3.

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Era el lunes por la mañana, y extrañamente estábamos sentadas desayunando.

No es que no desayunáramos juntas, simplemente la mayoría del tiempo lo hacemos en la universidad porque, generalmente, Jisoo siempre tarda demasiado arreglándose o despegándose de la cama.

Y hablando de ella...

Ha estado tan extraña. No salió a ninguna parte en todo el fin de semana, siempre se encontraba pensativa y fuera de lugar, y a pesar de que dijo que se encontraba en su cama durmiendo, yo sabía muy bien que lo que hacía allí era todo menos eso.

Así que, mientras tomaba un sorbo de mi jugo de mango -mi favorito, por cierto-, me digné a preguntarle lo que le sucedía, porque no era normal ver a Jisoo callada durante tanto tiempo.

—Ji —musité.

Ella levantó la vista de sus pancakes hacia mí, señal que tomé como que debía seguir hablando.

—¿Qué te sucede?

—¿De qué hablas? —preguntó, intentando sonar confundida. Pero yo sabía que ella sabía exactamente de lo que estaba hablando.

—Sabes de qué hablo, puedo verlo en tus ojos —le dije.

Cuando finalmente aceptó que tenía razón, suspiró y soltó el tenedor en la mesa, observando su plato como si estuviera tratando de retenerse para no golpearlo contra la mesa.

—Jennie —susurró.

—¿Qué? —repetí sus palabras en mi mente, como si fuera completamente increíble de escuchar. Porque lo era—. ¿Estás así solo porque no pudiste acostarte con esa chica?

—Es que-

—¡Oh, vamos, Jisoo! Puedes tener a miles de chicas contigo, ¿pero tú la quieres a ella? Te he visto ligar muchas veces con chicas heterosexuales y de igual forma las llevas a la cama.

—¡Pero se ve tan perfecta! —lloriqueó, dando pequeños saltos en su asiento como una niña pequeña haciéndole un berrinche a sus padres—. ¿Tan siquiera la viste, Rosé? Sus ojos son como los de un gato, salvajes y misteriosos, pero al mismo tiempo tan tiernos y atrayentes. Sus mejillas son tan lindas y grandes que dan ganas de morderlas. Su sonrisa es tan linda... Y sus dedos... —llevó la cabeza hacia atrás en el asiento y jadeó— ¡Oh, Dios! Sus dedos. Son tan largos... Jichu los necesita tanto —volvió a lloriquear.

Rodé los ojos y volví a tomar un trago de mi jugo.

—Mi vagina los necesita tanto.

Me atraganté con el jugo gracias a aquel comentario tan fuerte de su parte, de modo que tuve que botar todo lo que estaba en mi boca sobre el piso. Miré el jugo y negué levemente.

《Ahí va la cosa más deliciosa sobre la faz de la tierra. Nunca te olvidaré, delicioso jugo de mango... Descansa en paz》

Me volví hacia Jisoo y fruncí el ceño, se encontraba suspirando y observando hacia un punto fijo lejos de mí. La mitad de su comida seguía intacta.

—¿Es necesario decir esa palabra?

—¿Qué palabra? —preguntó, saliendo de su trance momentáneamente—. ¿Vagina?

—Sí, ¿es necesario decirla?

—¿Cuántos años tienes?, ¿Cinco? —levantó una ceja de forma divertida—. Son palabras completamente naturales.

—Solo no la digas.

—¿Qué?, ¿Vagina?

—No.

Promise┊ChaelisaWhere stories live. Discover now