Capítulo 65

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Canción recomendada: Notice - Little Mix

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Canción recomendada: Notice - Little Mix.
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Las compras con Sam en la quinta avenida luego del trabajo terminan y me deja en la acera de mi casa. Me despido de ella y me sorprendo al no ver a alguno de mis padres cuando entro a casa.

—¿Papá? ¿mamá? –pregunto.

Sin respuestas.

Camino hacia el refrigerador y encuentro una nota de mi madre informando que estarán en la casa de Elena y volverán a la hora de la cena.

¿Casa de Elena? Pobre de mi padre al tener que soportarla.

Subo las escaleras y cuando entro a mi habitación me dispongo a buscar mi antiguo uniforme escolar. Realmente es un fastidio tener que ir vestida como si todavía perteneciera allí. Joder, ya me he graduado de preparatoria. Maldita escuela y sus reglas absurdas.

Encuentro la caja de la que hablaba mi madre ayer por la noche, le quito la tapa y mi viejo uniforme aparece frente a mis ojos, trayéndome más recuerdos de los que quiero recordar. No tengo mucho tiempo antes de que llegue Nate, así que me quito la ropa y la reemplazo con el uniforme para cerciorarme de que todavía me queda como espero y que no se vea nada debajo de la falda. Reviso mi imagen en el espejo y compruebo que todo está en orden.

Un sonido afuera me distrae, mis ventanas están abiertas pero no me acerco para ver de que se trata. Vuelvo a ver mi reflejo y suelto un grito cuando volteo y veo a alguien trepando por el balcón. Me tranquilizo un poco al ver que se trata de Nate.

—¿Acaso estás loco? –pregunto. —Podrías haberte matado.

Él entra sonriendo y pega su boca a la mía sin dar respuesta.

—Se me ocurrió que nunca había entrado por la ventana. –dice al separase de mí.

Volteo los ojos.

—Ya. Hubiera preferido que no se te ocurriera.

—Yo también me alegro de verte. –bromea.

Me doy la vuelta y retomo el camino hacia el espejo. Pero antes de llegar Nate hace que me detenga.

—Joder.

Me giro hacia él y lo encuentro recorriendo mi cuerpo de arriba hacia abajo.

Joder, el uniforme.

—Nunca creí en los cuentos de colegialas, –camino hacia él y me detengo justo cuando es casi imposible que nuestros cuerpos no se rocen. —pero tú, Rue, eres la colegiala más buena que he visto.

Una sonrisa tímida se abre paso en las comisuras de mis labios.

—¿Tú crees?

—Lo creo, jodidamente. –su cuerpo se acerca más al mío y comienza a torturarme el hecho de que sus manos sigan a los costados de su cuerpo y no en mí cuerpo.

The First Where stories live. Discover now