Cinco Storia (Traducción)

Capitulo 28

Las luces se apagaron.

Una oscuridad que resonaba en el lugar consumió abruptamente el lugar, y la multitud jadeó al unísono; las personas de repente se empujaron entre sí, sorprendidos. El panico iba en aumento mientras mas tiempo pasaban en la oscuidad.

Iason se detuvo para acercar a Riki mientras la multitud se agolpaba en la angustia, alguien gritando en el fondo: " ¡Enciendan las luces!" antes de que todas las contraventanas de acero cayesen con un resonante 'boom' a través del recinto, encerrando a todo el mundo, y enviando de inmediato a los visitantes a un pánico mayor a medida que los efectos de estar enclaustrados iba aumetando en la amenazante oscuridad.

"Iason..."

"Shhh....no te muevas," la rubia lo estabilizó. "Dobla las alas, Pet. No dejes que toquen el suelo..."

Afuera, los organizadores se habían vuelto frenéticos, la vigilancia y la seguridad de Mistral en la oficinas y en la fiesta eran incapaz de determinar la causa de la repentina interrupción, descubriendo que alguien había logrado hackear las defensas virtuales de la sala, apoderándose de los escudos al mismo tiempo que lograba desconectar la energía de la ubicación por completo, dejando a toda la zona sin comunicación con el exterior, vulnerable e indefensa.

Todos se dispersaron, de la misma manera alarmados, desplegando fuerzas para derribar las puertas ahora selladas en un crudo esfuerzo para llegar a los huéspedes atrapados dentro....

Sin que ellos lo supieran, el culpable estaba cerca, pero abandonando el lugar porque ya había cumplido su misión. Es el turno de sus benefactores de hacer su parte. Iba a ser una ejecución furtiva. Sus fuerzas entrarían, matarían y desaparecerían. La tropa se suponía que era la mejor, Muerte Silenciosa, ya que fueron apodados en otros planetas a través de la Garan e incluso Karin Star Systems.

Sería divertido mirar, pensó el hacker, imaginando cómo la sagrada pareja de Tanagura caería cuando las luces volvieran a encenderse, en un charco de su propia sangre.

Y se rió, un inconfundible maníaco por la calle que los transeúntes evitaban, aunque quizás no había visto una cara en particular que le seguía todo el tiempo en su festejo, simplemente sentado entre los ciudadanos por los que pasaba, entre los Sinkers y los inmigrantes por igual, y entre los que tenían los créditos a su disposición.

Zico simplemente sonrió, levantando su teñida cabeza, una cuya oscura cerradura se desvaneció rápidamente para reanudar su color violeta mientras asintió a los Darkmen ocultos que estaban cerca, haciendo un gesto hacia la persona que se iba, mientras levantaba su taza de té. Su señal. La fuerza se había movido en sigilo.

Este demonio no se estaría felicitando por mucho tiempo... pensó el miembro de Top Flight, sonriendo con una sonrisa en la picardía que le había ordenado para la noche, temblando al mismo tiempo ante la perspectiva que su benefactor quería alcanzar.

Lo que le hizo más consciente de que nadie debería cruzar un Blondie de Tanagura ...