Capítulo 66

8.9K 584 138
                                    


La miro sin decir nada. Ni siquiera puedo creer estar parada aquí frente a ella después de todo lo que ocurrió.

—Ha pasado tiempo. –dice finalmente.

Bufo por la nariz al oír aquello.

—Katherine. –digo, mordiéndome la carne de las mejillas por dentro.

Ella corta la distancia pero se detiene en cuanto le ofrezco una mirada asesina.

Que ni lo piense.

—Tenemos que hablar.

Levanto las cejas y me cruzo de brazos.

—No tengo nada de qué hablar contigo. –bramo.

Kate se acerca sin importar que yo la mire como si quisiera saltar sobre ella y golpearla.

—Hice todo esto para que podamos hacerlo.

¿Hizo todo esto? ¿Qué quiere decir con...? Mis rodillas tiemblan cuando cada pieza se une con otra hasta formar un rompecabezas con su maldita cara. Entonces caigo. Ella ha sido. Ella me ha traído hasta aquí. Me atrapó en su red.

—¿Te infiltraste en el sistema de la escuela y me enviaste un correo electrónico, creando la estúpida excusa de mis calificaciones para que viniera aquí engañada y toparme con tu estúpido rostro?

Ella asiente, avergonzada.

Jadeo con asombro. Aunque no debería asombrarme en absoluto ya que siempre se las rebuscó para hacer este tipo de cosas.

—¿Te das cuenta de que eso solo lo haría un psicópata? Tú eres una maldita psicópata, Katherine Miller.

—¿Tan sólo quieres escucharme? Por favor, por la amistad que alguna vez tuvimos.

Río con sarcasmo.

—Al carajo. –intento tomar mi bolso de la mesada de granito del lavamanos pero ella vuelve a hablar.

—Rompí con Darren. –dice de inmediato. —Y ahora sólo quiero arreglar cada error que cometí.

La miro y el asco brota de mí. Cada maldito recuerdo, cada lágrima, cada visita a un psicológico, cada burla de los alumnos de esta maldita escuela, cada foto, cada marca en mi cuerpo, cada estría, cada celulitis y cada maldito pensamiento tormentoso de aquella época cobran el odio que no cobraron en aquel tiempo.

—Pasé meses soportando burlas de toda la escuela por algo que no hice, y luego tu maldita manera de ser, porque eres una perra egoísta que no quiso escucharme, imprimiste fotos que mostraban mi cuerpo y las pegaste en todo el edificio con el fin de vengarte de mí, tú y tu maldito novio o ex novio, o lo que sea, jodieron mi vida. –digo sin dejar de mirarla. —Ni siquiera te importó cuando por culpa tuya trataron de abusar de mí en este mismo lugar. –digo señalando el espacio que nos rodea. —Tampoco te importó verme con depresión y yendo a un maldito psicólogo para recomponerme luego de la burla de tus estúpidos amigos y tu maldito despecho. Tienes muchos errores que arreglar, Katherine, en serio.

—Sabes que no fue para tanto.

Sin pensarlo, estiro mi mano hasta que resuena contra su mejilla y el grito ahogado de Kate podría haberse oído hasta en la sala de juntas. Su cabello cubre su rostro y luego me mira cuando lo quita y se lleva la mano para cubrir su estúpida cara.

—Pues que lástima para ti querer arreglar las cosas, porque ya es tarde. –bramo. —Ahora vete al infierno, Kate.

Choco contra su hombro al pasar por su lado y camino hacia la puerta, pero me detengo y giro en cuanto vuelve a hablar.

The First Where stories live. Discover now