10.

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Durante el resto del día en la universidad, ellas no volvieron a hablar. Ni siquiera durante el almuerzo, y todo se había convertido en algo verdaderamente incómodo. Parecía ser que ambas habían hecho un voto silencioso o algo así.

Se miraban de forma molesta, pero no hablaban ni un poco. Ni siquiera con Lisa o conmigo.

Ahora en el auto, sin embargo, había una pequeña excepción.

—Chaeng, ¿Podrías decirle a Jennie que no pienso hablar con ella hasta que no deje de comportarse de forma infantil y me escuche?

—Bu-

—Lisa, ¿crees que puedas decirle a Jisoo que yo no pienso hablarle hasta que se escuche a sí misma?

—Yo-

—¡Eso no tiene sentido! —replicó Jisoo, volviendo hacia ella enojada.

—¡Tú no tienes sentido! 

Y ahí empezó otra discusión.

Habían permanecido en una discusión tras otra desde que subimos al auto, y ya estaba empezando a hartarme. 

Se decían infantiles entre sí, pero ambas actuaban de la misma forma, y no sabía si iban a arreglarlo a pesar de que Lisa me dijo que lo harían.

Cuando bajamos del auto en casa de Jennie y Lisa, lograron callarse pos unos instantes... Solo hasta que entramos al apartamento y regresaron a su discusión loca.

—¡¿Por qué no me escuchas?! —gritó Jisoo, lanzando su mochila al sofá.

Kuma salió corriendo hacia la cocina al escucharlas.

—¡¿Por qué no me escuchas tú?! —gritó de vuelta Jennie—. ¡Ese imbécil se merecía totalmente lo que le hice y más!

—¡Lo sé, pero tú no entiendes que te meterás en problemas!

—¡No me importa!

—Aish, ¡¿por qué eres tan... terca?!

—¡¿Tú por qué eres tan incoherente?! —contraatacó la castaña.

Ambas iban acercando mutuamente cada vez que lanzaban una palabra.

—¡Imprudente!

—¡Mandona!

—¡Egocéntrica!

—¡Insensata!

Y justo cuando Lisa y yo nos preparamos para separarlas pensando que se iban a agarrar a golpes, algo sorprendente pasó.

Unieron sus labios en un beso completamente apasionado, con manos, chasquidos y lenguas por doquier.

Jisoo dio un pequeño salto y envolvió sus piernas alrededor de Jennie, quien amasó su trasero y empezó a caminar con ella hacia las escaleras.

Con las bocas abiertas, la rubia y yo intercambiamos una mirada antes de estallar en risas.

—Sabía que todo terminaría así —comentó Lisa, limpiando una lágrima de su rostro, producto de las carcajadas.

—¿Enserio?

—Por supuesto. Son ellas de quienes hablamos.

—Es cierto —concordé.

Tras unos segundos en silencio, Lisa se calmó un poco y habló.

—Uhm, ¿quieres cenar conmigo hoy? —preguntó con cierto nerviosismo—. Porque no creo que esas dos vayan a salir en un largo rato.

Me enterneció que, a pesar de haber pasado conmigo todo el día, ella aún haya querido llevarme a cenar. No obstante, y pese a mis enormes ganas de quedarme con ella, tuve que desistir.

Promise┊ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora