Capítulo 26

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Tomo mi ropa la cual había dejado en el suelo antes de entrar a la piscina y me dirijo hacia la puerta camino al vestidor, creo que he dejado una botella de acondicionador en mí ducha esta tarde así que sería un milagro poder lavarme el cabello.

Me doy la vuelta un segundo y observo a Nate tomar su ropa y seguirme por el pasillo. Ambos entramos al vestidor, yo dejo mi ropa seca sobre un banco para vestirme sin correr el riego de mojarla después y me dirijo hacia mí ducha, él al verme hace lo mismo, se mete en la suya y enciende en grifo. Ninguno habla durante los minutos de baño pero es un cómodo silencio, me seco lo más que puedo con la toalla algo húmeda que he dejado esta tarde y no tengo otra opción que ponerme la misma ropa interior mojada.

Salgo de nuevo hacia el vestidor y allí está Nate solamente en unos bóxers negros, debe tener algunos guardados en su casillero ya que el que tiene puesto está seco. Paso a su lado y tomo mi ropa.

—Me debes algo. –digo recordando mi pulsera.

—Oh, si. –toma sus pantalones del banco y busca en el bolsillo. Me tiende de nuevo la mano y me deja tomar la pulsera.

Pero cierra su mano agarrando la mía cuando intento tomar la cadena de plata con dijes. Corta la poca distancia entre nosotros y se queda sólo a un centímetro de mí. Baja su cabeza y acerca su boca hacia la mía. Mi corazón se agita y sonrío, pero él se aleja un centímetro, jugando conmigo. Sonríe y vuelve a acercarse, esta vez me apresuro y lo beso, suelta mi mano y yo la pulsera dejándola caer al suelo, llevo mis manos a sus mejillas y profundizo el beso. Nate me empuja contra las puertas de un casillero y comienza a hacer salvaje el beso. Tiene una mano en mi barbilla la cual empieza a bajar, la piel se me eriza cuando la pasa por mi pecho y la baja por mi estomago hasta agarrar mi cintura, con la otra mano me agarra del otro lado y yo gimo en respuesta. Siento muchísimo calor y el mismo cosquilleo en mi entrepierna, sólo que ahora no cesa. Nate gime en mi boca y el cosquilleo se intensifica, siento en mi vientre su erección y vuelvo a gemir.

Nate abandona mis labios y entierra su rostro en mi cuello, siento su respiración caliente y gimoteo en respuesta. Mi cuerpo se tensa de placer cuando comienza a dejar besos húmedos y a pasar su caliente y húmeda lengua.

—Nate. –gimo.

Nuestras respiraciones son agitadas y entrecortadas. Me muerdo el labio cuando Nate sube por mi cuello y le da un pequeño mordisco al lóbulo de mi oreja.

—Necesito calmarme. –me susurra en el oído.

—¿Por qué? –jadeo en respuesta.

—No quiero perder el control. –dice separándose de mí.

Pone sus manos a ambos lados de mi cabeza y me mira con la mirada encendida. Nuestras respiraciones siguen siendo anormales, me acerco y le doy un beso casto.

—Entonces deja que me vista. –sonrío dulcemente.

Sonríe y agarra su ropa para comenzar a vestirse. Entonces yo hago lo mismo.

—¿Ya estás lista? –pregunta mientras hago un intento de cepillarme el pelo con los dedos.

—Si. –asiento con la cabeza.

—Déjame reconectar la electricidad y te llevaré a tu casa. –comenta y se marcha.

Mágicamente se hace la luz en el vestuario y Nate entra por la puerta limpiándose las manos.

—¿Vamos? –sonríe y me tiene la mano, la cual acepto.

••••

Nate estaciona la camioneta en la entrada de mi casa y yo me desabrocho el cinturón de seguridad.

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