Capítulo 4

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—¡...y no la quiero aquí! –escucho que grita Nate antes de darse la vuelta y observarme con una mirada llena de odio. —¿No te han enseñado a preguntar si hay alguien antes que tú? Y si es así, ¿no te han enseñado a esperar a que éste salga para poder entrar?

Ignoro a Nate y poso mi mirada sobre Luke y le ofrezco una sonrisa sincera.

—Hola. Ha pasado mucho tiempo, ¿no? –digo tímidamente. Ha pasado tanto tiempo que ya no me siento con la libertad de hablarle con confianza.

Luke sonríe y se levanta de su silla. Él no es el típico empresario dueño de una cadena de servicios que vive vestido de traje y corbata, al contrario. Luke está vistiendo una camiseta deportiva, unos shorts deportivos y unas zapatillas de correr, lleva colgado de su camiseta unos anteojos de sol. Seguramente salga a correr en un rato. Se acerca a mí y me ofrece un abrazo que obviamente acepto.

—¿Cómo has estado, mi princesa? –pregunta con una sonrisa.

—Bien, el último mes ha sido más fácil de llevar. –respondo sinceramente, Luke sabe de alguna manera por todo lo que he pasado.

—Me alegra mucho oír eso. ¿Quieres tomar algo? –pregunta dirigiéndose hacia una hielera para sacar un jugo de naranja. Sabe que me encanta así que sonrío y acepto la bebida y bebo un sorbo.

—¿No me has oído? Te he hecho una pregunta. –dice una voz cargada de fastidio atrás mío.

Me doy la vuelta y lo enfrento.

—Siento haber entrado de esa manera, pero además de hablar con Luke quería aprovechar para disculparme contigo si te ofendí de alguna manera. De verdad no entiendo porqué reaccionaste de esa forma.

Nate me mira como si estuviera esperando a que le diga que es todo una broma, al darse cuenta de que no es así, responde con voz cortante.

—De hecho si, me ofendiste y me ofendes...

—Nate, ¿quieres parar de una vez? –pregunta Luke como si estuviera cansado.

—¡No! Ella está aquí por ti, Luke, sabes que no es justo.

—No tengo que preguntarte a quién debo contratar y a quién no. Soy el dueño de este club y yo decido quién puede trabajar, no tú. Así que si ahora no tienes nada más de qué quejarte, puedes ir y continuar trabajando. –dice Luke poniéndole los puntos a Nate.

Nate lo mira como si no reconociera al hombre que acaba de hablarle de esa manera. Vuelve a mirarme para volver a hablarme.

—No he terminado contigo. –dice y se gira para salir por la puerta, cuando lo hace pega un portazo del cual estoy segura se ha escuchado hasta el salón de descanso que está abajo.

Me quedo parada sin saber qué acaba de ocurrir. Luke al verme tan desorientada del asunto me invita a sentarme. Accedo y como si nada cambia de tema y empieza a preguntarme si me gusta el lugar.

—A pesar del recibimiento que me ha dado Nate, todo está saliendo bien. Sam y Stella quieren mostrarme el lugar, aúnque ya lo conozca, he notado que han remodelado así que tendré que salir de excursión. –bromeo.

Luke se ríe y responde.

—Perdona a Nate por eso, ha cambiado y no está muy contento de que estés aquí. En cuanto a la excursión con Sam y Stella, me gusta que hayan dado la iniciativa, apenas la semana pasada les hemos dicho que empezarías a trabajar aquí. Sé que se llevarán bien.

—Si, yo también... Bueno, ya me tengo que ir, te veo... –en ese momento se abre la puerta y veo a Carla entrar.

Al verme, da una especie de grito bajo de alegría.

—¡Rue! Has llegado, –me levanto de mi asiento para abrazarla. —¿Cómo está mi ahijada favorita?

—Hola, Carla. He estado bien, ¡tú estás espectacular!

Luce impresionante con unas calzas tres cuarto de hacer ejercicio con una remera musculosa pegada al cuerpo y unas zapatillas de correr. Viene de dar clases en el gimnasio.

—Gracias, mi vida, y yo he estado fantástica, casualmente vengo del gimnasio, tu mami me ha dicho que hoy era tu primer día y quería venir a desearte suerte antes de que comenzaras.

—Muchísimas gracias, justo estaba hablando con Luke sobre Sam y Stella. Quieren darme un recorrido completo por el lugar. Y las he dejado esperando en la piscina así que si no te molesta iré a cambiarme para ir a encontrarme con ellas.

—Claro, ve. Luke, ¿le has dado su camiseta?

Luke se lleva una mano a la frente y se dirige hacia su escritorio para sacar de un cajón una bolsa trasparente con una camiseta negra. Me la ofrece y la tomo para irme.

—Gracias. –le digo cuando la tomo. —Los veré después si se da la casualidad. Gracias por la oportunidad, de verdad.

Ambos me ofrecen una sonrisa y me aseguran que les encanta tenerme aquí trabando con ellos. Salgo de la oficina y me dirijo nuevamente hacia el secretario para ofrecerle una disculpa por haber entrado a la oficina de la nada.

Bajo las escaleras y en el salón me encuentro nuevamente a Nate. Decido ignorarlo pero antes de llegar a la puerta me agarra del codo.

—Si piensas que me voy a comer tu cuentito de niña buena y desinteresada estás muy equivocada, Rue.

Me suelta y sale por la puerta hacia el patio central. Me quedo paralizada viendo como se aleja para poder salir y no tener que volver a escucharlo.

Salgo y ya no hay rastros de Nate y su incompetencia. Cruzo el patio y me dirijo hacia el vestuario para poder probarme la camiseta que me ha entregado Luke.

Cuando me la pongo confirmo que me queda perfectamente, guardo la camiseta que traía puesta antes en la mochila y la guardo en el casillero que se me asignó. Salgo nuevamente hacia las piscinas y me encuentro con Sam y Stella.

—Bien, creo que tienen un club que mostrarme. –digo riendo.

Ambas estaban bebiendo algo en la barra cuando se dan vuelta y se ríen.

—Bien. –dice Sam parándose de su asiento. —Tenemos un lugar que mostrarte.

Stella y yo nos reímos, ella sigue a Sam entonces yo hago lo mismo.

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