, su propio miembro anhelante resurgiendo mientras se resistía al deseo y la necesidad sono como un tambor en sus oídos.

"Riki..." Apenas reconoció su propia voz mientras corría con sus manos por la línea de la mandíbula de su mascota, hasta trazar con la punta de un dedo alargado los labios sonrojados que inesperadamente... exhalaron.

Cinco Storia (Traducción)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora