22.

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Durante el resto del vuelo Minji tomó asiento sola excusándose para tomar una siesta porque se encontraba algo cansada, había tenido que quedarse despierta hasta tarde para poder terminar algunos asuntos pendientes y así tener libre sus vacaciones, de modo que nosotras asentimos y tomamos asiento juntas. Jisoo a mi lado y detrás de nosotras Lisa y Jennie. 

Jisoo se encontraba jugando con su teléfono —como la mayoría del tiempo— con sus audífonos puestos y mirada concentrada. Yo, por mi parte, degustaba los maravillosos platillos del avión.

Y hablando del avión... Sé que sólo íbamos a volar durante una hora aproximadamente, pero Minji había alegado que iríamos en primera clase y no pudimos objetar. Yo había viajado en primera clase antes, gracias a Jisoo, pero nunca iba a acostumbrarme. Los asientos eran tan cómodos y la comida sumamente exquisita... Podía tener lo que yo quería y lo adoraba. En cuanto a platillos se refería, claro.

De vez en cuando Lisa se volteaba hacia mí para sonreírme e intercambiar algunas palabras, puesto que estaba algo aburrida, y Jennie... Bueno, ella también se encontraba durmiendo —o eso me había dicho Lisa cuando le pregunté—. 

Cuando por fin aterrizamos extendí mis brazos hacia el cielo e inhalé con una gran sonrisa mientras caminábamos para subirnos al auto que nos llevaría directo a la casa de Minji. Lisa sonreía, y sabía que ella quería tomar mi mano casi tanto como yo quería tomar la suya, pero las maletas en sus manos y la presencia de Minji no se lo permitían. Era una lástima.

Al estar fuera un hombre alto de traje nos recibió y, tomando las maletas de las manos de Jennie, Lisa y Jisoo, nos guió hacia una minivan blanca y actualmente nos encontrábamos a pocos minutos de llegar a nuestro destino.

Esta vez, Lisa había podido tomar asiento a mi lado, Jisoo se sentó junto a su madre y Jennie quedó sola en los asientos traseros, extendiéndose para poder dormir nuevamente. 

—¿Cuándo llegará mi tía Dara? —pregunté cuando había recordado la presencia de mi tía en el viaje.

Lisa trazaba círculos diminutos sobre mi mano con su pulgar. Su calor era muy reconfortante.

Minji contestó, sin necesidad de voltear.

—Ella está esperándonos.

De repente, ante esas palabras, la emoción me inundó. Iba a poder ver a mi tía nuevamente.

Lisa rió ante mi entusiasmo y besó mi mejilla.

—¿Emocionada?

—Sólo un poquito —contesté sonrojada.

Todas en el auto rieron ante mis palabras —a excepción de Jennie, pues estaba dormida— y nuevamente el silencio nos inundó hasta llegar al lugar.

Al entrar, el auto se detuvo unos instantes, obligándonos a mirar por las ventanas para ver qué sucedía.  Justo frente a nosotras se erguía un portón enorme —probablemente para mayor seguridad— que se abrió completamente en cuestión de segundos para permitirnos la entrada. Y en cuanto pusimos los pies en la tierra, todo empezó a dar vueltas a nuestro alrededor.

La casa, que realmente no era tan grande como pensé que sería, sí era sumamente hermosa. Estaba pintada de blanco, tenía arreglos en madera y enredaderas colgando estratégicamente, puertas corredizas de vidrio y lámparas, supongo que para mejor iluminación en la noche, pero por supuesto, lo primero que vimos al entrar fueron los escalones y algunas hamacas a un costado.

—¡Yo primero! —gritamos Jisoo y yo, corriendo y subiéndonos a la misma hamaca al mismo tiempo.

Minji se echó a reír y de inmediato dos mujeres aparecieron del interior con sonrisas amables en sus rostros.

Promise┊ChaelisaWhere stories live. Discover now