Capítulo 51

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¡CELEBRANDO LOS 50K!
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—¿Estás segura de que te sientes lo suficientemente bien como para salir? –me pregunta Stella desde mi cama.

Me mira como si no estuviera segura de querer salir conmigo.

Termino de peinar mis pestañas con rímel y veo su imagen en el espejo.

—Lo que sucedió ayer solo fue por el calor. –miento. —Estoy bien y necesito salir y despejarme. Si no quieres hacer esto, lo entiendo.

—No, no es eso, es solo que no me agrada mucho el hecho de que bebas sabiendo que el suero debe estar en tu cuerpo aún.

Sonrío.

—Todo va a estar bien. –me giro hacia ella y apunto mi atuendo. —¿Cómo estoy?

Ella me hace un gesto con su mano y sonríe.

—Estas de lujo, eres preciosa. –dice con dulzura.

He optado por ponerme un solero al cuerpo con volados cruzados en color negro , el dobladillo me llega a unos dos o tres centímetros por encima de mis rodillas y unas botinetas bajas de cuerno negro. Llevo el cabello en una coleta a altura mediana atada con una pequeña parte de cabello.

—Creo que es medio exagerado, pero a la vez es correcto. –digo mirando mi imagen en el espejo. —A la mierda, me veo genial, tardé mucho tiempo en quererme y ahora voy a aprovecharlo. Vamos.

Me acerco a mi cama donde he dejado mi bolso marrón y me lo cuelgo al hombro. Antes de salir de mi habitación, tomo mi chaqueta de jeans y la cruzo por las tiras de mi bolso. Nos despedimos de mis padres, los cuales tampoco aprueban esta salida repentina y luego nos metemos en un taxi.

—Yo ya conocí una discoteca por ustedes. Ahora yo te llevaré a mi bar favorito. –digo cerrando la puerta del taxi antes de subirme. —A la quinta avenida, por favor. –le indico al taxista con una sonrisa.

Son casi las once de la noche cuando llegamos al bar más frecuentado de la zona.

••••

—¿Qué les sirvo? –pregunta Chris desde el otro lado de la barra.

Le ofrezco una sonrisa y termino de acomodarme en mi taburete.

—Empecemos por el lado tranquilo como me sugeriste siempre, Christopher. –río. —Yo quiero una cerveza negra y Stella... –miro a Stella y ella sonríe.

—Quiero un cóctel manhattan, por favor.
Vuelvo a mirarla y sonrío.

—Oh, Dios. –río.

—No soy una débil.

—Sus tragos. Rue. –dice dándome una chopera llena hasta el borde de cerveza negra.

Antes de beber, impactamos nuestros vasos y brindamos. Espero no terminar en un coma etílico.

Media hora después, las luces del bar se apagan y la pista céntrica abre paso de los borrachos del lugar. Ya llevo contadas dos cervezas y he decidido comenzar con algo más fuerte.

—¡Chupitos de vodka! –le grito a Chris por encima de la música.

—¡Rue! –grita Stella y me mira con terror.

Chris se coloca dos pequeños vasitos y los llena a tope con vodka tonic.

—¿A qué le tienes miedo? –pregunto y tomo un vaso para dárselo a ella.

Stella mira el vaso con inseguridad un momento pero luego lo sostiene en su mano esperando por mí. Sonrío y tomo mi chupito, brindamos y luego siento mi garganta arder. Jadeo y cierro mis ojos esperando que el escozor cese.

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