Capítulo 52

9.9K 653 54
                                    

—¿Podrías decirme de una vez porqué estás tan pensativa? –me pregunta Sam con frustración.

Dejo de mirar la nada y mis ojos se encuentran con los suyos.

Estoy tan avergonzada por haber provocado a Nate de esa manera, no es ninguna excusa haber estado borracha, pero no puedo explicarlo de otra manera. Ni siquiera puedo terminar de procesar cada secuencia de ayer por la noche. El bar. Nate y yo en la pista. Su provocación. Mi provocación. Carajo.

Es domingo y recién mi cabeza ha dejado de doler. Desperté después de estar soñando con náuseas, y las náuseas traspasaron la línea de la realidad y la fantasía, por suerte llegue al baño antes de vaciar todo el alcohol de mi estómago.

Repaso mentalmente la pregunta de Sam y trato de recordar porqué lo pregunta. Oh, si, eso.

—He soñado que le decía a Nate que lo amaba. –digo y bebo otro sorbo de mi malteada.

Eso es otra cosa, no logro recordar si eso fue un sueño o si en verdad le dije a Nate que lo amaba, por mi bien, espero que si haya sido un simple sueño.

Sam me mira boquiabierta.

—¿Y luego qué? –pregunta curiosa.

Niego con la cabeza. Después...

—Nada. –digo tratando de recordar. —Desperté, supongo.

—¿Y Nate?

Nate cumplió su palabra, cuando regresé de aquel movimiento de mi estómago, pude recordar haberlo oído decir que se marcharía en cuanto yo me quedara dormida, no me afectó porque esta vez si hubo un aviso previo. Bueno..., si me afectó pero no fue tan grave como la primera vez.

—Ya no estaba cuando lo hice.

Suspiro y vuelvo a beber de mi malteada de menta.

—¿Estás segura de que fue un sueño, Rue? –miro a Sam y ella me mira preocupada.

Niego con la cabeza.

—No recuerdo.

Y tampoco querría saber si de verdad hice el ridículo de esa manera.

••••

Apenas entro al club, siento las terribles ganas de no haber venido, ojalá hubiera podido quedarme durmiendo hasta tarde, pero eso sería demasiado. La resaca de ayer por la mañana ya se ha ido del todo de mi cuerpo, ahora solo queda la falta de sueño.

—¿Rue? –me giro cuando alguien me llama a mis espaldas.

Veo a Jarell acercándose a mí y sonrío con amabilidad.

—Hola. –digo cuando se me detiene en frente.

—Hola. –saluda en un jadeo. —¿Estás bien? Me preocupé mucho cuando te vi tendida en el suelo el viernes.

Recuerdo como me deslicé hasta el suelo para tratar de estabilizarme y luego todo se apagó.

Miro a Jarell con vergüenza y asiento con la cabeza.

—Sí, estoy bien. Yo... Quería darte las gracias por ayudarme.

—¿Es una broma? No podía hacer otra cosa, Sam ayudó mucho también... Oh, y luego Nate. –hace una mueca.

Nate...

—Si, lo sé. Hablaré con ellos luego.

Él me mira y luego sonríe.

—¿A qué hora comienza tu jornada? –pregunta entusiasmado.

—En unos treinta minutos, creo. –respondo.

The First Where stories live. Discover now