Capítulo 50

10.3K 668 109
                                    

—¿Quieres salir a algún sitio? –me pregunta Sam mientras me ducho.

Es viernes y mis ganas de salir de mi casa están por el quinto subsuelo del infierno. Tengo sueño y lo único que quiero hacer es llegar a mi casa, cenar y acostarme a dormir hasta que sea domingo por la noche.

—No tengo ganas, estoy cansada. –respondo.

Enjuago mi cabello y cierro el grifo de la ducha.

—Esta bien, tú te lo pierdes. Quiero que algún día conozcas a Alex.

Sonrío y escurro el agua de mi cabello. Tomo la toalla colgada en el toallero y me la envuelvo en el cuerpo.

—Me encantaría conocerlo, sólo hagámoslo un fin de semana, los viernes estoy agotadisima.

Me visto y salgo hacia el vestuario. Sam ha ido a brindarle ayuda a Samuel en la cocina. Me hubiera gustado hacerlo yo pero estaba ocupada. Tengo que darle más atención a Samuel, esta semana he estado en una nube, ni siquiera me había dado cuenta de que era viernes hasta que Jacob comenzó con eso de salir a emborracharse.

Escucho la puerta del pasillo abrirse y luego Nate entra hasta su casillero. Esta es la primera vez que lo veo en el día, no había podido hacerlo ya que él pidió un cambio de área. Mis ojos viajan por su torso en busca de nuevos dibujos y puedo divisar uno, pero no entiendo qué es ya que su brazo cubre casi todo el tatuaje. Ahora puedo darme cuenta de lo realmente cambiado que está, sólo ha transcurrido una semana, su desaparición repentina me tuvo sin dormir por las noches y al verlo ahora... Sólo siento que es un extraño. Su expresión es dura todo el tiempo y ni siquiera sonríe. Pensar en que quizá fui yo quien lo obligó a comportarse de esta forma me pone mal.

Él ignora completamente mi presencia y abre la puerta de su casillero. Toma su ropa y se larga, vuelve a los pocos minutos y me tardo unos segundos en alivianar el dolor en mi pecho al verlo. Lleva unos jeans azules y sus converse, pero no me enfoco específicamente en eso... Sino en su camiseta, lleva la camiseta negra con la rosa grabada en lado izquierdo de su pecho, la camiseta que me había dado aquel día cuando desperté después de que hayamos estado juntos. Después de que me diera aquel orgasmo...

Cierro mis ojos con fuerza para borrar ese recuerdo. Nate saca su bolso y guarda las cosas que ya no usa. Cierra la puerta de su casillero y se cuelga el bolso al hombro.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué actúa como si fuera un robot? ¿Adónde estuvo estos últimos días? ¿Por qué me siento culpable ante su nuevo estilo?

Porque la has cagado...

Él comienza a caminar sin decir ni una sola palabra.

—¿Nate? –su nombre acaricia mi lengua y me sorprendo a mí misma cuando lo digo.

Él se detiene abruptamente y observo como los músculos de su espalda se tensan. Escucho el suspiro que suelta, pero eso no es lo que me provoca las lágrimas, sino que él hace una pequeña negación con la cabeza y comienza nuevamente su paso. Luego oigo la puerta del vestuario cerrarse y como mi respiración se agita. Mi mundo se detiene en cuanto comienzo a sentir como mi corazón se astilla y el dolor se expande por todo mi pecho, el miedo aflora en mí y me obligo a deslizarme hacia el suelo para tratar de recuperar mi estabilidad.

Mi respiración es tan fuerte que temo a que mi corazón deje de latir. Me llevo las manos al pecho y lo presiono ligeramente para que el aire pueda volver a correr con normalidad. El pasillo, la habitación y mi cuerpo se achican y siento como si el poco aire que recibo se esfumara. Sé lo que es esto, Eric me lo ha explicado cientos de veces cuando teníamos sesiones. Estoy teniendo un ataque de nervios.

The First Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon