Capítulo 42

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Nate detiene su camioneta justo en frente de mi casa y yo desbrocho el cinturón de seguridad que está a punto de asfixiarme. Estoy completamente mojada ya que la única muda de ropa seca que traía en mi bolso ha sido tirada a la piscina conmigo dentro. Lo único en lo que puedo pensar ahora es en las maniobras que voy a tener que hacer para poder quitarme estas húmedas prendas que tengo pegadas al cuerpo.

—Ten cuidado de no tocar cosas con voltaje. –susurra Nate con gracia.

Me giro hacia él y veo esa sonrisa burlona invadiendo su rostro. Niego con la cabeza y pongo los ojos en blanco, tratando de no tentarme.

—Oh, ven aquí. –su brazos alcanzan los míos y tira de ellos con fuerza, haciéndome gritar.

Hace el intento de colocarme en su regazo pero no lo logra hasta que puedo pasar mi pierna derecha hacia el lado de la puerta. Nate me suelta y coloca sus manos en mis cinturas. Yo coloco mis manos en sus omóplatos. Acerco mi boca hacia la suya y él esboza una sonrisa antes de tomar posesión de mis labios. Mi mano viaja hacia su cabello y tiro suavemente de él cuando lo tomo ligeramente entre mis dedos, sonrío cuando lo escucho gemir en respuesta y yo hago lo mismo cuando comienzo a sentir su empalme. A propósito, comienzo a fregarme contra él y a la vez, a notarlo más y más duro. Nate muerde mi labio inferior y jadeo ante la sensación.

—Deja de hacer eso. –susurra antes de volver a besarme.

—¿Hacer qué? –pregunto y esta vez yo le muerdo el labio.

Él deja de besarme y ahora comienza a darle atención a mi cuello. Gimo en cuanto sus cálidos labios tocan la sensible piel. Me froto aún más contra su erección.

—Deja de refregarte contra mi polla porque no me dejas pensar con claridad las cosas. –susurra y el calor de su respiración impacta contra mi cuello antes de que muerda levemente el lóbulo de mi oreja.

—Mmh.

Nate para en cuanto lo escucho tentarse.

—¿Qué? –pregunto sonriendo.

Él niega con la cabeza y se muerde el labio inferior.

—Es que..., me imaginé a alguno de tus padres saliendo por la puerta y encontrarte en mi regazo gimiendo mientras te beso el cuello.

Sonrío y abro los aún más los ojos cuando me doy cuenta de que eso podría ocurrir en cualquier momento si no entro a la casa.

—Eso me hace darme cuenta de que tengo que entrar. –digo besándole dulcemente los labios.

Él se aparta de mí y suelta mis cinturas.

—Baja por este lado. –dice abriendo su puerta.

Hago unas maniobras para poder bajar y cierro la puerta cuando bajo. Vuelvo a apoyarme en ella y Nate saca su cabeza por la ventana para poder besarme. Río y sus labios se unen a los míos tiernamente.

—Me la haré pensando en ti esta noche. –me guiña un ojo y sonríe.

Vuelvo a reír y me muerdo el labio.

—Pues espero que sea de tu agrado. –contesto.

Él vuelve a abrocharse el cinturón y arranca la camioneta.

—Claro que lo será. –me mira y puedo notar que lo dice en serio.

Sonrío y asiento con la cabeza, Nate me pasa mi bolso de mano antes de alejarme de la camioneta e ingresar a mi morada. Cierro la puerta y escucho como Nate acelera.

—Hola, desaparecida. Estaba a punto de hacer la denuncia. –dice papá en cuanto entro al comedor.

Lo miro y niego levemente con la cabeza.

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