45.

2.7K 169 99
                                    

Después de tomar una ducha con agua caliente —luego de que mi novia casi se la terminara—, salí del baño secando mi cabello con una toalla cuando encontré a Lisa con su teléfono en la mano acostada sobre mi cama mientras hablaba con alguien, al parecer por vídeo llamada. Se percató de mi presencia y, volteando a observarme, estiró una mano hacia mí.

Tomé asiento en la cama, después de tirar la toalla hacia la pila de ropa sucia, y me acerqué un poco a ella.

—¿Con quién hablas? —pregunté en un susurro, no quería interrumpir su llamada.

Ella volteó a verme con una sonrisa y levantó el edredón para permitirme acurrucarme a su lado.

—Míralo tú misma —susurró de igual forma.

Volteó el teléfono hacia mí y de forma inmediata el rostro de una mujer mayor, ajustando sus lentes y entrecerrando los ojos para ver mejor la pantalla, apareció ante mí.

La sonrisa que se extendió por mi rostro no tenía precio. Hace tantos años que no la veía.

—¿Lalisa? ¿Eres tú, hija? —Musitó, presionando algunos botones en su pantalla—. Creo que ya descompuse esta cosa. ¿Por qué me sale la foto de una señorita aquí? ¡Chitthip! ¡Ven a ayudarme!

Lisa se echó a reír y de inmediato se puso junto a mí para que la mayor a viera.

—Oh, sí eres tú. ¡Olvídalo, no la descompuse! —gritó de regreso y volvió la vista hacia nosotras con una sonrisa—. Y bien, ¿no me vas a presentar a la señorita contigo?

Mi novia soltó una risa.

—Pero si ya la conoces, abuela.

La mujer levantó una ceja.

—¿Ah sí? —se lo pensó unos instantes, antes de cambiar su expresión a una un poco calmada—. ¿No será...?

Lisa, sonriente, asintió.

—Es Chaeng, abuela.

La mujer sonrió esta vez, las arrugas en su rostro aparecieron brevemente.

—¡Chaeyoung! ¡Mira cuánto has crecido! Ya eres toda una señorita.

Me sonrojé levemente, pero asentí con una sonrisa.

—Es bueno verla nuevamente, señora Goon.

—Vamos cariño, te conozco desde hace mucho tiempo. Dime Mintty —volvió a sonreír—. Me alegra tanto que se hayan reencontrado. Lalisa no paraba de hablar de ti todo el tiempo.

—¿Ah sí? —inquirí con diversión.

—¡Abuela! —chilló Lisa con las mejillas rojas.

—Oh, por supuesto. Todo el tiempo, cuando se bañaba, cuando comía, cuando despertaba, cuando se iba a dormir, cuando jugaba. Creo que hasta Jennie se había cansado.

—Abuela, por favor.

—Pues qué bueno que ya no tenga que hablar de eso porque está aquí —murmuré, tomando su mano por debajo del edredón y le sonreí.

—Sí, ya no sabía qué más decirle para que se tranquilizara.

—¡Abuela! —chilló otra vez, haciéndonos reír.

—¿Cómo has estado, pequeña? —me preguntó la mujer, después de reír—. ¿Has comido bien todo este tiempo?

Asentí con una sonrisa.

—Síp, aunque extraño sus galletas.

—Extraño cocinar para ustedes también. Desde que Lisa y Jennie se fueron no he tenido buenos jueces para mis creaciones. ¿Aún tienes esa extraña obsesión por el mango? Porque mejoré mi receta de tarta de mango. Espero que Lisa te traiga para las próxima vacaciones. Si es que no vuelve a irse a una isla sin enviarme una invitación.

Promise┊ChaelisaWhere stories live. Discover now